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Alexandra Gucci Zarini en la boutique AGCF de Rodeo Drive
Negocios

La nieta de Aldo Gucci lanza su propia marca y cuenta los detalles

Pamela Danziger

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Inspirada en sus raíces y acompañada por su marido, Josef Zarini, Alexandra Gucci apuesta por una moda responsable y sustentable, con una fuerte mirada artesanal.

8 Marzo de 2025 08.15

Gucci se mantiene como una de las marcas más emblemáticas del lujo junto a nombres como Louis Vuitton, Dior, Hermès, Chanel y Cartier. Sin embargo, bajo la propiedad de Kering, la firma italiana sufrió una fuerte caída, a diferencia de sus competidores.

Los ingresos de Gucci se desplomaron casi un 30 % en los últimos dos años, pasando de US$ 10.900 millones (€10.500 millones) en 2022 a US$ 7.900 millones (€7.700 millones) en 2024. Entre las múltiples razones citadas para explicar este retroceso -demasiadas para enumerarlas todas- se destaca que la marca perdió el vínculo con su herencia y legado.

Alexandra Gucci Zarini, heredera de tercera generación de la familia Gucci, no puede hacer nada respecto a la firma que fundó su bisabuelo, Guccio Gucci, y que su abuelo Aldo convirtió en un ícono. No obstante, con la moda en su ADN, esta empresaria de 40 años decidió seguir los pasos de sus antecesores y lanzar su propia marca de lujo: AGCF, junto a su esposo y socio comercial, Josef Zarini.

El nombre representa dos conceptos clave:

  • AG (Alexandra Gucci): Un tributo al legado, que honra una tradición de excelencia mientras apuesta por la innovación en el lujo.
  • CF (Creative Framework): Un compromiso con la creatividad y la responsabilidad, asegurando que cada pieza tenga un propósito más profundo que el mero diseño estético.

"AGCF es mucho más que una casa de moda", explicó Alexandra en diálogo con este medio. "Es lujo con propósito. Estamos creando un marco creativo para generar un cambio significativo y un impacto real", agregó.

En línea con esta filosofía, AGCF se constituyó como una Public Benefit Corporation, un tipo de empresa que se compromete a destinar el 20 % de sus ganancias a iniciativas benéficas enfocadas en ayudar a jóvenes, niños y causas medioambientales. Esta decisión no es sorpresiva, ya que antes de lanzar su compañía, Alexandra fundó la organización sin fines de lucro Alexandra Gucci Children's Foundation.

"No estamos construyendo solo una marca, sino un movimiento hacia una industria del lujo más responsable y ética", continuó Alexandra. "Es nuestra forma de demostrar que los negocios pueden ser una fuerza para el bien, que el lujo puede estar ligado a la responsabilidad y la ética, y que puede tener un impacto positivo en el mundo. Por eso hablamos de 'lujo con propósito'", añadió.

Un agente de cambio

Mientras que su bisabuelo y su abuelo ayudaron a sentar las bases de la industria del lujo en el siglo XX, Alexandra está imaginando un modelo de negocio de lujo para el siglo XXI. Su visión va más allá de la creación de productos hermosos, de alta calidad y costosos, disponibles solo para unos pocos y en beneficio de grandes corporaciones y sus accionistas. En su lugar, apuesta por un modelo basado en principios de capitalismo responsable y humanista.

Su esposo, Josef Zarini, con experiencia en la banca de inversión tradicional y el capital de riesgo, respalda la misión de Alexandra y de AGCF como agentes de cambio dentro de la industria del lujo.

"La moda es una herramienta sumamente poderosa para transmitir un mensaje de cambio, al igual que la música y el arte. Es una evolución desde el 'lujo silencioso' hacia una propuesta en la que cada pieza de AGCF lleva consigo una energía de positividad que se proyecta al mundo", afirmó Zarini. Alexandra agregó: "Cuando la ética y la estética se alinean, el resultado no solo es bello, sino también profundamente impactante".

La pareja identifica numerosas fallas éticas en la industria del lujo, desde el escándalo publicitario de Balenciaga en 2022, que sexualizó a niños, hasta recientes acusaciones de explotación laboral a lo largo de la cadena de suministro del sector.

"El sistema estuvo corrompido durante décadas", sostuvo Alexandra. "Me niego a participar en él. Todo esto es consecuencia de la obsesión por los márgenes de ganancia de los grandes grupos empresarios. Son ellos quienes impulsan estas prácticas".

