Cimarrón: la productora uruguaya que llegó a los Oscar, duplicó su facturación en el último año y ahora trabaja en películas para Hollywood
Santiago López, habló sobre el impacto de haber llegado a los premios Oscar de la mano de La sociedad de la nieve, el apoyo a la industria audiovisual en el Río de la Plata y las metas que se propone en el marco de un sector que está en auge.

El 2024 marcó un hito en la historia de Cimarrón, la productora argentina-uruguaya fundada por Santiago López, Diego Robino y Hernán Musaluppi: La sociedad de la nieve, película para la cual prestó servicios de producción durante cinco años, la llevó por primera vez a los premios Oscar, dándole una "visibilidad en el mundo entero", que no había tenido hasta el momento. 

Un hecho que provocó impactos "infinitos" en la productora, como la posibilidad de hacer la nueva versión de El beso de la mujer araña con Artists Equity, la productora de Matt Damon y Ben Affleck, o que otra productora americana, de la cual por el momento no pueden dar detalles, los contactara para hacer una película para Hollywood. 

Estos hitos repercutieron directamente en su facturación que casi se duplicó en el último tiempo. Mientras que en 2023 rodeaba los US$ 16 millones, al cierre del año pasado alcanzó los US$30 millones. 

Desde hace tres años, Cimarrón trabaja también en México, donde sumó a un cuarto socio, Sandino Saravia. La productora cuenta con dos unidades de negocio. Por un lado, la prestación de servicios a otras compañías que llegan a filmar a los tres países donde están presentes, y por otro, el desarrollo de obras propias, como es el caso de la película El viento que arrasa, que estuvo el año pasado en cartelera. 

En los tres países, Cimarrón realiza, en promedio, 16 proyectos al año, de los cuales aproximadamente 12 se llevan a cabo en Uruguay. Sobre el crecimiento del sector audiovisual en Uruguay, el escenario incierto en Argentina, sus proyectos futuros y las ganas de seguir "pensando en grande", conversó Santiago López con Forbes Uruguay. 

Santiago López de Cimarrón.

En 2020 Cimarrón hizo cuatro proyectos para el mercado internacional. El 2024 lo cerró con 16 proyectos. ¿A qué responde este crecimiento vertiginoso? 

Hay un factor que constituye un hito, no solamente para Cimarrón, sino para la industria audiovisual en Uruguay, que son las políticas públicas. En lo que nosotros hacemos existen mecanismos de incentivos a la inversión extranjera o para el desarrollo de producción nacional, y la industria se está volcando hacia los territorios que dan esos incentivos. Los países que no tienen esos mecanismos desaparecen del mapa. Uruguay, en 2018, genera el primer piloto del Programa Uruguay Audiovisual (PUA), que empieza a atraer a las plataformas. En 2020, con la pandemia, logramos ser el primer país que pudo activar producciones; eso hizo que las plataformas se volcaran aún más. Entre el rebate (porcentaje de devolución por incentivo que establece PUA) y la capacidad técnica y artística que tiene Uruguay, logramos posicionarnos. 

¿La pandemia favoreció al sector?

El manejo inicial de la pandemia nos favoreció y nos puso en el mapa, pero si hubiéramos arrancado a filmar sin una estructura de incentivos, no hubiera pasado lo que pasó. Hoy Uruguay tiene el prestigio ganado, que lo convierte en una plaza de producción muy competente. 

¿Qué tan competitivo es Uruguay a nivel internacional?

Es una plaza muy competitiva. Aunque sigue siendo un país caro en un montón de cosas, tiene otras facilidades logísticas, como la solvencia, la reputación en la plaza financiera, las facilidades que tiene para hacer determinadas transacciones o para despachar en la aduana. Tiene procesos muy claros y sólidos. Además, la devolución que el Estado hace por la inversión, va directamente a la producción extranjera, algo que hace que no haya grises. En la mayoría de los rebates a nivel internacional, el que recibe el incentivo es el productor local, que después lo traslada al productor extranjero. 

