En su agenda para el desarrollo sostenible 2030, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló que las fintech son impulsoras de la inclusión financiera y contribuyen a reducir las desigualdades económicas y sociales.
Con esa visión coincidieron Bárbara Mainzer, Martín Guerra y Martín Larzabal, speakers del panel “Coyuntura e inclusión financiera” realizado en la primera edición en Uruguay de Forbes Revolución Fintech.
Larzabal, CEO de Cryptotrust -empresa fiduciaria orientada al mundo de las criptomonedas y blockchain- planteó que las fintech son “el catalizador perfecto de la inclusión”. En esa línea, el fundador de Incapital Martin Guerra añadió que los bancos no son una “buena” solución para las pymes, razón por la que hay una buena parte de la población desatendida.
“En Uruguay una pyme no tiene una respuesta buena. En todo el planeta es un sector desatendido y lo mismo pasa con las personas. La oferta que tienen los bancos no es de alta calidad”.
Más allá de su rol como impulsoras de la inclusión, el gran reto para las fintech está en mantener el impulso que las llevó a emerger en un contexto desafiante para todo el sistema.
Jugar de cerca
La directora ejecutiva de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay, Bárbara Mainzer, resumió el escenario económico actual en pocas palabras: mayor inflación, menor crecimiento global y aumento en las tasas de interés.
Además, algunos sucesos impactaron fuertemente en la industria este año, como el colapso y la quiebra de tres importantes bancos estadounidenses –Silicon Valley, Signature y Silvergate– en cuestión de semanas.
“Claramente no es la situación de Uruguay, que tenemos bancos sólidos, bien capitalizados y regulados”, aclaró la economista.
Pero las fintech uruguayas no permanecen ajenas al contexto global. Las valuaciones de las compañías en todo el mundo bajan fuertemente debido a cambios en los modelos de valuación en los que se pondera la rentabilidad por sobre el crecimiento, lo que trajo a su vez cambios en la oferta de productos, ahora orientados a rentabilizar el negocio de forma rápida.
Así lo explicó el fundador de Incapital, una compañía de inversión privada con perfil emprendedor: “El modelo de valuación cambió a partir de los cambios que se están procesando a nivel mundial. De utilizar más indicadores o criterios de crecimiento para los modelos de valuación, se pasaron a utilizar mucho más los criterios de rentabilidad”.
Este contexto, no obstante, está acelerando el acercamiento entre las fintech y la banca tradicional. Mainzer indicó que “hay segmentos que los bancos no pueden explorar y lo hacen de la mano de las fintech”, y que “en muchos casos, para una fintech, entrar en un mercado es mucho más fácil de la mano de un banco”.
Tanto Mainzer como Guerra coincidieron en que las asimetrías y desarbitrajes regulatorios son responsables de que disminuya la competencia entre los diferentes jugadores del sector, y que aumente la cooperación. “Creo que es muy difícil para una fintech disrumpir el mercado bancario de medios de pago. Los casos se cuentan con los dedos de dos manos”, dijo Guerra, y agregó que asociarse con un banco es “super aconsejable” para una fintech.
A pesar de lo desafiante del contexto, los inversores siguen apostando a las fintech. Larzabal recordó que en 2022 se atravesó un shock de tasas reales “como nunca antes se había vivido” y que aún así fue uno de los mejores tres de los últimos diez años para la industria de financiamiento de capital de riesgo, con 250 mil millones de dólares recaudados.
“No se produjo desaceleración o desplome de la inversión en capital de riesgo. 2022 terminó con récord de financiación de venture capital”. No hubo desaceleración, pero sí un cambio en el foco de los inversores, agregó.
En la misma línea, aseguró: “Cambiaron la estrategia a los emprendedores, focalizando más en mejorar el margen y no tanto mirando el crecimiento. Hay que hacer rendir cada dólar”
Educación para incluir
Un paso previo a la inclusión financiera, según los panelistas, es la educación en finanzas, otro de los temas expuestos en el panel moderado por el periodista Federico Comesaña. Según Mainzer, “los niveles de educación financiera son muy malos” en Uruguay y en el mundo, mientras que los desafíos no paran de aumentar.
“Y todo el mundo de las fintech nos expone a más riesgos. ¿Cómo me manejan los datos? Me expongo más a riesgo de fraude, a ciberdelito, y es muy difícil como usuario poder identificar quién maneja bien mis datos y quién no. La educación financiera es clave”, concluyó.
Larzabal, por su parte, planteó que en el mundo de las criptomonedas convendría hablar de “alfabetización digital”. “Interactuar con protocolos de finanzas descentralizadas es sencillo pero requiere ciertos skills”, consideró.