La historia es mitológica: Apple, dirigida en ese momento por un ex directivo de Pepsi Cola, decidió en 1985 echar a Steve Jobs, el hombre que la había creado en el garage de su casa -según cuenta la leyenda- poco menos de una década antes.
Durante los siguientes años, los números de la empresa de la manzanita fueron a la baja. Con un panorama sombrío, problemas financieros y una reputación en caída libre, reincorporó a Jobs en 1997. Lo que sigue es conocido por todos: una revolución en el mundo de la informática.
En el camino, Jobs había fundado NeXT, una compañía que no quedará en la memoria del público en general, pero que sentó las bases de muchas de las tecnologías que luego aprovecharía la propia Apple para sus éxitos futuros. Este caso, pionero, es el primero de muchos: fundadores de compañías tecnológicas que son echados de su propia criatura y que buscan una segunda oportunidad.
Yendo (literalmente)
Un caso más que resonante es el de Travis Kalanick. Cofundador de Uber junto a Garrett Camp en 2009, debió renunciar a su propia organización en 2017. ¿La razón? Empleados que habían dejado la empresa denunciaron discriminación sexual y laboral. La serie comenzó con un intercambio público entre el propio Kalanick y uno de sus choferes.
En diciembre de 2019 se deshizo del total de sus acciones (US$ 2.500 millones) y hoy se ocupa de otro segmento que apunta a ser disruptivo: el de las dark kitchens, potencial columna vertebral del delivery de alimentos en los próximos años: cocinas de restaurantes ubicadas en locales que no tienen atención al público. Cloud Kitchens, tal el nombre del emprendimiento, recibió US$ 400 millones de fondos de Arabia Saudita y estaría valuada en US$ 5.000 millones. El hombre que cambió el transporte está modificando también los bienes raíces: hoy estaría comprando propiedades baratas en diferentes puntos del mundo para luego alquilarlas a quienes quieran instalar este tipo de cocinas.
El más rico y sus altibajos
Elon Musk, nacido en Sudáfrica, está encaramado en las listas de personas más ricas del mundo desde hace un buen tiempo y sus excentricidades, que van desde discutir con Donald Trump a través de las redes sociales hasta mover la cotización del Bitcoin desde el sillón de su casa con sus tweets, pasando por supuesto por la turbulenta compra con sus posteriores idas y vueltas de la propia Twitter en una oferta que se situó en US$ 44.000 millones, lo convirtieron en una personalidad pública.
Mucho antes de Tesla y SpaceX, Musk fue parte fundamental en la creación de PayPal, una de las plataformas de pagos más exitosas del mundo, de la que fue su primer CEO, en marzo de 2000. No llegó al final del año: por una serie de desacuerdos, fue despedido mientras estaba de vacaciones. Sin embargo, se quedó con una parte del paquete accionario, lo suficientemente suculenta como para que le quedaran US$ 180 millones cuando PayPal fue vendida a eBay. Parte de ese dinero fue a parar a la creación de SpaceX -nacida con el objetivo de colonizar Marte- en 2002 y de Tesla -fundada para crear automóviles eléctricos- en 2003.
La vida es juego
Robos a mano armada, violencia innecesaria y un vocabulario donde no se aceptan sutilezas ni eufemismos configuran un cóctel irresistible para muchos gamers: GTA (Grand Theft Auto), creado por la empresa Rockstar Games, que también tiene en su cartera Red Dead Redemption, Max Payne 3 y Bully.
Cofundador y principal guionista, Dan Houser dejó la compañía en febrero de 2020 en una situación más que sospechosa: dicen que no se había presentado a trabajar durante muchísimo tiempo. Su salida no fue gratis para la empresa, que sufrió un desplome de sus acciones en el momento inmediato posterior.
El 23 de junio de 2021, Houser lanzó su nuevo estudio: Absurd Venture in Games. Su estilo permanece intacto: a pesar de que millones de seguidores están ansiosos por ver la primera producción de esta nueva iniciativa, lo único que hubo hasta ahora fue una combinación entre silencios y, como el propio nombre de la organización lo indica, rumores absurdos.
Del trabajo a casa
El israelí Adam Neumann no es solo el personaje central de la serie WeCrashed: es una persona real que fundó la empresa de espacios de coworking WeWork en 2010 junto a Miguel McKelvey. Desde entonces, se convirtió en un verdadero as para atraer inversiones de capital y la compañía llegó a valer US$ 47.000 millones, una cifra que maridaba con un estilo de vida derrochón y megalómano, pero que fue corregida con posterioridad. Al igual que el comportamiento de Neumann, que quedó afuera de la compañía.
Pero, por supuesto, volvió al ruedo. Su nueva iniciativa, Flow, será lanzada en 2023 y busca transformar el mercado del alquiler residencial. En principio, habría adquirido más de 3.000 departamentos en diferentes ciudades de EE.UU. para crear soluciones con servicios y características comunitarias. Empezó con el pie derecho: logró recaudar US$ 350 millones de la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz y alcanzó la valuación de US$ 1.000 millones… antes de comenzar a operar.