Hasta el uruguayo más citadino recuerda la fiebre aftosa. Sus efectos permearon en todo el territorio causando la pérdida de 1,9% del PIB entre 2001 y 2003. Esa experiencia marcada a fuego en los años más críticos del país hace que Uruguay sea, en la actualidad, el mejor de la clase en la región en cuanto a prevención de esta enfermedad que afecta al ganado, y la biotecológica Biogénesis Bagó es una de sus grandes aliadas para no perder la conducta.
José Ignacio Arrospide tiene 43 años, es médico veterinario y tiene un MBA en gerencia y dirección de negocios. Dirige la filial uruguaya de la empresa especializada en desarrollo, producción y comercialización de soluciones destinadas a la salud animal y ambiental. Sus productos están presentes en más de 60 países de América, Asia, Europa, Medio Oriente, Norte de África y Oceanía. La marca considera que es fundamental tener presencia en Uruguay no solo por una cuestión de mercado, sino porque el peso que tiene el rubro agropecuario en el país, y viceversa.
Arrospide trabaja en Biogénesis Bagó hace casi 10 años, pero pertenece a una familia con un largo linaje en el agro, de siete generaciones vinculadas al sector. Desde su rol en la biotecnológica habla de lo fundamental de los bancos de antígenos para estar preparados ante brotes y pandemias y también de cómo mejorar la eficiencia productiva en el ganado uruguayo.
A continuación, un resumen de la entrevista que Arrospide mantuvo con Forbes Uruguay.
¿Dónde está el foco de Biogénesis Bagó?
Biogénesis Bagó es una empresa multinacional con presencia en más de 60 países y tiene más de 1.000 colaboradores en el mundo. En Uruguay, nos enfocamos en transferir tecnología y conocimientos para mejorar la sanidad y productividad en el sector agropecuario. Nuestro laboratorio se especializa en brindar soluciones, como vacunas contra la fiebre aftosa, y manejamos bancos de antígenos para varios países. En regiones como Corea del Sur y Vietnam, por ejemplo, somos proveedores de vacunas y colaboramos en mantener el estatus sanitario de sus rodeos.
Sobre la fiebre aftosa, ¿cuál es tu opinión sobre el plan de Brasil de dejar de vacunar? ¿Por qué creés que en Uruguay no se ha planteado hacer algo similar?
En Uruguay dejar de vacunar sería arriesgado. Brasil ha tomado su decisión considerando sus propios argumentos, pero aquí eso conllevaría el peligro de una posible reintroducción de la enfermedad y el impacto económico que podría traer. Uruguay ya vivió un brote de fiebre aftosa en 2001, y la experiencia nos enseñó que la vacunación es crucial para mantener nuestro estatus sanitario y los mercados abiertos. Si bien somos un país libre de aftosa con vacunación, el riesgo de contagio por los movimientos regionales es real. En mi opinión, los beneficios de vacunar superan cualquier posible ventaja económica que podría obtenerse al dejar de hacerlo.
¿Cómo se maneja Uruguay respecto a la fiebre aftosa en comparación con otros países? ¿Estamos preparados para cualquier eventualidad?
Totalmente. Uruguay aprendió mucho del brote de 2001, cuando Biogénesis Bagó fue clave al ofrecer soluciones rápidas y vacunas. Desde entonces, nuestro país se ha mantenido libre de fiebre aftosa con vacunación, y continuamos proveyendo las vacunas al Estado para mantener ese estatus. Hoy en día, estamos en una situación de tranquilidad gracias a la vacunación y la prevención continua. Sin embargo, debemos mantener la vigilancia, sobre todo considerando que Brasil y otros países en América Central puedan representar un riesgo si deciden dejar de vacunar.
¿Qué medidas de prevención o herramientas crees que Uruguay debería reforzar para mantener un stock vacuno productivo?
Uruguay ha avanzado mucho en profesionalizar las unidades productivas. Las nuevas tecnologías, como la biotecnología aplicada a la reproducción, y las estrategias preventivas en sanidad animal están ayudando a que nuestros rodeos sean más eficientes y rentables. El uso de vacunas es esencial para prevenir enfermedades zoonóticas como la leptospirosis, que impactan tanto en la salud animal como en la humana. En cuanto a las biotecnologías, la inseminación artificial a tiempo fijo, por ejemplo, ayuda a mejorar los índices reproductivos y la calidad genética de los rodeos, contribuyendo a aumentar el stock y la productividad en el largo plazo.
Recientemente adquirieron la empresa farmacéutica biotecnológica de origen español enfocada en la prevención para la salud animal y humana HIPRA, y se expandieron en el área de hormonas. ¿Qué buscan con esa inversión?
