A 10 años de su creación y con ocho tiendas en Uruguay, Rotunda acaba de desembarcar en EE.UU. de la mano del e-commerce, tomó la dirección de la franquicia en Paraguay y avanza en su plan de expandirse al mundo. Kevin Jakter, CEO de esta compañía de moda made in Uruguay, recibió a Forbes en Otero x Rotunda, el café que abrió en 2022 donde también tiene una tienda y oficinas.
El empresario habló sobre la primera década de la marca, cuáles son los proyectos a mediano y largo plazo, así como el desafío que supuso abrir el mercado estadounidense hace dos semanas.
¿Cuáles son los planes para Rotunda en EE.UU.?
Hay una planificación estratégica y una visión amplia a 18 meses que supone un crecimiento importante en e-commerce en EE.UU. Es un mercado enorme, con un crecimiento anual del 15%. Según un informe de 2021 de eMarketer, las ventas online de ropa y accesorios alcanzaron unos US$ 121.500 millones en 2020 y se esperaba que continuaran creciendo. Obviamente, en nuestra visión no descartamos tiendas físicas en puntos específicos en EE.UU. En la visión general nos gustaría expandirnos al mundo, pero eso es después de cumplir ciertos hitos en este mercado.
¿Qué metas tienen y qué alcance han tenido en estas primeras semanas?
El crecimiento que esperamos en EE.UU. es exponencial, sin entrar en proyecciones por ahora, pero si todo sale según lo planificado nos cambia la empresa completamente. En las primeras dos semanas ya llegamos a 45 estados de los 50 de EE.UU. y a más de 150 ciudades. Los estados con más compras son California (San Francisco y Los Ángeles) y Nueva York (Manhattan y Brooklyn), y en tercer puesto están Nueva Jersey, Chicago y Washington.
¿Qué inversión implica este desembarco?
Es una inversión importante. El 80% está en botas, que es la principal apuesta. La mitad de la producción de estas botas está en Uruguay y la otra mitad en Brasil, en fábricas de cercanía que pueden tener mucho impacto a nivel social. El 25% de la inversión está en carteras y el 5% en tapados de paño 100% lana.
¿Cómo fueron los pasos previos para llegar a EE.UU.?
La visión general siempre fue consolidar Uruguay e internacionalizarnos. El paso orgánico para nosotros era crecer en Argentina. En las tiendas ubicas en La Barra y Calle 20, además del consumidor uruguayo, tenemos al público argentino, que nos recibió muy bien. Nos probamos en Punta del Este y vimos que Rotunda es una marca para Argentina. Nos vinieron a buscar de grupo IRSA —que es dueño de muchos shoppings en el país— para ofrecernos locales. Querían que entremos desde 2017 y la realidad es que era tan complejo importar mercadería a Argentina, que no llegamos a hacerlo. Evaluamos producir allá y también era muy complejo.
Así que se fue postergando la internacionalización. Fuimos creciendo acá en Uruguay. Después vino la pandemia y frenó todo. Surgió una oportunidad de abrir una franquicia en Paraguay, que ahora operamos nosotros. Ese también es un gran paso y desafío.
Cuando Argentina dejó de ser una posibilidad, ¿qué opciones manejaron?
Hicimos una marca para internacionalizar. Por el posicionamiento de nuestra marca no podemos tener 40 locales en cualquier lugar. Empecé a investigar Chile y España… Chile por cercanía y España porque es un mercado grande y la moda de Rotunda es bastante europea.
Esas opciones no se llevaron a cabo, ¿qué pasó en el medio?
Antes de salir a armar el negocio en España, para el que ya teníamos todo el plan pronto, Eytan Starkman, a quien conozco desde hace años y es actual miembro de la Junta Directiva, me presentó a Miguel Facusse, quien ahora es nuestro nuestro socio y COO - CMO en Rotunda USA. Miguel había vendido recientemente su empresa de e-commerce de ropa masculina en EE.UU.
Cuando lo conocí y me habló de la posibilidad de transitar ese camino, me ericé todo. Y yo me guío mucho por la intuición.
Empezamos a conversar y a ver la posibilidad de lanzar allá, haciendo una prueba antes. Esto comenzó a gestarse a principios de 2022. En enero de este año probamos con una colección entera y vimos algunos productos específicos a los que les fue muy bien, como botas, carteras, y tapados de paño. Vimos que había una oportunidad de negocio. Visualicé esto hace nueve años cuando vivía en EE.UU. Cada vez que iba, porque tengo familia allá, lo pensaba. Después se difuminó y hoy se materializa.
¿Qué desafío tuvo para ustedes desembarcar en ese país tan diferente a Uruguay?
