El tema de sustentabilidad ya está en la agenda de todos los productores. Cuando empezamos a hacer el plan estratégico de investigación para los siguientes cinco años hicimos varias reuniones con gremiales de productores y, en todas, el impacto ambiental estuvo sobre la mesa.
En Uruguay no hay que salir a convencer a la gente, valoró el vicepresidente del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), Walter Baethgen durante la primera edición local de Forbes Agro Summit. En esa línea, acotó que no se puede descuidar ese aspecto en lo más mínimo.
Uruguay es un país confiable, estable, responsable. Lo peor que le puede pasar es certificar cosas malas. Ganarse la credibilidad es muy lento, pero se puede perder en horas, dijo.
La industria láctea no se queda atrás, resaltó el presidente de Conaprole, Gabriel Fernández. No solo es la más grande de América Latina, sino que además tiene clientes importantes en cantidad y otros de menor volumen, pero de mayor exigencia de calidad, como la marca de bombones Ferrero Rocher.
Tenemos entre nuestros clientes a las grandes lácteas del mundo que tienen requerimientos muy exigentes del punto de vista medioambiental, comentó.
Eso implica estar a la altura de los certificadores internacionales que inspeccionan tanto la planta como los proveedores primarios. También tenemos una certificación grassfed en los productores de la leche y tenemos un área de tambos sustentables que trabaja en distribución de agua, caminería y efluentes a nivel de predio con ingenieros mecánicos, ingenieros viales, ingenieros hidráulicos, con ingenieros agrónomos y con ingenieros químicos, explicó Fernández.
El director de la empresa ganadera Mosaica, Sebastián Olaso, señaló que Uruguay es un ejemplo en muchas áreas, pero particularmente por cómo se produce el alimento; cómo se produce carne, leche, lana es un ejemplo.
Un caso exitoso de producción premium es el de Gabriela Bordabehere, administradora de estancia La Soledad, que fue elegida por la marca Gucci como proveedora de lanas finas. Esto le implicó certificarse con los más altos estándares de calidad.
Las certificaciones te ordenan mucho el establecimiento, explicó. Te obligan a manejar normas de bienestar animal que son muy importantes.
También, comentó, hay una tendencia a auditar y certificar el proceso global de producción, que incluye el aspecto social de los trabajadores. Para mí es muy importante el cuidado de la gente que trabaja con nosotros y las comunidades, subrayó.
Bordabehere coincide con Olaso en que Uruguay está bien posicionado en temas de sustentabilidad. Partimos de una buena base y la idea es mejorar nuestros indicadores. El cuidado del campo natural, la biodiversidad, el no al monocultivo, minimizar el uso de los fertilizantes… Ya estamos en ese trabajo.
Acerca de la tendencia de los productos cárnicos cultivados en laboratorios, Olaso consideró que será una realidad que convivirá con la proteína animal, sin que esto cambie por lo menos por 30 años la tendencia de que, a mejor economía de un país, más consumo de carne.
Lo que probablemente no haya en 30 años es proteína animal producida donde antes había un bosque tropical que lo cortaste y lo prendiste fuego. Eso desaparecerá y ojalá que rápido. Sistemas como los uruguayos tienen para rato, opinó.
Por su parte, Fernández dijo que por ahora no le preocupa la competencia de la leche con los jugos de almendra, soja o avena. El consumo de lácteos en el mundo crece a una tasa importante, dijo.
Baethgen instó a evitar ver la sustentabilidad como el mero descenso de las emisiones de carbono. También hay que considerar el agua, la biodiversidad... Y la dimensión que comentó Gabriela (Bordabehere), que es la social. Ahí Uruguay tiene un paquete, explicó. Agregó que estos requerimientos ya no serán necesarios para vender más caro, sino que directamente deberán cumplirse para poder vender.