Todos queremos que le vaya bien a la selección en la Copa América, pero hay gente que tiene más que ganar o perder que otra: los empresarios del rubro de los snacks salados sin duda son de los que se juegan algo más que la gloria futbolística.
Las papitas, maníes y -en la casa de los más saludables- los frutos secos, son parte del ritual uruguayo del asado y el fútbol. A pesar de ser un producto relativamente caro (y cada vez más), la góndola de los snacks está cada vez más nutrida y variada, y no hay quiosco, por más pequeño que sea, que no tenga un espacio dedicado a ellos. De hecho, el único punto de venta que no los admite son los centros educativos, que los tienen prohibidos desde 2014.
Según la última encuesta mundial de The state of snacking hecha en 2022, el 71% consume algún tipo de snack dos veces al día (algo que ha ido en aumento) y se nota una tendencia a valorar la información nutricional y la sostenibilidad. Pero en Uruguay sigue siendo algo marginal, ya que en 2023 se vendieron 3,4 toneladas de snacks salados ultraprocesados (US$ 70,8 millones) y solo 0,4 toneladas (US$ 6,2 millones) de las snacks tipo “nuts”, es decir, frutos secos, según información brindada por EuroMonitor. Todo a pesar de que las brillantes bolsas de snacks tienen siempre al menos un octógono negro (si no más) decorándolas.
De 2019 a 2023 la venta de snacks salados se mantuvo casi igual (3,5 toneladas vendidas en 2019 frente a 3,4 en 2023, teniendo en cuenta que el 2019 fue año de mundial de fútbol), pero en dinero significó un aumento de 66%, que puede ser explicado por el encarecimiento del producto por encima de la inflación.
Estos productos (que pueden venir en presentaciones individuales pequeñas desde 17g hasta “familiares” grandes de 400g) pueden ir desde $30 en su bolsa más pequeña a $320 en el mayor tamaño. En los últimos años a las marcas más reconocidas por el consumidor uruguayo se han sumado diferentes propuestas: opciones sin gluten, más saludables y menos populares como Tostitos o Inkapapitas. Además, de la mano de los crujientes bocados se masificaron productos asociados como salsas, quesos untables, hummus y dips. Algunos comercializados por las propias marcas de snacks.
En este panorama alentador para el rubro, Grupo Bimbo este año hizo una apuesta fuerte (en especial en publicidad) con el lanzamiento de Takis, una propuesta bastante distinta a lo existente en Uruguay, que no suele consumir productos tan picantes y tiende a inclinarse más por los diferentes tipos de papas (clásicas como las Manolo, de tubo como las Pringles, con sabores originales como el de huevo frito de María Bonita) o incluso otros vegetales fritos (como los que ofrece la marca Delatierra).
Según el monitor de ID Retail, a abril de 2024, el último año el rubro snacks facturó casi $ 2.000 millones. Sus datos recogen la información de las grandes cadenas de todo el país e incluye en su muestreo “todo lo que tiene que ver con papas chips, nachos, doritos, chizitos, takis y conitos” (a lo que llaman “clásicos”) y “también maní, palichips, polaquitos o rueditas” (a lo que llaman “mini”). De estos $2.000 millones, los clásicos representaron el 83% de la facturación y los minis solo el 17%. Si se distingue por volumen de venta, los tantos cambian levemente y los clásicos representan 74% y los minis, 26%.
Es un rubro de productos que se vende bien todo el año pero que presenta un pico en diciembre, que el año pasado representó el 12% de la venta total.
Quizá la novedad que arroja este informe es que para los primeros meses del 2024, la nóvel Takis (en sus tres presentaciones picantes) ya representa un 6% del volumen de venta total y el 4% de la facturación. También se desprende de esta publicación que dentro de los clásicos, las papas fritas son las que presentan mayor incidencia, seguidas por los Doritos. En el caso de los mini: el maní es el segmento que concentra la mayor cantidad de la venta.