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El mapa del ecosistema emprendedor en América Latina: la brújula del futuro

Sofía Quilici

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El Grupo de Ecosistemas Inteligentes de América Latina (GEIAL) lanzó su informe 2024 para analizar, comparar y aprender de los ecosistemas que han emergido en 25 ciudades de la región.

29 Octubre de 2024 07.51

El ecosistema emprendedor en América Latina está lejos de ser homogéneo. La diversidad económica, social y cultural de la región ha creado un escenario donde los emprendedores se enfrentan a oportunidades y desafíos tan variados como las ciudades que habitan. El Grupo de Ecosistemas Inteligentes de América Latina (GEIAL), con más de 140 actores y 50 organizaciones, lanzó su informe 2024 para analizar, comparar y aprender de los ecosistemas que han emergido en 25 ciudades de la región. Este reporte, que abarca espacios tan diversos como São Paulo, Monterrey, Bogotá y Manizales, presenta una "foto" de su estado actual y una "película" que mide su evolución reciente.

En 2023, GEIAL comenzó con 18 ciudades pioneras y, un año después, sumó siete más, que incluyó a Lima, Monterrey y Concepción. Este crecimiento del 39% no solo demuestra el interés creciente en la región por fortalecer su ecosistema emprendedor, sino también la necesidad urgente de contar con datos que guíen la toma de decisiones. Como señala el informe, la distancia entre los ecosistemas más avanzados y los más rezagados es del 50%, una cifra que refleja la heterogeneidad de contextos en los que se desarrollan los emprendedores.

Un desarrollo desigual, pero con potencial

El análisis muestra que el ecosistema latinoamericano se sitúa entre niveles medio-altos y medio-bajos, sin que ninguna ciudad logre alcanzar un grado de desarrollo elevado. São Paulo, Monterrey y Bogotá lideran el ranking, pero ciudades intermedias como Manizales y Concepción sorprendieron por su capacidad de crecimiento y colaboración.

Esta falta de correlación entre el tamaño poblacional y el desarrollo emprendedor es, en sí misma, una lección: la cultura emprendedora no es exclusiva de las grandes urbes. De hecho, Manizales, una ciudad intermedia de Colombia, se destaca por tener uno de los ecosistemas más colaborativos de la región, junto con Monterrey. Ambos ecosistemas sobresalen por tener una cultura emprendedora fuerte, donde los emprendedores locales no solo prosperan, sino que juegan un papel clave en la mentoría de la siguiente generación de empresarios.

"Desde 1999 al 2012 íbamos lento, pero con muchas semillas y plantitas que empezaban a florecer. Del 2012 al 2015 hubo una gran adopción de tecnología y un punto de inflexión en la región, donde aparecieron incubadoras, aceleradoras y mucha más tecnología. Pero el 2020, con la pandemia, pegó fuerte. Por un lado, nos hizo aún más resilientes, pero a la vez, abrir fuentes globales online también nos dañó en otros aspectos", indica Susana García-Robles, Miembro del Advisory Board de GEIAL y Managing Partner en Capria Ventures, y piensa: "lo que hay que lograr, y el reporte lo dice, es descentralizar los ecosistemas, no todo puede pasar en las capitales. Siempre digo, y lo repito mucho, que el talento no tiene geografía específica; puede prosperar en ciudades pequeñas, siempre que tengan el apoyo y la inversión necesaria. Es crucial descentralizar la inversión y el apoyo para permitir que todo tipo de ciudades logren florecer."

Sin embargo, los retos no son menores. En el caso de Manizales y Medellín, aunque se ubican en el top del ranking, apenas alcanzan los 50 puntos en el indicador general, y refleja un camino largo por recorrer. La brecha del 50% entre los ecosistemas más avanzados y los más rezagados muestra que el potencial aún no ha sido aprovechado.

"En Latinoamérica, tal vez más que en otros continentes como África y Europa, muchas ciudades de nivel primario y secundario están acelerando en las condiciones de sus ecosistemas. Esto es alentador, y veo que también hay más espacio para que las ciudades secundarias se pongan a tono", explica Erik Stam, Miembro del Advisory Board de GEIAL y Profesor en la Universidad de Utrecht de Países Bajos, y ejemplifica a Concepción y Manizales como ciudades interesantes: "les está yendo muy bien, y se destacan en colaboración y en el conocimiento compartido. Creo que es una lección importante para ciudades que no son capitales, como Bogotá, Santiago de Chile o Ciudad de México, que siempre están altas en los rankings".