Zarini añadió: "Algo que aprendí en mis años en el mundo financiero y analizando empresas es que cuando detectás una mala decisión ética, es muy probable que haya muchas otras dentro de la compañía".

Empezar de a poco y mantener el foco

ACGF se lanzó en abril de 2024 con una colección principal de carteras, muchas de ellas adornadas con el distintivo Unità link de la marca -Unità significa "unidad" en italiano-, en lo que muchos considerarían un rango de lujo accesible, con precios que oscilan entre US$ 1.400 y US$ 2.900. También está disponible una colección de joyería demi-fine, que presenta piezas de vermeil de oro de 18 quilates sobre plata esterlina, algunas de ellas con detalles de diamantes de laboratorio, cuarzo ahumado y perlas Akoya japonesas, con precios que van de US$ 200 a US$ 1.500.

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Bolso Alda de AGCF.

Inicialmente, la marca estaba disponible en línea y en la boutique AGCF ubicada en Rodeo Drive, Beverly Hills. La elección de este local no fue casual: se seleccionó cuidadosamente en honor al abuelo de Alexandra, Aldo Gucci, quien en 1968 fue uno de los primeros pioneros en abrir una tienda de lujo en esa famosa calle.

Tras presentar la colección de AGCF en la Semana de la Moda de París el pasado otoño boreal, la empresa está en conversaciones con numerosos socios comerciales tanto en Estados Unidos como a nivel internacional. Además, acaba de anunciar que cinco tiendas de la icónica cadena de grandes almacenes japonesa Takashimaya venderán la línea.

"El lanzamiento internacional de AGCF es un momento clave para nuestra marca", expresó Alexandra en un comunicado. "Los consumidores japoneses tienen una apreciación inigualable por la calidad, el arte y los valores éticos, que están en el corazón de AGCF. Nuestra alianza con Takashimaya es un testimonio de nuestro compromiso compartido con la artesanía y el lujo consciente".

Además, Japón lideró el crecimiento del mercado de lujo en 2024, con un aumento del 12 %, según Bain, impulsado por un tipo de cambio favorable para el gasto de los turistas el año pasado.

Alejarse del legado de Aldo

Alexandra, sin embargo, tuvo que alejarse del legado de su abuelo en lo que respecta a la producción "Made in Italy" al momento de elegir socios manufactureros. "No podía, en conciencia, producir carteras en Italia, un país que mi abuelo convirtió en sinónimo de la moda de lujo. Hay problemas sistémicos de explotación laboral en Italia que recién ahora están saliendo a la luz, pero que yo conozco desde hace años", explicó.

En su lugar, Alexandra optó por talleres familiares en España para la producción de los artículos de cuero de AGCF: "Los artesanos usan las mismas herramientas que utilizaban sus bisabuelos. Los talleres son súper limpios y profesionales. Todos están orgullosos de su trabajo y son tratados con respeto y dignidad".

En cuanto al cuero empleado, es un subproducto de la industria cárnica. "Intentamos ser lo más sostenibles posible, lo que significa que no hay crueldad animal en la producción y que no se desperdician animales en el proceso", concluyó.

El legado de Aldo Gucci sigue vivo

Mientras que la marca Gucci, propiedad de Kering, parece haber dejado de lado el legado de Aldo, la firma AGCF de Alexandra lo está llevando adelante en el siglo XXI. "El trabajo de Alexandra muestra claramente la herencia familiar. Refleja el legado de Aldo en sus diseños y lo que vemos en ella hoy es lujo y un gusto refinado", expresó Daniel James Cole, profesor adjunto en el Fashion Institute of Technology y coautor de The History of Modern Fashion (Laurence King, 2015).

"También es importante señalar que, en los últimos años, algunos de los trabajos de Gucci -especialmente en las pasarelas- se desviaron notablemente del lujo y el gusto refinado que asocio con el fundador; esta es una opinión que comparto con muchos colegas", añadió.

La misión central de Alexandra es abrir camino hacia un lujo ético, sustentable y con propósito, que pueda servir de referencia para la industria.

"Fundé AGCF porque vi que había mucha oscuridad oculta detrás del lujo y de todo ese prestigio", expresó Alexandra. "AGCF es mi manera de traer luz a esas sombras y utilizar el poder de la moda para iluminar y abordar todos estos problemas que fueron ignorados durante demasiado tiempo", concluyó.

Con información de Forbes US.

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