Las señales de estancamiento del tercer trimestre de 2022 respecto del segundo proyectan un octubre-diciembre pobre. A su vez, la suba de tasas internacionales, la baja demanda de economías desarrolladas planchadas o en recesión y el pacto para sacar exportación primaria rusa o ucraniana impactarán al PIB de 2023, señalan economistas consultados por Forbes Uruguay. En ese marco, estimular la demanda interna será clave.
En la primera mitad de este año, el rebote de la actividad pospandemia y el empuje exportador por la inesperada guerra de Rusia con Ucrania impulsaron la performance interanual del Producto Interno Bruto (PIB), que creció 7,9%. En el tercer trimestre, el PIB interanual aumentó 3,7% ante igual lapso de 2021, según el informe de Cuentas Nacionales divulgado ayer por el Banco Central del Uruguay (BCU). Sin embargo, al comparar con el segundo trimestre, en términos desestacionalizados, la actividad económica se mantuvo casi incambiada (-0,1%).
El PIB es el valor agregado de bienes y servicios finales producidos en un país, independiente de la nacionalidad de los propietarios de las empresas. No incluye las transacciones o bienes intermedios, para evitar que haya duplicaciones y se infle el producto final al contabilizarse.
Sectores que estaban creciendo hasta mitad de año, como agro e industria, cayeron en la comparación interanual al tercer trimestre por causa de la cadena cárnica, tanto en la producción ganadera, exportación en pie como en la fuerte retracción de los frigoríficos, explicó la socia de la consultora Exante Florencia Carriquiry.
Dos grandes motores de la salida de la pandemia fueron la carne y la construcción. Se termina UPM II, una inversión impresionante. pero si uno camina por Montevideo está lleno de obras y planes de vialidad. No digo que compense totalmente. La construcción tiene perspectivas de seguir un buen trecho, no será gran caída por UPM y las ramas relacionadas tienen muy buen desempeño, expresó la economista.
El tema cárnico es más complicado. Depende de condiciones en que China fue el gran motor. Ahora está frenada y la industria cárnica lo siente, por lo que el último trimestre 2022 puede ser más complicado. Otro inconveniente no menor es Argentina. Que sea tan barato hace que vayan a consumir allá y no acá. Eso perjudicará al dato del último trimestre, indicó.
Uno de los motores de la economía, la inversión, tiende a apagarse con el fin de las obras de UPM 2 en Paso de los Toros. "A nuestro juicio la inversión agregada caerá en 2023, incluso cuando el resto de la inversión tiene un crecimiento relevante en construcción de obras residenciales, viales y otras infraestructuras. Posiblemente empujará pero no sustituirá a las magnitudes de inversión de las que venimos, opinó Carrquiry.
Admitió que el peso de las altas tasas de EE.UU., al redireccionar inversiones, tampoco contribuye positivamente al crecimiento de inversión, pues sube el costo de financiamiento.
Previsión para 2023
En Exante veníamos ya con una proyección de (crecimiento de) 2% de PIB para 2023, que igual requiere que la actividad económica tenga niveles de crecimiento moderado, o sea que haya reactivación del actual estancamiento", dijo Carriquiry. La consultora indicó que el pronóstico encierra varias incertidumbres".
"Tenderemos a que 2023 será un año de poco crecimiento por el escenario externo de commodities desvalorizados y menor demanda de grandes economías. Es cierto que tendremos un impulso de la celulosa. La nueva planta en un año de trabajo sumará 2% al PIB, pero recién empezaría por abril, ante la incidencia negativa del fin de las obras, lo que la hace más moderada", expresó Carriquiry.
De ese crecimiento de 2% del PIB esperado, casi la mitad sería por UPM 2. Su proyección de suba del 2% será discutida por los técnicos de Exante en las próximas horas. "Puede haber un cambio marginal pero nos mantendremos con visión de crecimiento pobre de la actividad económica, dijo la socia.
Demanda interna será clave
Carriquiry califica de central que el crecimiento que se registra para el año que viene depende en forma clave de cómo siga evolucionando el consumo y de cómo evolucionen ingresos de los hogares.
En julio-setiembre el consumo tuvo un desempeño mucho mejor de lo que previmos en abril-junio. El BCU señala la incidencia del consumo en viajes (hacia Argentina) que, del lado de la demanda es consumo pero del lado de la oferta no es actividad económica local sino importaciones, dijo.
El próximo año, para que el consumo siga creciendo, es importante que los ingresos tengan una evolución alcista. Para ello el empleo tiene que dejar de caer, como buena parte de este año, y los salarios reales tienen que comenzar a recuperarse. Todo indica que ese será el escenario en 2023 y, con la moderación de la inflación, los salarios reales aumentarán en promedio un 2%, tal como proyectamos, agregó.
Por su parte, el economista Horacio Bafico estimó que el crecimiento del año que viene tendrá un impulso de la demanda interna, pues en enero habrá ajustes salariales.
Si uno mira bien los números de este tercer trimestre, ya se ve que la demanda interna empieza a compensar parte de problemas de la demanda externa. Los ajustes salariales de enero generarán una mejora real de los salarios y eso es mayor poder adquisitivo. Probablemente el salario real empiece a recuperarse y fuerte. Eso dará impulso al consumo. Siempre está la Argentina, pero en el correr del año no sabemos qué pueda pasar, señaló Bafico.
El economista, quien se desempeña como asesor del director de la oficina de Planeamiento y Presupuesto, estimó que la baja de la demanda externa "no necesariamente" causaría más desempleo, pues el salario cayó mucho. El desempleo viene cuando los salarios aumentan desalineados con la productividad. No sería el caso, porque vienen muy rezagados, explicó.
Dólar y exportaciones
Bafico también señaló que podría haber problemas con los precios relativos si el dólar sigue tan planchado.
Tal vez es el temor más grande y no los otros. Si bien los exportadores tuvieron un buen año, hace meses que los precios de exportación vienen cayendo. Los negocios son permanentes. El dólar cayó lo que cayó y los ingresos de los exportadores no son los mismos que antes. Por más que hayan tenido un año tan bueno, las perspectivas no son que se reviertan y que el año próximo no será tan bueno. Necesitarían algún precio relativo mejor, dijo el economista.
Según Bafico, el dólar está demasiado bajo; pasado enero y febrero debería normalizarse a un nivel un poco más alto. "Para varios sectores este fue un buen año, pero no es permanente y ya hay señales de que empiezan a tener problemas. Por ese lado, si no se compensa con un ajuste, podría haber un freno más a la economía en 2023" medida por el PIB, finalizó.