En Uruguay, la ecuación es distinta. Eso es un cambio bastante importante. También somos competitivos por nuestra calidad, hay talento técnico y artístico de primer nivel. El país se preparó para que esto suceda de manera eficiente. 

¿Los incentivos existentes son suficientes? 

Los incentivos siguen siendo escasos. Por más que crecen exponencialmente, siempre vienen atrás del crecimiento del sector, entonces llegan tarde. Además, son discrecionales. Es decir, no hay una ley que establezca cuántos recursos destinar a la actividad, dependen de la firma de un decreto presidencial. Es una debilidad del sistema. Por otro lado, cambió mucho la matriz de productores, al igual que creció la actividad, los recursos técnicos, la infraestructura y el talento. Se produce muchísimo más que antes, entonces los incentivos se agotan más rápido y no siempre están aggiornados a la dinámica de cada tipo de producción. 

¿Es el mejor momento de la industria en Uruguay? 

Uruguay nunca estuvo en condiciones de pararse ante el mundo a ofrecer lo que ofrece hoy. Todo este ecosistema se está dando por primera vez ahora, entonces es necesario que la política pública siga creciendo y acompañando, que se piense no en cubrir un año, sino en diseñar un plan de acción de 10 años.  Cada vez el sector se acerca más a una industria cultural sólida, por lo que necesita una planificación estratégica más larga y con pilares que se asienten en una ley. 

¿Se puede considerar al sector audiovisual como estratégico para Uruguay? 

Claro, es un sector que se ha vuelto estratégico para el país, cada vez tiene más potencial y, además, con pocas herramientas concretas, crece muy rápido.  Hoy Uruguay no compite con la región, compite con Sudáfrica, Hungría y Portugal, países que tienen incentivos de un 40% de devolución de la inversión para grandes producciones. Acá estamos en un 25% y topeado. Entonces, hay que mejorar los incentivos y los recursos económicos.

Santiago López de Cimarrón.

En cuanto a las fuentes de financiación, ¿existen facilidades para que los interesados puedan acceder a ellas? 

Hoy hay una posibilidad, a través del PUA, del que parte del financiamiento que otorga la Agencia del Cine y el Audiovisual del Uruguay (ACAU) se apalanque con el Banco República. Pero en este escenario de crecimiento, estamos aún generando conciencia en determinados actores para que vean en el sector una oportunidad.  La banca es necesaria para todo esto, sería bueno acercar otros bancos. 

¿Cómo avizoran el futuro de la industria local si Argentina se recupera? 

Es muy difícil proyectarse en Argentina. No sentimos que se esté recuperando. Macroeconómicamente quizás el país funcione, pero si el sector de la cultura y la industria audiovisual es permanentemente atacado y señalado de manera agresiva desde las cúpulas políticas es difícil que otros confíen en nosotros.  Es hipotético, pero si sucediera, Argentina siempre fue el gran coproductor de las películas uruguayas, es el socio estratégico más claro. Además, siempre fue una plaza de producción muy importante, porque hay mucho talento, un montón de infraestructura y un desarrollo que siempre nos hizo muy bien.  Creo que es una mala noticia para los uruguayos que Argentina esté tan deprimida y castigada. 

¿Cuál es su mayor desafío para este año? 

El desafío más grande es mantenernos en esta locura en la que estamos, de hacer muchos proyectos a la vez. Pero, sobre todo, poder pensar en grande.  Ese es el motor de siempre, porque además es una industria que necesita mucho que te revaliden.  En 2025 tenemos que volver a estar en algún lugar para tener visibilidad, para que sigan confiando en nosotros, las plataformas, los com pradores y los creadores.

 

FOTOS: NICOLÁS GARRIDO

*Este artículo fue publicado originalmente en la edición impresa de Forbes Uruguay de febrero de 2025. Para suscribirte y recibirla bimestralmente en tu casa, clic acá.