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Campo con vacas hereford. Foto: Wikimedia Commons.
Negocios

Lecciones tras la debacle de los "fondos" ganaderos: las luces de alerta que nadie vio

Andrés Oyhenard

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Una serie de factores confluyeron para que miles de inversores pierdan millones de dólares atraídos por retornos elevados en un rubro histórico del país, pero que carecía de cualquier tipo de regulación o supervisión.

5 Febrero de 2025 09.37

El derrumbe de tres empresas (Grupo Larrarte, República Ganadera y Conexión Ganadera) que ofrecían inversiones en la capitalización de ganado vacuno, dejó un tendal de damnificados y pérdidas millonarias para más de 6 mil inversores que todavía se están cuantificando. ¿Qué llevó a que distintas personas invirtieran más de US$ 500 millones en las últimas dos décadas en estos instrumentos? ¿Por qué escaparon a la regulación y qué se podría realizar a futuro para mitigar los riesgos potenciales de estos instrumentos?

Durante uno de los streamings que realizó Conexión Ganadera para dar cuenta sobre su situación, el contador y asesor financiero Ricardo Giovio —especialista en procesos de liquidación de empresas—, realizó un diagnóstico donde indicó que la mayoría de los inversores "confió en el prestigio" de sus socios (Gustavo Basso y Pablo Carrasco), en que eran "gente de bien" o que tenían antecedentes de "25 años de cumplimiento". 

Sin embargo, la empresa carecía de cualquier tipo de "solvencia" porque ofrecía una renta fija anual en dólares con ingresos variables, por lo que terminó funcionando como un esquema Ponzi (estafa piramidal) y en una "timba" que dejó un déficit patrimonial de unos US$ 230 millones. 

"Demasiado bueno"

Para la directora ejecutiva de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay (ABPU), Bárbara Mainzer, con los "mal llamados fondos ganaderos se conjugaron una serie de factores. Si es demasiado bueno para ser cierto, probablemente no sea cierto". La economista y asesora financiera dijo a Forbes Uruguay que una primera alerta sobre esos negocios de inversión en ganado era que ofrecían una renta fija cuando sus ingresos eran variables, como lo es la producción ganadera a cielo abierto

"Eso ya era una primera señal de alerta. Cuando uno le preguntaba a productores y te decían que su renta era del 3%-4% anual, ¿cómo explicás que alguien pueda ofrecer retornos de 8%, 9% y hasta de 12% a los inversores? Llamaba mucho la atención", reconoció. De todas formas, admitió que había factores que complejizaban un poco este tipo de inversiones en ganado. Por ejemplo, había antecedentes de pagos con años buenos y malos para el sector. 

"Eso de que siempre me pagó es lo que se ve en la superficie y te lleva confiar. Además, también estaba eso de que Uruguay es un país agropecuario y muchos tenían la falsa sensación de que sabían del negocio, de que era algo seguro, tangible", explicó. Otra de los factores que también jugó fue el clásico: "Si al de al lado le fue bien, yo también quiero".

Según comentó Mainzer, en la industria financiera hace mucho tiempo se comentaba en reuniones privadas sobre los altos rendimientos que ofrecían esos negocios, pero precisó que, para denunciar, "uno tiene que tener evidencias". 

En la época de furor de esos instrumentos de inversión en ganado, los bonos del Tesoro de EE.UU. rindieron 0% frente a retornos de 8% u 11% que ofrecían esos instrumentos. "Era imposible competir. Ellos se presentaban como una inversión segura", recordó la experta. En muchos casos, a su juicio, la falta de educación financiera para calibrar los riesgos asociados a este tipo de inversiones fue otro de los factores que llevó a generar un exceso de confianza. 

Las "fallas" del mercado

El analista y consultor independiente, José Antonio Licandro, dijo a Forbes Uruguay que no es la primera vez que inversores pierden cifras millonarias, que siempre hay "zonas grises" para la regulación y que es "utópico pensar en que todos sean expertos financieros".  

Para el exintendente de la Superintendencia de Servicios Financieros del Banco Central del Uruguay (BCU), uno de los primeros errores fue que "nunca se pudo llamar fondo ganadero" a algo que "no era un fondo de inversión", porque no estaban registrados ante el BCU. 

Según Licandro, estos instrumentos de inversión en ganado era un "negocio financiero disfrazado de un negocio rural", que no podía ser regulado por la normativa vigente del mercado de valores. "Siempre alguna legislación puede tener su zona gris y por ahí se metieron", indicó. 

El exfuncionario del BCU recordó que en más de una oportunidad la autoridad monetaria advirtió sobre el funcionamiento de esos "fondos" —que hacían publicidad para captar ahorro público—, y que "tenía la convicción" de que la Superintendencia de Servicios Financieros le había trasladado al directorio su preocupación por este tema en el pasado. 

Por otro lado, Licandro reivindicó el papel del Estado y la "regulación" pese que para muchos ello es "sinónimo de burocracia" o "negativo" para el mercado de valores. "Lo que hace lógica la regulación es que son mercados que tienen fallas. La principal falla es la asimetría de información", señaló. 

En ese sentido, ejemplificó que un ahorrista de un banco no sabe a quiénes le presta luego para hacer su negocio. "La regulación justamente lo que busca es que esos activos se pongan en buenos créditos", explicó.

A juicio de Licandro, urge que el manejo de este tipo de inversión en economía real sea "más transparente. No tenían ni balances; no tenían una calificadora de riego". Añadió que parece poco serio no contar con "una auditoría externa" manejando activos por US$ 400 millones (por Conexión Ganadera)".

El economista consideró que otras acciones que se deberían tener en cuenta para una futura regulación de esos instrumentos refiere al gobierno corporativo, como tener un director independiente, ajeno a los accionistas. 

"Este tipo de elementos son seguridades que se agregan para el inversor", indicó. Para Licandro, esta crisis deja abierta la puerta para "buscar algún cambio a la ley del mercado de valores" e insistió que eso no implica "más burocracia" sino acciones para que el "mercado funcione mejor" y las "zonas grises sean más chicas". 

El ministro de Ganadería, Fernando Mattos, anunció que dejará un proyecto de ley para que el próximo ministro (Alfredo Fratti) tome la decisión de enviar al Parlamento una iniciativa para regular estas operativas de inversión en ganado para resguardar fuentes "genuinas y legítimas" de financiamiento para el sector y "preservar la salud financiera de los ahorristas". 

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