-¿Cómo ves al segmento de las energía limpias en un contexto donde se habla de la falta de gasoil y el impacto de la guerra en el precio de la energía?
Hay una oportunidad enorme. Tenemos que pensar en la energía y la complementariedad. La renovable empieza a ser una alternativa competitiva que se sostiene sin subsidios, pero se inserta en un sistema que funciona con un componente muy fuerte de combustibles fósiles.
La Argentina está expuesta a los precios internacionales y a la necesidad de importar combustibles fósiles en las peores formas, que son las más caras, como diesel o gas natural licuado. Y termina rompiendo la cuenta corriente. En ese contexto tenés un círculo virtuoso: muchas de las compañías más relevantes del país quieren reconvertirse y descarbonizarse. Hoy esa energía es más competitiva que una operada en combustibles fósiles.
_Las oportunidades están…
Sí. Genneia es líder en energías renovables en la Argentina. Los últimos seis años invertimos US$ 1.200 millones. Y en los próximos dos, invertiremos US$ 300 millones en parques eólicos y solares. Si hacemos eso en muy pocos trimestres tenemos un balance de divisas positivo para Argentina. Porque le permitimos a Argentina dejar de importar combustibles líquidos y gas natural licuado.
-¿Cuánto está reemplazando hoy la energía renovable de la convencional?
Representa el 10% del sistema. Hay un objetivo regulatorio de llegar a más del 20% en el corto plazo. Por un montón de razones -entre ellas, que es una industria capital intensiva, que requiere financiamiento-, es difícil lograrlo. Pero la potencialidad está. La única limitación real para que el crecimiento de la demanda eléctrica no sea cubierto por renovables es la infraestructura. Tener líneas de transmisión con capacidad disponible para transportar esa energía. Ese es nuestro cuello de botella y tenemos que trabajar.
_¿Cómo no perder el norte siendo una compañía que está enfocada en el largo plazo?
La clave es que el equipo tenga claros los objetivos en cada momento. En la Argentina, cuando te enfrentás a objetivos, tenés que hacerlo con las rodillas flexionadas, tenés que tener un estado con el que puedas capturar el impacto de los escenarios que se pueden presentar. La clave es que el equipo entienda los objetivos frente a cada cambio de contexto.