La institución garante de la Constitución rechazó además un pedido de la oposición de izquierda de celebrar un referendo para limitar la edad de jubilación a 62 años, mientras que censuró algunos puntos menos controvertidos del proyecto sacado por decreto.
La decisión fue recibida con abucheos por parte de los manifestantes congregados en la plaza de la Alcaldía de París. Poco antes corearon: "Constitucional o no, esta ley no la queremos", "Continuaremos hasta su retirada" y "Fuera Macron", constató la agencia de noticias AFP.
El Constitucional validó el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030, pese al constante rechazo desde enero de los sindicatos y de una mayoría de franceses, según los sondeos.
Aunque anuló partes de la reforma, como la obligación para las grandes empresas de comunicar cuántos trabajadores de más edad tienen contratados, la validación de los puntos clave de la ley es un triunfo para el Gobierno.
"Si hay censura de ciertos puntos (...) pero no de los 64 años, entonces no servirá para resolver el conflicto social", había advertido más temprano el líder del sindicato moderado CFDT, Laurent Berger.
La tensión sigue presente en las calles: desde el 7 de marzo, cuando se manifestaron entre 1,2 y 3,5 millones de personas, según las autoridades y la Confederación General del Trabajo (CGT), respectivamente, las marchas son menos numerosas, pero la intensidad amenaza con remontar.
Hoy se dieron de nuevo bloqueos en los accesos a Ruán (noroeste) y en una plataforma de alimentos en Estrasburgo (noreste).
Los sindicatos ya habían avisado de que, independientemente de la decisión, el conflicto social no se terminaría.
"La lucha continúa", dijo el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon. "El destino político de la reforma de las pensiones no está sellado", aseguró por su parte la ultraderechista Marine Le Pen, a quien la crisis actual beneficia en los sondeos.
Unas horas antes de conocerse la decisión, Macron propuso a los sindicatos franceses una reunión el próximo martes, indicó la presidencia, como "el inicio de un ciclo (...) que continuará las próximas semanas".
El mandatario está acusado de haber creado una "crisis democrática" al decidir el 16 de marzo adoptar por decreto su reforma, ante el temor de perder la votación en el Parlamento donde carece de mayoría absoluta desde junio.
Con esta ley, que según el Gobierno busca evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, el presidente también se juega poder aplicar su programa reformista durante su segundo mandato hasta 2027.
"Mantener el rumbo, ese es mi lema", dijo hoy durante una visita de las obras de restauración de la catedral de Notre-Dame en París.
Los denominados nueve "sabios" del Consejo Constitucional son escogidos por los presidentes de Francia y de las dos cámaras del Parlamento y su composición actual es favorable a Macron. Entre ellos se encuentran dos ex primeros ministros, el socialista Laurent Fabius y el conservador gaullista Alain Juppé.
Por eso, previo al fallo, muchos franceses y analistas auguraban una decisión favorable al Gobierno.