Emprendió con espíritu aventurero y aprendió a vivir con incertidumbre. Julio Gauna se arriesgó, dejó su trabajo en una compañía de cable, en relación de dependencia y ,con total convicción, pasión y experiencia en planificación, fundó en Santa Fe El Desembarco, un restaurante de venta de hamburguesas gourmet y cervezas. Hoy factura cerca de $ 90 millones por mes, cuenta con 5 locales propios y 11 franquicias en la Argentina y acaba de desembarcar en Uruguay.
Crecimos en la crisis, nos supimos adaptar a la situación del país y logramos crecer exponencialmente. Nuestro mayor fuerte es la adaptabilidad que tenemos. La Argentina cambia las reglas todos los días, todos los años, más allá de la pandemia que es mundial. Tenemos inflación, dólar, desabastecimiento, modas que pasan… y El Desembarco sigue firme, dice orgulloso Gauna, alma mater de este negocio.
La cadena finalizó 2021 con una facturación de $ 277 millones y en este 2022 tiene proyectado cerrar el año con $ 600 millones. Se suman 12 nuevas aperturas en la Argentina, dos más en Uruguay y el lanzamiento de la panificadora propia, que está en construcción en el mismo lugar donde tiene su centro de producción y que comenzará a operar próximamente.
Marcar la diferencia
Gauna comenzó en el negocio -junto a tres socios- cuando nadie apostaba al rubro. Tenía pensado destinar $ 1,25 millones como inversión inicial, que terminaron siendo cerca de $ 2 millones casi en su totalidad, que lo financió con tarjeta de crédito.
Abrió su primer local en 2107. Por ese entonces, el emprendedor estaba complicado con las ventas de las hamburguesas tenía y deudas con los proveedores. Además, le costaba encontrar a la persona ideal para que comendara adecuadamente la cocina. De hecho, estaba tazando el local para rematarlo.
Hasta que apareció Mariela Marosek, una profesional gastronómica con experiencia en los fuegos de Finlandia. La chef se postuló como jefa de Cocina. A partir de esa contratación, la hamburguesería cobró vida. Fue el primer pincelazo que tuvo El Desembarco en profesionalización y ahí pude entender que: costo, rendimiento y producto van de la mano. Mariela estandarizó los productos y bajó los tiempos de cocina: se comía más rápido, mejor y los sabores explotaban, asegura el emprendedor, que se define como obsesivo y obstinado.
Otro de los momentos que lo ayudó a motorizar el negocio fue la tercerización de la panificadora, la llegada de la aplicación Glovo (N. de la R.: la firma de delivery se fue de la Argentina en 2020, pero su operación fue absorbida por Delivery Hero, a cargo de PedidosYa) y la incorporación del Club del Bajón (la agencia de marketing y publicidad focalizada en el sector gastronómico), que les dio un gran impulso en las redes sociales y antes de la pandemia del covid-19. De la noche a la mañana estaban vendiendo bien.
Boom gastronómico
En cuanto al volumen de ventas, El Desembarco produce 1000 kilos de carne por día y vende alrededor de 4000 hamburguesas diarias, indica Gauna.
En su menú figuran el combo Bajoncito con papas (medallones de carne, cheddar, panceta ahumada y manteca de hierbas en pan gratinado acompañado por sus papas) o General Belgrano con papas (doble carne, queso azul con almendras tostadas, champignones, morrones ahumados, cebolla caramelizada, rúcula y salsa de la casa en pan brioche gratinado acompañado por sus papas).
Otras propuestas hacen referencia a los barcos. Por ejemplo, está el San Antonio, La Santísima Trinidad, el Chiquiyán, que es un remolcador argentino. Además, hay una línea "bajonera" compuesta por el Club del Bajón, el Bajoncito, la Glotona y opciones vegetarianas de medallones de lentejas y arroz yamaní y/o doble medallón NotCo (100% vegano). Se suman opciones de ensaladas, gluten free, postres, desayunos/meriendas y cervezas artesanales, entre otras.
A mediano plazo, tiene proyectado seguir abriendo sucursales en Uruguay y abrir mercados en Chile, en Paraguay y en Brasil. Este emprendedor arriesga, invierte y hoy tiene éxito. No obstante, hay sacrificio detrás y muchas horas apostando a El Desembarco.