La compra de la línea completa de soluciones para la reproducción animal de HIPRA nos permitió reforzar el portafolio sumando productos complementarios, llegar a 30 nuevos mercados, consolidando nuestra presencia en Medio Oriente, norte de África y Latinoamérica y comenzar sus operaciones comerciales en Europa.
Hablaste de la importancia de la tecnología en mejorar los rodeos. ¿Cuáles son los desafíos actuales para alcanzar los niveles de producción deseados en Uruguay?
Uno de los desafíos es la eficiencia productiva. En 2022, tuvimos un porcentaje alto de preñez, pero el stock vacuno no ha crecido como se esperaba, debido a diversos factores. El objetivo de alcanzar los tres millones de terneros sigue siendo una meta más que una realidad. La clave para aumentar el stock vacuno es la prevención de enfermedades y el uso de tecnologías como la inseminación a tiempo fijo, que mejora los índices reproductivos y la genética de los rodeos. Esto es crucial no solo para incrementar el stock, sino también para mejorar la rentabilidad y sostenibilidad del sistema ganadero uruguayo.
En términos de mercado, ¿qué objetivos tienen para el próximo año?
La empresa ha definido tres líneas de productos estratégicos: biológicos, hormonales y micronutrientes inyectables, además de nuestra reconocida línea de antiparasitarios. En cuanto a los productos biológicos, nuestro enfoque está en producir vacunas de alta calidad, y en la línea hormonal nos concentramos en el paquete de soluciones reproductivas, como la inseminación a tiempo fijo. Los micronutrientes inyectables, como vitaminas y minerales, están orientados a mejorar las ganancias de peso y los porcentajes de preñez. Estas son las cuatro áreas clave donde estamos concentrando nuestros esfuerzos para potenciar la productividad en el sector ganadero del país.
¿Cuáles son las principales ventajas de la inseminación artificial a tiempo fijo?
Esta tecnología tiene múltiples beneficios, algunos que se ven a corto plazo y otros que quizás no son tan tangibles de inmediato. Básicamente, permite inseminar todo un rodeo en un solo día, lo que facilita el manejo y el uso del tiempo. En promedio, puedes lograr una tasa de preñez del 50 a 60% en ese mismo rodeo. Además, permite utilizar material genético de alta calidad, incluso de animales de alto valor que no están físicamente en el país. Así, se logra un rodeo más homogéneo, tanto en genética como en fecha de parición, lo cual se traduce en terneros de mejor calidad. Por ejemplo, cuando hacés el destete en otoño, estos terneros tienen entre 50 y 60 kilos más que el promedio, lo que representa una ganancia económica importante al venderlos, especialmente considerando el valor de mercado de la carne.
Antes mencionaste el concepto de "banco de antígenos". ¿Podrías explicar en qué consiste y su importancia para Uruguay?
El concepto es similar al seguro de un auto: esperas no tener que usarlo, pero en caso de emergencia, podés contar con él. No es algo que tengamos en el día a día, pero es fundamental para Uruguay, China o en la región del NAFTA (tratado de libre comercio que incluye a Estados Unidos, México y Canadá), que ya cuentan con uno. En nuestro caso, el banco de antígenos consiste en vacunas ultra concentradas y congeladas que se almacenan para utilizar en caso de un brote. Si surge un foco, en pocos días tenemos millones de dosis listas para vacunar de forma masiva. Aprendimos mucho del brote de aftosa de 2001 —como hablamos anteriormente—, cuando la fiebre aftosa causó pérdidas enormes. En esa ocasión, Biogénesis Bagó fue fundamental, no solo por proveer vacunas, sino también por compartir conocimiento técnico que permitió recuperar el estatus sanitario del país.
¿Es comparable con la pandemia del Covid-19?
Sí, podríamos hacer un paralelismo con lo que sucedió con el Covid-19, que nos enseñó sobre cómo responder a pandemias. La gente aprendió términos como PCR y hoy lo ven como algo común, pero en su momento fue una novedad. Esa experiencia nos demuestra la importancia de tener reservas como los bancos de antígenos. Si hubiéramos tenido un banco de vacunas Covid, habríamos accedido a ellas mucho más rápido. En términos de fiebre aftosa, esto funciona igual. Un banco de antígenos permite tener la vacuna lista en caso de un brote, lo cual es vital para proteger nuestro estatus sanitario y económico. Creo que esta es una reflexión valiosa, porque mientras mantengamos este seguro, podemos operar con mayor tranquilidad en nuestro país y proteger nuestros mercados internacionales.