Que Uruguay tiene fuentes energéticas renovables (agua, viento y sol) de sobra para la producción de hidrógeno verde (H2) es algo sobre lo cual no hay mayores dudas. Ahora, con eso solo no alcanza ya que el recorrido para el desarrollo de esta nueva industria también lo transitan otros países que tienen sus recursos disponibles para subirse a esa ola.
En ese contexto, la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU) le solicitó un trabajo al Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable de la Universidad Católica del Uruguay (UCU). Los principales hallazgos de este análisis fueron presentados a los medios bajo el título H2 en Uruguay, oportunidades y desafíos.
Alejandro Ruibal, presidente de la CCU, dijo que el país tenía la enorme oportunidad de desarrollar una nueva industria en los próximos 20 años y posicionarse como productor de un nuevo combustible a nivel global, pero hay deberes para hacer en el mercado interno. Uno de ellos es realizar algunos cambios normativos que le pisa los callos al statu quo, reconoció.
Alejandro Perroni, integrante del Observatorio de Energía, señaló que Uruguay va a tener que competir con mercados como Chile, Argentina, Brasil, Australia, y países del norte de África y el Golfo, que ya están corriendo la carrera para el desarrollo del hidrógeno verde.
Uno de los aspectos que el trabajo marcó como una debilidad para Uruguay en el arranque de esta carrera son los altos costos de los peajes que cobra UTE por el uso de sus redes de transmisión, muy superiores a las tarifas que tienen otros mercados. El peaje en Uruguay en 150 kV es el doble que en Australia y casi siete veces más caro que en Chile, mientras que en 500 kV es más económico que en Australia, pero más de tres veces más costoso que en Chile.
Además, el desarrollo de esta nueva industria llevaría a que las redes de transmisión de energía se dupliquen para 2040. Dada la magnitud de esas inversiones, no tendría sentido que UTE las asuma, por lo que el país podría contar con redes privadas que estarían interconectadas con las del Estado.
La infraestructura actual en Uruguay es adecuada para el desarrollo hacia 2030, con adecuaciones de orden menor en puertos y red eléctrica. De allí en adelante se requieren inversiones significativas en puertos, redes eléctricas, ductos, que dependerán del desarrollo tecnológico y de la evolución de los mercados.
Para el año 2040, el hidrógeno verde en Uruguay podría generar ingresos anuales por casi US$ 2.000 millones, prácticamente lo que el país exporta anualmente de carne vacuna. La inversión proyectada en energía eólica y solar a ese horizonte temporal se estima en unos US$ 15.000 millones, además de distintas inversiones en infraestructura logísticas (puertos, ferrocarril, red eléctrica y ductos).
Despejar mitos
Uno de los temas que también abordó el trabajo del Observatorio de Energía de la UCU fue la cantidad de agua que potencialmente podría demandar el desarrollo del hidrógeno verde en Uruguay. Del total de volumen anual de agua disponible, actualmente se consume en el país solamente el 4,8%.
El uso del agua para la implementación de la Hoja de Ruta del H2 sería de significancia baja, implicaría hacia el final de período un incremento de aproximadamente 1,8% del agua actualmente utilizada, recuerda el estudio.
De todas formas, los autores del trabajo recordaron que todos los proyectos deberán contar con la autorización ambiental correspondiente, y que, por ejemplo, no se está pensando en el desarrollo de ningún proyecto sobre la cuenca del Santa Lucía, la fuente que abastece de agua potable al 70% de la población del país. De acuerdo al trabajo, el uso del agua para la implementación de la Hoja de Ruta del H2 verde no se presenta como un problema.