Corría 2007 cuando Julio Ernesto Ruiz comenzó a darle forma de La Primera, una compañía láctea que elabora y comercializa leche entera, descremada, en polvo y dulce de leche de cabra, que cuenta con Certificación B por su desempeño ambiental, transparencia y responsabilidad social. Con el paso del tiempo, el modelo de negocios se fue profesionalizando y dio paso a una nueva generación en la compañía familiar: desde 2017, Juan Gregorio Ruiz, hijo de Julio, está al frente del negocio nacido en Córdoba que procesa 700.000 litros de leche al año.
"Desarrollamos productos alimenticios de alto valor nutricional, respetando y preservando en nuestros procesos las materias primas naturales, con responsabilidad social y medio ambiental. Por eso en nuestros productos buscamos tener la menor cantidad de aditivos, no se encuentran trazas de antibióticos, leche vacuna, organismos genéticamente modificados ni agrotóxicos", comparte Juan, licenciado en Administración, que se hizo cargo de la empresa con apenas 24 años.
La idea de lanzar La Primera surgió a partir de un emprendimiento previo, orientado al turismo rural. Ahí fue cuando el mayor de los Ruiz vio que había una oportunidad de negocio: crecía la demanda de los productos lácteos caprinos como reemplazantes de los lácteos tradicionales y decidió poner manos en el asunto.
Con una inversión inicial de US$ 50.000, esta familia emprendedora empezó a colocar los pilares de la firma. "En los primeros tiempos, la creación de una cuenca lechera caprina de productores rurales era algo impensado para el ámbito local, tanto los productores como nosotros mismos tuvimos construir el know-how con el paso del tiempo y ya a partir del segundo año de funcionamiento, decidimos enfocar el desarrollo de nuestros productos bajo tres ejes", explica Juan. Y enumera: "Entender al consumidor, sus necesidades y objetivos (padres y madres que no encontraban en el mercado un producto lácteo natural de alto valor nutricional para darle a sus familias y que no les produjera cólicos ni alergia); contribuir con el crecimiento de las economías regionales, convirtiéndonos en una fuente de ingresos estable para los numerosos productores caprinos de la región, que hasta el momento sólo contaban con este animal para la venta de carne; y minimizar nuestro impacto ecológico y asumir el compromiso de preservar el medioambiente".
Hoy, la firma, que trabaja con más de 150 productores rurales, está presente en las góndolas de más de 15 cadenas de supermercados de todo el país, como Chango Más, Walmart y Libertad (y está en proceso de incorporación de Cencosud, Carrefour y La Anónima), así como también en los principales negocios de retail del sector de alimentación saludable, superando los 90 puntos de venta, y a través de venta online.
"Empleamos directamente a 15 personas e indirectamente trabajamos con más de 150 familias que encontraron una fuente de ingresos sostenible en un producto que para ellos era marginal, la leche de cabra fluida. El 60% de los productores rurales de la red son mujeres, lo que también aporta valor social al proyecto que las incluye en una tarea desafiante y rentable", comparte Juan.
Actualmente, La Primera se encuentra analizando llegar con sus productos al exterior, principalmente Brasil, Chile y Uruguay. "También hemos tenido contactos comerciales con prospectos provenientes de distintas regiones de Asia, ya que es un producto que tiene gran aceptación en ese mercado. Por otra parte, formaremos parte del pabellón argentino en la feria SIAL de París en octubre de este año donde se encuentran gran cantidad de compradores y vendedores de alimentos a nivel mundial no solo para comercializar internacionalmente sino también aprender sobre tendencias de mercado", adelanta Juan.
Las fichas para este año están puestas en consolidar el crecimiento y adecuarnos al aumento sostenido de la demanda: en el primer semestre de este año alcanzaron un 80% de lo vendido el año pasado. A futuro, tienen varios proyectos como la ampliación del portfolio de leches en polvo y fluidas, el desarrollo de leches infantiles a base de leche de cabra y el desarrollo del comercio exterior en la compañía.
Asimismo, atraviesa una etapa de conversión hacia la producción orgánica de todos sus productores, por lo que para fines de 2023 esperan poder contar con certificación orgánica.
"A diferencia de otros países como Nueva Zelanda, Holanda y Francia - entre otros -, en la Argentina los productos lácteos culturalmente están asociados a la leche de vaca. Con el correr de los años, la industria láctea argentina responde a un mercado consolidado y monopolizado. Llegamos para darle frescura y salud a los consumidores, a los productores de materias primas y al medio ambiente.
Por nuestra filosofía, planteamos una sustancial diferencia en las formas de producción tanto en la producción primaria, intentando seguir los principales lineamientos de tendencia mundial en cuanto a comercio justo y bienestar animal como en el sector industrial, intentando utilizar la menor cantidad de aditivos y procesos posible", cierra Juan.