El financiamiento sigue siendo la gran barrera

Un obstáculo recurrente para los emprendedores en América Latina es el acceso a financiamiento. En el 60% de los ecosistemas, los emprendedores encuentran dificultades para acceder a capital, ya sea por la falta de inversores privados o por la escasez de programas públicos de apoyo. En ciudades como Montevideo y las chilenas, la situación es más favorable debido a la presencia de fuentes públicas, pero en lugares como Buenos Aires y Medellín, la falta de acceso al financiamiento privado y regulaciones engorrosas son un freno significativo.

Los ecosistemas de São Paulo y Monterrey ofrecen un escenario diferente, con un 45% del financiamiento proviniendo de la inversión privada. Estas dos ciudades lograron atraer capital privado, generando condiciones favorables para el emprendimiento. Pero más allá de estas excepciones, la mayoría de las ciudades intermedias aún no logra capitalizar el interés de los inversores.

La innovación abierta: una oportunidad que despega lentamente

Una tendencia creciente en la región es la innovación abierta, donde grandes corporaciones colaboran con startups para desarrollar soluciones más ágiles y económicas. En ciudades como São Paulo, Medellín y Montevideo, el 40% de las grandes empresas ya están explorando estas sinergias. Pero el desafío es expandir este modelo a ciudades más pequeñas, donde la colaboración aún es limitada.

En ecosistemas como Antofagasta y Manizales, la innovación abierta ha comenzado a mostrar resultados, con un 20% de las empresas locales participando activamente. Sin embargo, el valor real de estas iniciativas aún no se ha generalizado en la mayoría de los ecosistemas. La clave aquí radica en la necesidad de cambiar la cultura organizacional de las grandes empresas, donde la innovación sigue siendo vista como un lujo y no como una necesidad estratégica.

Mujeres y emprendimiento: la batalla por la equidad

Uno de los focos del informe GEIAL es el emprendimiento liderado por mujeres, un área en la que persisten importantes desigualdades. Si bien el acceso a la educación universitaria es equitativo en el 90% de los ecosistemas, el acceso a financiamiento sigue siendo una barrera significativa para las mujeres emprendedoras.

El informe revela que en el 75% de los ecosistemas, las mujeres enfrentan barreras culturales que dificultan su acceso a posiciones de liderazgo y a trabajos calificados. Este hecho no solo limita el crecimiento de sus emprendimientos, sino que también afecta su capacidad de competir en mercados que aún no están preparados para apoyar una mayor inclusión femenina.

La buena noticia es que algunos ecosistemas han comenzado a incorporar la perspectiva de género en sus organizaciones, aunque este proceso está lejos de ser generalizado. Manizales y Medellín lideran esta tendencia, con un puntaje que apenas alcanza los 50 puntos, lo que refleja que la igualdad de género en el ámbito emprendedor aún es una batalla en curso.

Argentina: el gigante con pies de barro

Con Buenos Aires como epicentro, el país es uno de los casos más intrigantes en el mapa del emprendimiento latinoamericano. A pesar de ser una de las ciudades más grandes y dinámicas de la región, su ecosistema emprendedor no ha logrado alcanzar todo su potencial. Según el informe, está frenado por persistentes barreras regulatorias y una inestabilidad económica que desalienta la inversión. El acceso al financiamiento continúa siendo uno de los desafíos más críticos para los emprendedores argentinos, quienes deben enfrentar un marco fiscal y societario complejo que limita sus posibilidades de crecimiento.

Sin embargo, Buenos Aires sigue siendo un polo clave para las empresas tecnológicas, con un peso 50% mayor en este sector en comparación con las ciudades intermedias de la región. Este diferencial competitivo podría ser una ventaja decisiva si el país logra superar las trabas estructurales que hoy obstaculizan su avance. La ciudad cuenta con una base de talento y un ecosistema que, con las condiciones adecuadas, podría transformarse en un referente regional.

La colaboración con grandes empresas, especialmente en tecnología, ofrece oportunidades significativas, pero el reto sigue siendo la retención de talento y la creación de un entorno que favorezca la inversión privada. Mientras Argentina no logre estabilizar su panorama macroeconómico, el ecosistema emprendedor se verá obligado a sortear obstáculos que ralentizan su desarrollo y limitan su capacidad de competir a nivel global.

Descentralizar el apoyo, fomentar la colaboración entre ciudades más pequeñas y diversificar las fuentes de financiamiento serán claves para lograr un crecimiento sostenible en toda la región. Al final, el éxito del emprendimiento en Latinoamérica dependerá de la capacidad de los gobiernos, empresas y emprendedores para trabajar juntos en la construcción de un ecosistema inclusivo que permita que las semillas plantadas hoy florezcan mañana en cualquier rincón del continente.

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