Una vez que la prueba nos dio bien y estructuramos todo a nivel más administrativo, empezamos a evaluar con proveedores la capacidad productiva que teníamos en una reunión uno a uno. Eso fue en febrero y marzo de este año. Comenzamos a analizar la capacidad de entrega y tiempos de producción para este nuevo desafío. En abril yo me iba a pasar las pascuas judías con toda mi familia y necesitaba tener todo cerrado.
Rotunda al triple impacto le agregó uno más, ¿de qué se trata?
El cuarto impacto es la base de todos los impactos: el desarrollo humano. Si yo no sé liderarme, no puedo liderar a los demás. Si no hay trabajo interno, espiritual, no vamos a cambiar el mundo. Si esto no existe, voy a salvar a las ballenas y después llego a casa y le hablo mal a mi hijo. El triple impacto habla de mejoras económicas, sociales y ambientales para el mundo. Desde mi visión, tenemos que trabajarnos internamente y elevar nuestros estados de conciencia para impactar desde un lugar genuino y sostenible.
En un momento nos cuestionamos con Sofía (Sofía Domínguez, su socia y esposa) al lugar al que estábamos llegando como familia y con qué valores, y veíamos que la industria de la moda iba por otro lado, con pagas injustas y contaminación.
Dijimos: "o cambiamos de rubro o somos líderes del cambio". Y así llegó el cuádruple impacto.
Ustedes no hablan de equipo, hablan de tribu, ¿por qué?
Me gusta resumirlo en que nos gusta trabajar con amor, con pasión, libertad de ser quién sos y responsabilidad. Somos un grupo de amigos que hoy supera las 100 personas. Trabajamos juntos, nos divertimos. Somos una familia y cada uno puede ser quien es.
¿Cómo llegan a considerar la posibilidad de tener un café?
Se nos terminó el contrato de alquiler en la oficina que teníamos. Empezamos a ver casas, esta se nos iba mucho de presupuesto… Igual me enamoré del lugar y pensamos que si poníamos un café podíamos generar los ingresos necesarios para cubrir el costo. Abrimos el café el 24 de octubre de 2022, dos días antes nació nuestro hijo, que se adelantó, y gracias a Dios se llenó enseguida.
¿Cuál fue tu gran aprendizaje en estos 10 años de Rotunda?
Hoy crecemos a un ritmo que supera el 20% anual. Pero en el camino aprendí que la expansión, cuando es grande, tenés que acompañarla con orden, si no llega el caos. Entre 2016 y 2019 tuvimos una expansión muy fuerte con muy poco orden logístico y contable y después tuvimos que ordenarnos. La empresa comenzó en 2013. Estaban Sofi y Carolina Sosa; yo me sumé al mes seis. Caro se fue en 2015 y ahí quedamos Sofi y yo. En un comienzo fuimos tres, después cinco, después 20… En 2019 estábamos creciendo en todas las áreas.
Nosotros diseñamos todo acá en Uruguay. Teníamos más de 100 proveedores, solo de diseño y producción 50. Todo eso desordenado. Todo el proceso logístico estaba desordenado; se nos desordenó mucho con el crecimiento. El contador me decía que no le daba el tiempo para todo lo que tenía que hacer. Después, tuvimos que pasar a un equipo contable, asesoría, auditoría y ordenar el crecimiento. Hoy, con el diario del lunes, hubiera contratado un equipo contable y logístico desde el día uno.
¿Cómo impactó en vos ese crecimiento sin orden?
Aprendí a autorregularme en la expansión. Soy muy expansivo, evalúo nuevos proyectos y unidades de negocio todo el tiempo. Ahora sé que los llevo adelante solo con equipos de alto desempeño, bien organizado y estructurado. En el crecimiento me sobrepasé a nivel personal y también eso desregula la vida familiar.
¿Y cuál considerás que fue el gran acierto en estos 10 años?
Escuchar y confiar en la intuición. Yo combino mucho la razón con la intuición y el aprendizaje es seguir haciéndolo. Lo de confiar en la intuición nos llevó a muchos hitos. Tenemos un sueño y una visión y apostamos siempre antes del resultado. En 2015 creamos un departamento de diseño, teníamos una oficina de 20 metros cuadrados y tres personas en esa área. Apostamos y salió bien.
Nos pasó también con Brian Ojeda, para nosotros el mejor fotógrafo de moda de Uruguay. Dijimos: "No vamos a poder pagarlo, pero entrevistémoslo". Se terminó sumando al equipo. Lo mismo nos pasó con el local de La Barra, apostamos, hubo muchos pasos jugados para el momento en el que estábamos y la intuición decía "es por acá".