El 1° de diciembre de 2021, Ben Francis se paró frente a un local cerrado de J. Crew en la londinense Regent Street, el principal destino de compras en el corazón de la capital británica. Vistiendo una campera negra de entrenamiento de su propio diseño, Francis tenía un anuncio que hacer: Gymshark, la marca de ropa deportiva que fundó, iba a estrenar su primera tienda física.
Once meses más tarde, la tienda Gymshark abrió sus puertas, marcando un hito para una empresa construida casi por completo sobre la base de la astucia en las redes sociales y las asociaciones con personas influyentes del mundo del fitness en TikTok e Instagram.
Iniciada en 2012 en el garaje de sus padres, Francis convirtió Gymshark en una potencia del athleisure que en 2020 se valoró en 1.450 millones de dólares, cuando vendió una participación del 21% a la firma de capital riesgo General Atlantic. En el año siguiente, los ingresos netos aumentaron más del doble, hasta 68 millones de dólares, mientras que los ingresos crecieron un 78%, hasta 608 millones de dólares.
Ese crecimiento convirtió a Francis en multimillonario. Forbes calcula que la participación del 70% de Francis en Gymshark tiene ahora un valor de 1.200 millones de dólares, lo que convierte al empresario de 30 años en uno de los recién llegados más jóvenes a la lista de multimillonarios del mundo de 2023.
Ha sido un largo viaje para este universitario, que sigue dirigiendo el negocio desde Solihull, una localidad cercana a la casa de sus padres, a las afueras de Birmingham. Nacido en la región inglesa de West Midlands en 1992, Francis creció soñando con una carrera como jugador de fútbol, pero pronto se dio cuenta de que no era lo bastante bueno para llegar a profesional. En su lugar, a los 17 años decidió enfocarse en ir al gimnasio, conoció el culturismo y empezó a tomar clases de informática. Pasaba las horas viendo videos de fitness en YouTube y creando aplicaciones básicas que ayudaban a otras personas a armarse calendarios de entrenamientos y a acceder a ejercicios para perder grasa.
Ya siendo un universitario de 19 años que trabaja como repartidor de pizzas por las noches y no estaba conforme con su sueldo, decide asociarse con un amigo, Lewis Morgan, para empezar a vender suplementos por Internet, comprando al por mayor a los vendedores y obteniendo un pequeño margen comercializándolos a los clientes de un sitio web al que llamaron Gymshark. (Morgan vendió su participación en Gymshark por unos 130 millones de dólares en 2020 como parte del acuerdo con General Atlantic).
Pero vender suplementos era un negocio difícil. Al mismo tiempo, Francis tenía problemas para encontrar ropa que le permitiera lucir sus músculos. Así que él y Morgan invirtieron sus escasas ganancias en una impresora serigráfica y una máquina de coser y empezaron a hacer su propia ropa de fitness desde el garaje de los padres de Francis.
Su primera gran oportunidad llegó 10 meses después, en 2013, cuando alquilaron un stand en BodyPower, la mayor exposición de culturismo de Europa. "Estábamos inundados de gente que quería conocer a los atletas, quería ver el producto... y [nosotros] agotamos las entradas en el evento", dice Francis.
Empezaron a repartir ropa de manera gratuita a personas influyentes en el mundo de la halterofilia a través de las redes sociales, lo que hizo que el volumen de ventas diarias de Gymshark se disparara de 450 dólares al día a 45.000 dólares.
Francis se embarcó luego en una campaña de marketing que se basaba en pagar pequeñas cantidades a estrellas del fitness con seguidores, repartiendo 500 dólares al mes a influencers que presumirían la ropa Gymshark en sus vídeos.
- La halterofilia es un deporte olímpico, también conocido como levantamiento de pesas, esta disciplina requiere de un gran entrenamiento de los músculos del cuerpo para adquirir la fuerza necesaria para los levantamientos, además de desarrollar destreza y actitud menta
En 2018, Gymshark dejó atrás el garaje y estrenó su sede en Solihull. Francis empezó entonces a organizar popups llamados "We Lift This City" en ciudades de todo el mundo donde los fans podían hacerse con ropa exclusiva. Ese mismo año, Francis fue nombrado miembro de la lista europea de 30 millonarios menores de 30 de Forbes. Las ventas volvieron a dispararse, creciendo una media del 62% cada año desde 2018. En agosto de 2020, un año después de que Gymshark alcanzara los 214 millones de dólares de ingresos y los 18 millones de dólares de beneficios netos, General Atlantic compró su participación, justo cuando la pandemia del virus Covid-19 cerraba gimnasios en todo el mundo. Un año después, Gymshark abrió su primera oficina estadounidense en Denver.
Aunque el crecimiento medio anual de Gymshark está superando con creces al de los gigantes Nike (7% desde 2018) y Lululemon (26%), aún está lejos de alcanzar los 47.000 millones de dólares en ventas que registró Nike el año pasado, o incluso los 8.000 millones de dólares de Lululemon. Y ha habido algunos vientos en contra: Una oferta pública inicial en la Bolsa de Londres el año pasado nunca se materializó, y Gymshark cerró la mayor parte de sus operaciones en EE.UU. en marzo.
Aún así, el ejército de influencers de Francis ya le ha impulsado hasta el estatus de multimillonario, y la ubicación de la nueva tienda de su empresa en Londres -a seis minutos a pie del buque insignia de Nike y a sólo una manzana de la de Lululemon- es una señal de hacia dónde quiere llevar este universitario a su marca de rápido crecimiento.
"Cuando Apple empezó, fue adoptada por arquitectos, creativos y otro tipo de chicos guays", dice Francis. "Nuestros fans cuentan sus macros y saben cómo hacer un deadlift correctamente".