En octubre del año que viene los uruguayos saldrán a votar para definir al nuevo presidente. Después de cinco años de un gobierno liderado por Luis Lacalle Pou (PN), en el marco de una coalición denominada multicolor por su alianza con cinco partidos, las posibilidades para elegir los candidatos son diversas.
Agustín Iturralde, economista y director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), consideró que puede haber dos caminos muy diferentes. En el marco de Cena Anual del CED, que recibió a más de 600 asistentes y tuvo a Lacalle Pou como orador principal, opinó que Uruguay tiene condiciones objetivas para convertirse en el país más desarrollado de América Latina" y eso "requiere claridad de ideas y coraje político.
Reconocemos, apoyamos y aportamos ideas al actual gobierno, dijo por su parte Hernán Bonilla, presidente y fundador del CED. En ese sentido, destacó el concepto de libertad responsable utilizado por el gobierno durante los años de pandemia y aseguró que con ideas de libertad, Uruguay encontrará el camino del desarrollo.
Para lograrlo, el think tank presentó una agenda con claves concretas para abordar en el próximo quinquenio. Aportamos un documento muy breve de 20 páginas, de decenas de investigaciones, informes, entrevistas, que pasa de diagnóstico a propuesta. Son los principales temas que deberían ser agenda prioritaria en los próximos cinco años, expresó Iturralde.
Lacalle Pou realizó realizó un repaso por los logros alcanzados durante el gobierno durante su discurso y dedicó palabras elogiosas al CED: Están haciendo un gran trabajo. Creo que era necesario un think tank con ideas liberales, defenderlas con convicción y además escuchando otros puntos de vista.
Esa misma noche, el CED divulgó el documento con sus propuestas. Aquí, un resumen:
Una macroeconomía aún más estable
El primer punto detallado en la Agenda 2025 - 2030, refiere a la necesidad de redoblar la apuesta para que la macroeconomía que actualmente es estable, lo sea aún más. Una economía estable es una economía más competitiva, más atractiva para los inversores y en que mejoran las condiciones de vida de la población en su conjunto, expresa el documento presentado.
Para esto, se recomienda lograr una inflación más baja, que implica más flexibilidad y autonomía monetaria, así como mayor responsabilidad y sostenibilidad fiscal, que requiere consolidar el marco fiscal y no aumentar impuestos sino mejorar la eficiencia y la asignación de los recursos.
Más apertura internacional
Ser abierto es una condición necesaria a la hora de aspirar a niveles elevados de desarrollo, indica el texto. En ese sentido, aseguran que no existen países pequeños que sean cerrados y prósperos. Así, se recomienda que haya mayor acceso a los mercados, menores barreras comerciales y mejor institucionalidad, lo que implicaría cambios en la política comercial.
En referencia al último punto, proponen concentrar las competencias en materia de política comercial que actualmente están fragmentadas en diversos actores como el Ministerio de Economía (MEF), el de Relaciones Exteriores (MRREE) y Uruguay XXI. Necesitamos un liderazgo nítido y potente en la materia. Repotenciar Uruguay XXI como la agencia de promoción y captación de inversiones siguiendo modelos éxito, consideraron.
Agenda pro-competencia
A través del documento, los integrantes del CED aseguraron que están de acuerdo con la sensación general de consumidores y empresarios, que entienden que Uruguay es un país caro. Lo cierto es que al comparar los precios de los bienes y servicios respecto a otros países de similar ingreso per cápita, o al comparar los precios de varios artículos de la canasta de consumo y el ingreso de los hogares se confirma la percepción, expresa el texto.
Uruguay necesita encarar una agenda pro-competencia de forma exhaustiva e integral. Hay ejemplos de reformas exitosas (mercado de seguros o telecomunicaciones) que sugieren que es posible generar condiciones para abaratar el costo de vida, promover el ingreso de más jugadores y reducir el 'costo país' para la inversión y la generación de empleo, detalla el documento.
Una regulación laboral para el SXXI
Políticas activas de empleo con foco en los jóvenes y empleos de baja calificación, mayor flexibilidad y cambios en la negociación colectiva, y lograr incorporar la productividad en la determinación de los salarios, son algunos de los puntos sugeridos para lograr mejores y más puestos de trabajo.
Existen cuellos de botella que operan como un techo 'bajo' a la creación de puestos de trabajo. En particular, una oferta con dificultades para absorber esas oportunidades: bajos niveles de formación, no finalización de los ciclos educativos y problemas de re-capacitación. Con especial afectación en los jóvenes que presentan tasas de desempleo cercanas al 30%, expresaron.
Promoción de sectores estratégicos
Si bien los expertos establecen que no es tarea del gobierno seleccionar sectores ganadores y perdedores en una economía de mercado, históricamente respaldar sectores estratégicos ha sido una herramienta clave en el desarrollo de países emergentes.
Para esto, el CED propone profundizar la innovación como estrategia país, así como mantener un ambiente regulatorio que sea claro y propicio para fomentar la inversión extranjera y que a su vez brinde seguridad jurídica a las empresas del sector.
Asimismo, consideran que es crucial fortalecer la educación y la formación en habilidades técnicas relevantes mediante la colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas y las empresas. Impulsar la economía naranja y la economía plateada, son otras de las prioridades mencionadas.
Un Estado más simple y con las personas en el centro
Tener una economía más productiva también requiere procesar transformaciones relevantes en el Estado. Se trata de apostar por un Estado más simple y más ágil, que pase de la lógica de los trámites a la de los servicios, expresa el documento.
En esa línea propone simplificar la burocracia y transformar las instituciones para adaptar el Estado a los tiempos que corren.
Primera infancia, prioridad absoluta
En el marco del capítulo Bienestar general que propone una ambiciosa agenda en temas sociales con el objetivo de salir de la trampa del ingreso medio y avanzar en el camino hacia el desarrollo también es necesaria, se propone reasignar los recursos para priorizar la inversión en la primera infancia.
Realizar una inversión importante en la primera infancia es justo, pero también es la forma menos costosa de mejorar los indicadores educativos, sociales, laborales y de violencia en el mediano plazo, agrega.
Desafío demográfico
Según los datos registrados, en Uruguay están naciendo 15.000 niños menos por año (se pasó de 48.000 a 33.000) lo que reafirma la idea de que Uruguay es un país envejecido. Las implicancias de esto para el sistema educativo y el mercado laboral son enormes en el corto y mediano plazo, indicaron los expertos.
Para esto proponen que haya más libertad para las familias a partir de apoyos financieros, flexibilidad laboral y servicios públicos de cuidados de calidad sobre la base de la experiencia CAIF. Asimismo, se proponen ciertas medidas para atraer mayor migración al país.
Segunda generación de reformas educativas
Los integrantes del CED celebran la reforma educativa llevada adelante por el actual gobierno. En ese sentido, consideraron que hoy existe una gobernanza de la educación mucho más saludable y menos burocrática, se jerarquizó el rol docente y se pusieron en marcha transformaciones curriculares entre otros logros relevantes.
Recomiendan generalizar las ofertas de tiempo completo o extendido, implementar estrategias que permitan un salto en la finalización de enseñanza secundaria y promover cambios institucionales y culturales en la gestión y liderazgos educativos.