Trump vuelve a la Casa Blanca: sus prioridades económicas y los riesgos para Uruguay
El mandatario regresa con las mismas prédicas de cuidar a las empresas y luchar comercialmente contra China, aunque lo acontecido en su anterior mandato permite vislumbrar sus verdaderas estrategias, menos estridentes y más limitadas por la nueva realidad de la economía estadounidense.

Donald Trump vuelve este lunes a ser presidente de Estados Unidos, dejando atrás cuatro años en los que mientras fue investigado por la Justicia por el asalto al Capitolio y condenado 10 días antes de asumir por falsificación de documentos, el mundo cambió producto de la pandemia, los conflictos bélicos y los vaivenes económicos. 

Regresa con las mismas prédicas de cuidar a las empresas y luchar comercialmente contra China, aunque lo acontecido en su anterior mandato permite vislumbrar sus verdaderas estrategias, menos estridentes y más limitadas por la nueva realidad de la economía estadounidense. Mientras tanto, como pieza menor del tablero geopolítico, Uruguay mira atento lo que pase con Trump y su gobierno ya que hay eventuales riesgos en el horizonte. 

Los efectos para Uruguay y el mundo

Lo primero que está por verse es si Trump desplegará todo el abanico de medidas y anuncios que realizó en campaña o si recorrerá caminos más pragmáticos. A esta última opción adhieren los analistas, aunque plantean que ya que se decida por un camino o el otro, lo que ocurra con la economía estadounidense tendrá coletazos en todo el mundo, incluido Uruguay. 

De momento, a nivel de los mercados reina la incertidumbre sobre qué hará el gobierno de Trump a mediano plazo y prueba de ello es que hubo "un incremento en las tasas de interés de largo plazo, a 10 y 30 años", señaló a Forbes Uruguay el gerente de análisis económico de CPA Nicolás Cichevski

Entre otros aspectos, el analista repasó que en comparación con el comienzo del anterior período presidencial, en 2017, hoy el magnate tiene "un margen de acción bastante más limitado" producto del alto déficit y de una inflación que, si bien bajó, sigue por encima de la meta de la FED de 2%. Entonces, el contexto parece "desincentivar" eventuales políticas expansivas, que traerían "mayores presiones inflacionarias".

En lo comercial, de aplicarse una política agresiva de aranceles habría un menor crecimiento económico global, pero también efectos no deseados para la economía estadounidense como una suba de precios generalizada de los productos y, por ende, riesgos de más inflación. Este último efecto fue rechazado por Scott Bessent, elegido secretario del Tesoro, ya que entiende que si los aranceles se introducen gradualmente tendrán un efecto neutro y no se verán afectados los consumidores. 

Casa Blanca

Para Cichevski, "un eventual despliegue de medidas proteccionistas es claramente perjudicial a nivel agregado para Uruguay, en especial porque China, que ya viene moderando rápidamente su crecimiento, sería uno de los principales afectados por los aranceles". Sobre esto, complementó que el papel de China "no solo es relevante directamente para Uruguay -como demandante de alimentos- sino que también es clave en la fijación de precios de commodities".

Por su parte, en visión del analista Marcos Soto, decano de UCU Business School, no hay dudas que Uruguay a lo que "más atento" debe estar es a la relación de Trump con China, por potenciales acciones que debiliten a "nuestro principal mercado de exportación". Otro riesgo en el horizonte es que "las políticas proteccionistas" de Trump se extiendan al sector servicios, donde Uruguay tiene en Estados Unidos un mercado primordial.

De todas formas, el analista ve dentro de lo "incierto" del vínculo de Trump con la región una expectativa por la relación que tiene con el presidente argentino, Javier Milei. También Cichevski apuntó en esa línea que los probables "realineamientos" en el tablero geopolítico global dan margen a Uruguay "para que aparezcan algunas oportunidades, como por ejemplo el acercamiento de Europa con América Latina". 

Otro aspecto que plantea nubarrones para Uruguay es que el combo de políticas de Trump podría acarrear "eventuales condiciones financieras más restrictivas" para financiar la deuda local y en agregado reducir "los flujos de inversión hacia la región", concluyó Cichevski.

