Más libertad económica, una agenda de reformas sofisticada e innovación son algunos de los aspectos fundamentales para impulsar a Uruguay a tener un mayor desarrollo en un contexto regional que lo tiene bien posicionado de cara al mundo y en relación con la inestabilidad de los países vecinos.
Tras un magro dato de crecimiento para la economía uruguaya en 2023 por los efectos de una severa sequía, Hernán Bonilla, presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), se mostró optimista con el desempeño de la actividad para este año y proyectó una expansión sobre el eje del 4% o “incluso algo más”.
Recordó que el año pasado se crearon unos 40.000 nuevos empleos y que “realmente se notó” una baja de la inflación, luego de décadas de una evolución de precios altos en términos comparados (8%), solamente superado por países como Argentina o Venezuela en la región. Bonilla también valoró la mejora del desempeño de las cuentas públicas por la aplicación de la regla fiscal, algo que permitió una mejora de la calificación crediticia y “emitir deuda con las tasas más bajas de la historia”.
En una mirada de más largo plazo, el director del CED dijo que en una perspectiva de 10 años, la economía uruguaya creció a una tasa de poco más de 1% promedio anual. “Esto nos plantea un desafío en materia de crecimiento; tenemos que crecer bastante más”, aseguró.
De todas formas, Bonilla mostró su satisfacción con que en la campaña política esté sobre la mesa qué debe hacer el país para llegar al desarrollo económico. Agregó que para crecer más se requiere una “agenda de reformas que tienen cierta sofisticación”. Eso implica tener una economía “mucho más abierta que la actual” para lo que hay que tener en cuenta factores como aranceles, tasa consular, permisos de importación, o mercados cerrados “que no tienen razón de ser”. “Uruguay requiere de un impulso hacia una mayor libertad económica para alcanzar el desarrollo”, resumió.
El mejor del salón
María Fernanda Boidi, directora de Operaciones de campo y Alianzas Regionales, LAPOP Lab, Vanderbilt University aseguró que Uruguay continúa sobresaliendo en distintos indicadores comparables en la región en materia de opinión pública. Por ejemplo, el Barómetro de la Américas muestra a Uruguay “al tope” en lo que refiere al “compromiso de sus ciudadanos” con su sistema político y con la democracia, “algo que no es poca cosa en el concierto regional”.
Añadió que Uruguay es el país donde los ciudadanos “están más satisfechos” con cómo funciona la democracia y, a su vez, es considerado el “mejor sistema” en el cual puede funcionar una sociedad. “Más importante aún en este contexto electoral es que es el país de la región donde los ciudadanos más confían en las elecciones. Los procesos electorales han sido muy degradados en muchísimos países de la región”, recordó Boidi.
La experta en opinión pública indicó que los uruguayos son también los “más interesados” en las noticias políticas y sobresalen por tener un alto porcentaje de “alfabetización digital”, un aspecto clave, por ejemplo, para hacer frente a las campañas de noticias falsas.
Los que se reinventan
“Uruguay es una isla institucional y macroeconómica en la región”, resaltó Mariano Paz, CEO de Softys, y relató cómo su empresa logró dar un giro para enfocarse en un nuevo modelo de negocios y así asegurar su supervivencia.
En ese sentido, aseguró que la compañía que lidera, una industria tradicional y pesada, “es viable y rentable" pero, aseguró, “había que animarse a reinventarse”. En este marco, explicó que hace seis años la empresa tomó la decisión de ser ”Uruguay for export", lo cual requería sumar valor agregado, innovación, cambios en los procesos productivos y también en los recursos humanos.
Luego de esa transformación, Softys se focalizó en productos de nicho de mayor valor agregado y el año pasado exportó desde Uruguay un papel higiénico doble hoja “súper premium” para Argentina o un producto “semielaborado a Houston”. “Tuvimos que dejar de hacer commodities para centrarnos en productos que quizás para otros son complicados”, explicó.
A futuro, consideró que hay que seguir “profundizando el modelo” y sumar la “sostenibilidad como un eje” para las exigencias que demandarán los mercados. “Soy un convencido de que la industria uruguaya es viable y es rentable, pero hay que trabajar internamente. La macroeconomía irá por su camino; eso no lo podemos manejar”, finalizó.
La industria que “acelera”
El avance y desarrollo de la industria de la tecnología de la información y comunicación (TIC) ya es una realidad para Uruguay y se avizoran nuevas oportunidades para dar otro salto.
Enrique Topolansky, director ejecutivo del Centro de Innovación y Emprendimientos (CIE) de Universidad ORT Uruguay, consideró que la industria de la innovación en Uruguay se viene “acelerando” y eso se percibe en el interés de las empresas. “Antes no nos tenían en el radar Google, Microsoft LAB, Newlab y ahora deciden instalarse en el país”. Agregó que este nuevo sector tiene una visión un “poco distinta” a los tradicionales, que a veces suelen preocuparse por la llegada de nuevos jugadores. “Acá es todo lo contrario: cuánto más empresas internacionales se instalan, se genera un optimismo y una fuerza de atracción que lleva a la aceleración”.
El especialista dijo que ese proceso que arrancó hace poco más de 20 años lleva a que Uruguay esté posicionado como “un hub regional”, que derrama en más exportaciones y empleo altamente remunerado.
“Para seguir en este baile de la innovación, hay que trabajar en un área que es la de los Recursos Humanos. Cuando miramos el futuro, lo que nos está faltando es aumentar los Phd, no para que estén investigando sino para que estén innovando y estén más cerca de las empresas”, finalizó Topolansky.