Unos 156,4 millones de brasileños elegirán este domingo al próximo presidente del país, en medio de una campaña tensa y violenta. El favorito en las encuestas es el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, que encabeza todas las encuestas y podría imponerse en primera vuelta. Para eso necesita obtener el 50% de los votos válidos. En la vereda de enfrente, el jefe de Estado Jair Bolsonaro, que busca la reelección y ha puesto en duda la transparencia de los comicios, intentará forzar un ballotage el 30 de octubre.
Las elecciones definirán el rumbo de la principal economía de América Latina y del primer socio comercial de la Argentina. Según la última encuesta difundida por Datafolha, el líder del Partido de los Trabajadores alcanzaría un 50% de los votos válidos, mientras que el actual mandatario quedaría rezagado con 36% de los sufragios.
En las últimas horas antes de los comicios, Lula da Silva y Bolsonaro recorrieron las calles de San Pablo, la mayor ciudad del país, intentando movilizar a sus seguidores. El gran objetivo del dirigente de izquierda es bajar lo máximo posible el ausentismo electoral, para obtener una victoria en primera vuelta, mientras que el presidente busca sorprender a los analistas políticos y crecer en el tramo final de la campaña.
No se cruzaron en sus recorridos por la capital financiera de Brasil, donde votan más de 40 millones de brasileños.
La recorrida final de Lula partió de la intersección de la tradicional Avenida Paulista y la calle Augusta, en el centro de la ciudad, donde miles de militantes se concentraron con banderas y pancartas para acompañar al líder del Partido de los Trabajadores (PT). El ex presidente estuvo junto al candidato a gobernador de San Pablo, Fernando Haddad, y su compañero de fórmula, Geraldo Alckmin, con quienes -a bordo de un automóvil- encabezó una caravana multitudinaria.
El cierre de campaña de Bolsonaro
Bolsonaro también eligió San Pablo para hacer su última aparición pública antes de la votación. Lo hizo junto a sus candidatos con una "motociada", la tradicional caravana de motos que hace junto a sus militantes.
Entre banderas de Brasil, el postulante a la reelección se mostró confiado en el triunfo. Mañana el presidente votará en Río de Janeiro y luego esperará los resultados en Brasilia junto a su familia.
La preocupación en el búnker de Lula y en algunos sectores de la política brasileña pasa por el mensaje que podría dar Bolsonaro en caso de ser derrotado. El temor es que desconozca los resultados, levante sospechas sobre un presunto fraude e intente buscar un “6 de enero a la brasileña", reeditando el desafío constitucional de Donald Trump en los Estados Unidos.