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Miguel Livi - Dueño Royal Class
Negocios

Miguel Livi, presidente de Royal Class, cuenta los secretos de los vuelos privados, un negocio que bate récords

Agustín Jamele

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El dueño de la empresa argentina de aviación privada explica cómo son sus operaciones en los Estados Unidos, país donde realizan 140 vuelos promedio por mes. Pero no solo eso.

23 Septiembre de 2022 17.27

Los viajes en aviones privados experimentan un momento de esplendor en todo el mundo. Según datos de WingX's Global Market Tracker, en 2021 se realizaron 3.3 millones de vuelos en este tipo de aeronaves, lo que representa un incremento del 7% en comparación al 2019. Ese año se había registrado un pico histórico y se creía que la pandemia del coronavirus iba a desacelerar este negocio. Sin embargo, ocurrió lo contrario.

Tal es el crecimiento que se registra, incluso luego del covid, que actualmente se espera que en los próximos 10 años esta industria alcance un valor de US$ 236 mil millones. La argentina no está por fuera de este contexto y algunas de las empresas locales no solo logran buenos rendimientos sino que también se expanden y diversifican sus operaciones. Como es el caso de Royal Class, con casi 30 años de experiencia en el sector.

 

miguel livi- dueno royal class
Miguel Livi- dueno royal class

 

“Por suerte y esfuerzo durante un montón de años es una empresa muy establecida en la Argentina. Ha sobrevivido a movimientos económicos, sociales y políticas y si bien la estructura ha cambiado, se mantuvo a lo largo de todo ese tiempo por su resiliencia”, comenta Miguel Livi, dueño y CEO de Royal Class, a Forbes Argentina. 

En esa línea, Livi destaca que frente al interés de crecer en un país muy concentrado en Buenos Aires “se hace difícil encontrar otros mercados dentro del país”. “Además de crecer queríamos diversificarnos con el objetivo de conseguir nuevos ingresos. Buscando eso, vimos que lo que teníamos que hacer era buscar nuevos mercados fuera del país. Pero fundamentalmente por la cuestión geográfica. Desde ahí nos preguntamos en qué mercado podíamos aportar valor y concluímos que era el norteamericano”. 

- ¿Por qué Estados Unidos? 

- Se dan varias condiciones buenas. Por un lado, la actividad de volar en avión privado, que por supuesto es para un determinado grupo de gente, al estar en un país de casi 400 millones de personas de las cuales 40 millones son ricas es más común. Estamos hablando que es casi toda la población de la Argentina que puede tener acceso a este transporte. Entonces, el desarrollo de la actividad aérea privada es grande. Pero en nuestro análisis daba que por tan común que es, se volvió un poco commodity. 

 

 

- ¿En qué sentido?

Vos te subis a un avión privado en la Argentina y recibis un servicio cinco estrellas. En Estados Unidos es un enlatado. Por supuesto todo es seguro y profesional pero la experiencia del usuario es distinta, es mucho más estándar. Es más impersonal, fruto, creo yo, de la alta demanda y la no necesidad de tener que diferenciarse. 

- Llevaron la experiencia Argentina a Estados Unidos…

Creo que, lamentablemente, esas buenas características de la Argentina nacen de la necesidad. En la Argentina siempre nos hemos tenido que esforzar por encima de la media para tener más mercado. En Estados Unidos no tuvieron ese contexto. Entonces, nuestro desembarco fue desde ese lugar. Aportando valor adicional. Lo cual fue un debate también. Porque no sabíamos si iba a ser apreciado o incluso contraproducente. No dejamos de insertarnos en una cultura distinta que no conoces y podes descubrir que quizás es por algo esa impersonalización. Pero no, fue tomado bien y nos dio un diferencial. Por otro lado, en Estados Unidos es común que los usuarios de vuelos privados tengan un broker que, dependiendo el tipo de vuelo que necesita, intercede. La mayoría de los brokers grandes ya eran clientes nuestros en la Argentina y nos conocían y eso fue una ventaja. 