Las prioridades del nuevo período

"Una nueva edad de oro para la economía" es la promesa de Trump, en palabras de su secretario del Tesoro, Scott Bessent. Al comparecer ante el Senado, el magnate de Wall Street y asesor económico del mandatario dijo que en lo interno se renovarán los recortes fiscales aprobados en 2017, porque de lo contrario sería "una calamidad" para la clase media, y que a nivel comercial se elevarán los aranceles a los productos que ingresen a Estados Unidos

Con esas bases, el retorno del empresario a la Casa Blanca parece una reedición de su primer período, cuando llegó a presidente sostenido en el slogan de make american great again. Sin embargo, se encontrará con varias diferencias, que condicionan su accionar. 

Cuando dejó el poder aún la pandemia era un problema mundial y poco se podía pensar sobre el día después. Hoy sabemos que la crisis sanitaria disparó el gasto en todos los países del mundo, acarreando problemas para el manejo de las cuentas públicas, aunque la recuperación fue más sostenida en el gigante del Norte que en Europa y China, señaló Cichevski. 

Repasó que el consumo y el empleo en Estados Unidos han tenido una evolución "similar a lo observado previo a la pandemia", lo que contrasta con "los problemas de crecimiento en las economías europeas -agravados por los conflictos geopolíticos- y el menor dinamismo de China". Además, la nación norteamericana pudo sobreponerse a "un contexto financiero más adverso derivado de la rápida suba en las tasas de interés" que hizo la Reserva Federal (FED) para combatir la inflación, que bajó de los picos alcanzados en 2022 y 2023.

Incluyendo en su mirada también aspectos geopolíticos, Cichevski indicó que "el desempeño económico pospandemia ha sido diferente entre regiones" y bajo ese contexto "Estados Unidos ha fortalecido su liderazgo en el mundo occidental". 

El decano de UCU Business School resumió que el año que pasó la economía estadounidense "logró mayormente domar la inflación y generó empleo"; como contracara, "tuvo un crecimiento magro, con un abultado déficit público y una deuda que crece". Entre los puntos de atención, resaltó que hubo un registro "histórico negativo en el comercio con China".

Sobre esto último, The New York Times publicó días atrás que mientras China logró casi un billón de dólares de superávit comercial en 2024, Estados Unidos tuvo un déficit comercial de igual magnitud. A su vez, un tercio del superávit de China se explica por el comercio con el país que gobernará Trump, que ante estos números se fijó como objetivo primordial mejorar la balanza comercial con el gigante asiático. 

Xi Jinping

Cichevski expresó que la idea sería "una especie de proteccionismo para las industrias americanas" ya que el plan pasaría por "elevar los aranceles a los productos extranjeros", pero señaló que "no está muy claro en qué magnitud ni a qué conjunto de países". Por esto, abrió la posibilidad a que la amenaza de mayores aranceles sea una estrategia de Trump "para negociar desde una mejor posición" con los otros actores de la economía global. 

Si bien el secretario del Tesoro designado dijo en el Congreso que se analizan subas de entre 10% y 20% en los aranceles a los productos que ingresen al país -que podrían elevarse hasta 60% para los procedentes de China-, para Soto está por verse qué Trump gobernará. "A nivel externo es una incógnita, porque por un lado tiene un discurso agresivo y fragmentario, pero por otro ya ha hecho movimientos concretos de acercamiento geopolítico con China", opinó Soto.

El otro gran objetivo en lo económico de Trump pasa por reducir el déficit fiscal, para lo que tendrá como desafío combinar la baja de impuestos a las corporaciones con un crecimiento económico que permita recaudar más. 

"La posición fiscal de Estados Unidos es bastante más compleja hoy que en 2017 y eventuales reducciones de impuestos incrementarían el ya elevado déficit fiscal", que se estima supera el 7% del PIB, advirtió Cichevski. 

Según Bessent  no hay un problema de ingresos sino de nivel del gasto público, que cuestionó que creció 40% en el período de gobierno de Joe Biden, y por eso se proyecta reducir subsidios y algunos programas de ayuda estatal.