Durante tres décadas, la historia de la economía mundial ha girado en torno a un argumento clave: la metamorfosis de China en un Eldorado moderno. Siga la línea, decía la sabiduría popular, y le esperarán riquezas. Ahora, de repente, la marea ha cambiado. Tras casi siete años de una lluvia constante de dinero, las empresas están sacando capital del país. En los últimos seis meses, la inversión extranjera directa en China ha pasado a ser negativa.
Jens Nordvig, antiguo economista jefe de mercados globales de Goldman Sachs, y una de las voces más solicitadas de Wall Street, señaló el cambio de tendencia en Twitter, al tiempo que afirmaba que "no está recibiendo suficiente atención".
El cambio se produce incluso después de que China atrajera cientos de miles de millones de dólares de empresas extranjeras durante el apogeo de la pandemia, según datos de la empresa de Nordvig, Exante Data.
Nordvig dijo que la última vez que las inversiones extranjeras fueron negativas fue en 2016, "pero en aquel momento fue porque China vio un 'boom de salidas' con grandes fusiones y adquisiciones salientes, que desde entonces se han cerrado. Las entradas nunca han sido tan débiles".
No hay que pensar demasiado en lo que ha cambiado desde entonces.
La política de Cero-Covid de China ha hecho que la economía del país funcione a golpes. Las crecientes tensiones geopolíticas pueden haber alcanzado un punto de inflexión - y eso incluso antes de que los globos chinos empezaran a recorrer Estados Unidos-; y las empresas están buscando diversificar sus cadenas de suministro. En otras palabras, averiguar cómo no depender totalmente de la fabricación china, después de que la pandemia les hiciera darse cuenta de que la resistencia es tan importante como la eficiencia.
Eso podría significar que las empresas están ahora menos preocupadas por ganar dinero en China y más centradas en asegurarse de que pueden sacar su dinero antes de que sea demasiado tarde.
Las corporaciones multinacionales "que invierten en China pueden estar cada vez más preocupadas por el retorno *del* capital que por el retorno *sobre* el capital", tuiteó Matthew Pines, director de inteligencia de la firma de ciberseguridad Krebs Stamos Group, en respuesta a Nordvig.
El cambio en la inversión extranjera directa es importante para China, pero también tiene importantes implicaciones para el futuro de la globalización y las tendencias inflacionistas, según Nordvig. Trasladar fábricas fuera del país tendrá un costO, que casi con toda seguridad se trasladará a los consumidores. Y no hay garantías de que Vietnam, India o cualquier otro país puedan igualar los precios bajos de China.
"China se está reabriendo y el crecimiento está volviendo, eso está claro", tuiteó Nordvig. "Pero muchas cosas han cambiado bajo la superficie, y puede que no todo se normalice de la misma manera. Lo dejaré así".