 

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Uno de los aviones de Royal Class


 

Las operaciones de Royal Class en Estados Unidos


Royal Class desembarcó en Estados Unidos hace tres años y Livi, quien es licenciado en administración de empresas y tiene 52 años, se mudó con su familia hace dos años. Actualmente tienen tres aeronaves en ese país y, según la temporada, pueden llegar a realizar 140 vuelos por mes

“Es bastante irregular porque el volar en este sector no es periódica. Hay temporadas con mayor demanda que otras pero ese es nuestro promedio”, dice el dueño y CEO de la compañía. “Por otro lado, el personal lo contratamos local y son unas 18 personas. Aunque viaja gente de la Argentina para transmitir nuestra cultura, realizar entrenamientos, etc”, continúa. 

- ¿La expansión fue para generar divisas en una moneda más fuerte y así sostener las operaciones en la Argentina?

Desde ya que el negocio nortemaericano genera divisas y van para la Argentina como corresponde. Pero yo más que como un incremento en la facturación lo veo más como una segmentación, en este caso geográficamente. Y hemos diversificado el riesgo en términos del cliente particular buscando volumen. 

 

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Royal Class ya cuenta con tres aviones en Estados Unidos

 

- ¿Qué diferencias hay entre la industria de Estados Unidos y la Argentina?

Es monumental la diferencia en infraestructura de los Estados Unidos con respecto a la Argentina. Ojalá fuéramos un país potencia mundial pero no lo somos. Y la cuestión de infraestructura tiene que ver con los recursos. Ahora, en términos de seguridad operativa no creo que haya diferencia. El país cuenta con tecnología y personal entrenado para operar de forma segura. Nosotros no vimos lugares o aeropuertos inseguros y hemos recorrido el país muchísimas veces. En caso de que nos parezcan inseguros, no iríamos.

- ¿Y en cuanto a los profesionales? 

El talento argentino es superador y maravilloso. Por eso creo que cuando un argentino va a alguna parte del mundo marca diferencia. Creo que nace de nuestras propias falencias y el tener que ser más creativo que la creación misma. Eso nos hace tener que evolucionar. Cuando algo se vuelve mecánico, la creatividad se va perdiendo porque no la necesitas. Pero en cualquier parte del mundo la vida te enfrenta cada tanto a situaciones y frente a eso encuentro que los profesionales argentinos están mucho más preparados. Yo me siento más agusto, cómodo y tranquilo con pilotos argentinos, con sus respectivos permisos, que americanos.

- ¿Qué desafíos enfrentan?

El recurso humano es el que se ha vuelto más difícil de conseguir. Al mismo tiempo, la pandemia y la guerra hicieron que muchos recursos aeronáuticos estén demorados. Tuvimos hace poco una reunión con un proveedor y nos comentaba los problemas que tenían para conseguir neumáticos. Hace poco se confinaron 60 millones de personas en China por el Covid y eso frena fábricas, puertos, etc. No son momentos fáciles.

 

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Royal Class busca diferenciarse con un servicio personalizado

 

- Se habla mucho de la contaminación que generan los vuelos privados… 

El continente que más se desarrolló en ese aspecto fue el europeo. En Europa hacen análisis por vuelo según el tipo de motor y el nivel de contaminación que se produce y de alguna forma tenés que mostrar cómo lo mitigas. En la Argentina y los Estados Unidos eso aún no existe pero sí intentamos de forma permanente tener aviones eficientes. El cambio de tecnología en los motores evolucionó mucho. Sin dudas es una actividad que contamina, por lo menos hasta que no haya un cambio tecnológico muy profundo en términos de energía para los aviones. Ya hay algunos pero por ahora no tenemos mucho más para hacer que invertir en las aeronaves que sean modernas. Ojalá que dentro de poco haya aviones que usen energía solar por ejemplo.  

- ¿Lo ves posible en la Argentina también?

