La industria financiera es clave para avanzar hacia un mundo más sustentable, alineado con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de cara a 2030. El impacto que se logre no viene dado solo por los proyectos que se financian sino por la participación del banco en la cadena de valor, aseguró Lucía Cabanas, gerenta de Marketing, Sustentabilidad y Comunicación Corporativa en Itaú Uruguay,
En el marco de la primera edición local de Forbes Sostenibilidad Summit, la ejecutiva destacó el rol de las finanzas sostenibles y la hoja de ruta del banco. Si bien indicó que este es un camino que Itaú ya trazó y decidió transitar, en un comienzo fue un desafío enorme.
“Es un camino de valientes, te abrís a la escucha real de tu público de interés, de tus clientes, de tus colaboradores. Te van a decir un montón de cosas buenas, porque te están eligiendo, y te van a decir (que notan) un montón de incoherencias y tenés que hacerte cargo. Esto de mirar, generar los espacios y con eso generar estrategias para seguir avanzando, creo que es de valientes”, dijo en entrevista con la directora de Forbes Uruguay, Marcela Dobal.
El reporte y su impacto
Itaú va por su quinto reporte de sostenibilidad. En un comienzo, relató la ejecutiva, lo más difícil fue sumar una actividad “voluntaria” a las tareas diarias que, en teoría, “nadie estaba pidiendo”.
Sin embargo, cuando comenzaron a realizar los reportes se dieron cuenta de que los grupos de interés querían conocer la información que estaban generando y brindando. “Cuando empezás la escucha, que es el paso uno del reporte, te das cuenta de que hay una necesidad en los grupos de interés de saber qué hacés, cómo lo haces y para qué lo haces”, afirmó Cabanas.
El proceso de realizar reportes de sostenibilidad también vulnera en cierto modo a las empresas, porque las hace mirarse en el espejo y hacerse preguntas para las que no tienen respuesta o no tienen la información, sostuvo la ejecutiva.
“Está bien vulnerabilizarse y eso obviamente despierta un montón de miedos, porque van a ver lo que hacemos y quedás expuesto. Hay preguntas en las que tenés que contestar: '´este indicador no lo tengo'´ y te tenés que comprometer a trabajar en eso”, señaló.
Un cambio de paradigma
El Bono Indexado a Indicadores de Cambio Climático que emitió el gobierno el año pasado, también conocido como “bono verde”, resultó un instrumento innovador y generó “un cambio de paradigma enorme” que conlleva un trabajo conjunto del Estado, bancos y reguladores, expresó Cabanas.
“Los factores sociales, ambientales y de gobernanza se tienen en cuenta hace un montón de tiempo a la hora de evaluar créditos, (pero) hoy hay una mirada diferente para poder, entre todos, ver cómo definimos si un proyecto es sustentable o no”, indicó.
Al respecto, aseguró que no alcanza con mostrar la capacidad de resiliencia o la capacidad de repago, sino que además es necesario que compruebe que es un proyecto de una empresa sustentable. “Ahí se necesitan marcos, conversación y certificaciones” que ayuden a probarlo, aseguró.
En ese sentido, la gerenta de Sustentabilidad de Itaú puso como ejemplo a las industrias exportadoras que “están muy reguladas” ya que es un requerimiento que se exige para poder vender a mercados internacionales.
“Pero hay otras que no, que se definen como autosustentables o te presentan un proyecto porque entienden que lo son, pero falta un estándar más definido y no solo en el plano ambiental. Lo social es muy relevante”, dijo.
Para esto, consideró, es importante encontrar sellos o certificados que ayuden a que las empresas puedan calificarse como sustentables de una forma más sólida, que se logre estandarizar y sistematizar para que tenga una escala mayor.
Foco en el impacto positivo
La estrategia de sustentabilidad del banco ya está definida desde hace tiempo, pero se va adecuando en función a los desafíos que emergen. “Es un camino flexible y de aprendizaje, pero con foco. Año tras año entendemos cuáles son los lugares donde podemos tener más injerencia y ahí ponemos foco”, indicó la ejecutiva.
Para 2023 los principales puntos de atención son aquellos proyectos que tienen impacto positivo con una mirada más amplia de lo socioeconómico.
“Los factores sociales, ambientales y de gobernanza se tienen en cuenta hace mucho tiempo para evaluar créditos. Lo que hoy hay es una mirada diferente para entre todos definir si un proyecto es sustentable o no es sustentable”, explicó.
En 2021 Itaú otorgó US$ 170 millones para proyectos de impacto positivo. A la hora de decidir quiénes reciben este financiamiento, la ejecutiva destacó que lo importante es evaluar cuáles son las industrias que están generando el cambio y que necesitan acelerar.
“Nuestro rol, además de financiar, es fortalecer al ecosistema, acompañar a la cadena de valor. Es un proceso colectivo donde estamos todos desaprendiendo para volver a aprender y ayudar a que la agenda se maneje”, concluyó.