Es cuestión de tiempo para que en el mercado argentino se contagien de costumbres de mercados más desarrollados como el europeo. La conectividad es un tema trascendental y en la Argentina quizás aún se busca darle la mayor cantidad de entretenimientos al cliente. En otros mercados ya cambió porque el cliente se auto entretiene. Lo que exige es conectividad y por eso todos los aviones tienen Internet. El primero que se anime a esa inversión va a generar que el resto lo tenga que hacer. Y la segunda tendencia es la adaptación de sistemas más modernos de vuelo y conectividad entre los aviones. 


 

Los desafíos a futuro


Según cuenta Livi, decidió hacerse piloto ya estando en la industria. “Tuve varios trabajos antes de Royal y siempre quise entender la mayor cantidad de aspectos posibles de la empresa e industria en la que trabajé. No para no delegar o no hacer equipo sino para poder entender cuando hablo con el equipo”, asegura. Y suma: “Cuando llegué a Royal decidí hacer esto porque además me gustaba. Descubrí algo lindo que hago a veces cuando tenemos algún pasajero particular que me interesa establecer relación, aprovecho. También cuando estoy con mi familia y me doy ese gusto”.  

 

miguel livi- dueno royal class
La aviación privada registró cifras récord en 2021

 

- ¿Cómo es la experiencia de liderar las operaciones en Estados Unidos?

- Estoy muy contento porque es de mucho aprendizaje para toda la familia. Sobre todo para mis hijos que tienen 20 y 17 años. Yo me encuentro agusto. Por supuesto hay desafíos porque tenemos familia en la Argentina y se extraña y todo es un esfuerzo. Lo que sí hemos descubierto es que es una sociedad competitiva y los chicos tienen que estar preparados para eso. Tiene muchas cosas buenas y a favor pero por otro lado una presión académica en la que empiezan a ser adultos de muy chicos. Creo que nuestra formación latina con herencias europeas hace que eso nos choque. Pero por ahora estamos todos satisfechos.

- ¿Y desde lo profesional? Sobre todo porque la Argentina no atraviesa su mejor momento y muchos prefieren no invertir o expandrise… 

- Tengo 52 años y cuando cumplí 18 yo quería un auto pero mi papá me dijo que no era lo mejor porque la economía no andaba bien. Finalmente lo convencí y me compró un Fiat 147 que fue mi primer auto. Desde ahí en adelante siempre escuché que no era el momento por un motivo u otro. En mi experiencia, es que la vida nos puso a los argentinos delante de un montón de desafíos y en ese entorno hemos podido crecer. Personalmente tuve experiencias buenas y malas, he fracaso bastante también, y en líneas generales me siento satisfecho. Creo que logramos cosas muy buenas y hay que hacer el esfuerzo para seguir creciendo. 

- ¿Cuáles son los planes a futuro?

- En la Argentina hace poco tiempo hemos logrado obtener un permiso que veníamos gestionando desde la gestión de Mauricio Macri para operar aeronaves grandes sin límites de cantidad de asientos. Ese fue un paso muy fuerte y esperamos que en algún momento podamos dar un paso en el transporte aéreo regular. La estrategia es conectar pequeñas ciudades con vuelos de gran porte. No buscamos competir con empresas como Aerolíneas Argentinas porque perderíamos siempre pero si ocupar espacios que ellos no les conviene ir porque por el volumen no les conviene. 

 

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Servicio de Rotal Class

 

- ¿Y en Estados Unidos?

- En Estados Unidos terminar de asentarnos porque no podemos creer que llevamos 30 años. Estamos muy contentos y el crecimiento fue frenético pero tenemos que seguir asentándonos. Crecer de a un avión por año es un montón para la industria privada porque el trabajo se multiplica mucho, al igual que los costos de mantenimiento. 

- ¿Planean operaciones en otros países?

- Por ahora no. De hacerlo sería el continente europeo sin saber a dónde aún. Pero esa sería nuestra fantasía (risas). 

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