Slantis, empresa uruguaya de tecnología aplicada a la arquitectura, pisa cada vez más fuerte en EE.UU., donde tiene en su lista de clientes a Apple, Google y YouTube. Sus socias aseguran que lograron un incremento de 150% en las ganancias en los últimos tres años y tienen una proyección del 250% de crecimiento para 2023, con la que apuestan a ser líderes en el sector.
La compañía, fundada por las arquitectas Andy Robert y Mercedes Carriquiry en 2015 es parte de una nueva industria denominada contech (construcción más tecnología) y crece a pasos agigantados: hasta el momento han diseñado más de 1.000.000 de metros cuadrados de forma digital, tienen oficinas en Montevideo, Buenos Aires y San Francisco. “Venimos duplicando equipo y revenue año a año desde 2021 y esperamos ser 100 personas a fin de año”, graficó Robert.
Carriquiry siempre disfrutó de crear desde cero y de “inventar lo impensable”, lo que años después se tradujo en su espíritu emprendedor. Robert, por su parte, considera que las ganas de hacer su propio camino vienen de familia.
Su madre tesorera y su padre empresario en el rubro de logística internacional le inculcaron desde el principio la importancia de desafiarse y de activar “esa chispa que te mueve cuando ves algo que no funciona”.
Cuando decidieron emprender este camino, las socias tenían 26 años y trabajaban en diferentes empresas. Se conocían desde la adolescencia.
Si bien no compartieron aulas —Robert estudió en Christian Brothers College y Carriquiry en Liceo Francés y Seminario; Robert hizo la carrera en ORT y Carriquiry en Universidad de la República— compartían grupo de amigas y tener la misma profesión las acercó.
“Cuando Andy me dijo que teníamos que ir a EE.UU., que había oportunidades allá, le pregunté: '¿Qué necesitamos?'. Me dijo que un nombre y una web. Al otro día nos juntamos para pensarlo y así arrancamos”, recordó Carriquiry. Con sitio web, logo y nombre —en ese momento se llamaban Archsourcing— se pusieron en marcha para poder entrar al mercado norteamericano.
“Empezamos a disparar contactos con conocidos para que nos acercaran a EE.UU. donde no conocíamos a nadie, a nadie de verdad”, señaló Robert.
UN CAMBIO DE RUMBO
Esa búsqueda trajo como resultado el primer cliente, un estudio de arquitectos en Los Ángeles con el que hicieron sus dos primeros proyectos. Antes de comenzar el segundo trabajo, les pidieron que lo hicieran aplicando una tecnología específica que había sido solicitada por el cliente y a partir de ese momento el rumbo de la empresa cambió.
“Nos preguntaron si conocíamos el programa que hace maquetas digitales, les dijimos que sí y nos pusimos a estudiar. Agarramos viaje”, recordó Carriquiry. Así comenzaron a aplicar la tecnología Building Information Modeling (BIM) a proyectos de arquitectura. Fue un camino de ida.
En ese momento, Robert trabajaba en Humphreys & Partners Architects, mientras que Carriquiry lo hacía en el estudio Carlos Ponce de León. Sin embargo, el segundo proyecto les dio las razones y las fuerzas necesarias para renunciar y apostar de lleno a su empresa.
Cuando el vínculo con el estudio de Los Ángeles finalizó, quedaron con un know-how específico en el uso de esta tecnología, pero sin clientes.
“Nos juntamos un miércoles y le dije a Mer: 'Tenemos esta plata en el banco —que era nuestro sueldo anual—, yo me voy a quemar cada dólar en conseguir otro cliente. Me voy ya a Los Ángeles a mostrar lo que hicimos'. El jueves de mañana estábamos las dos arriba del avión”, contó Robert.
Las ganas, la confianza en su producto y los ahorros en sus cuentas, las llevaron a pasar tres días en un hotel comunicándose con potenciales clientes. Cuando regresaron a Uruguay, ya tenían nuevas perspectivas de trabajo. Hoy el 100% de sus clientes están en EE.UU.
“Ahora acabamos de cerrar el proyecto del campus de Apple en Rancho Bernardo y participamos del proyecto del ala del headquarter nuevo de YouTube, donde nuestro equipo diseñó la oficina de la CEO”, detalló la arquitecta. Los aeropuertos de Los Ángeles y Seattle también forman parte de sus proyectos a futuro.
PROPUESTA DE VALOR
La aplicación de la tecnología BIM a proyectos de arquitectura permite “testear” el edificio antes de construirlo, trabajando de forma colaborativa y remota, 100% en la nube. “Si querés hacer un edificio, vamos a hacerlo primero en un mundo virtual y después lo construimos. Esto te da todas las herramientas para que puedas ver la vida útil del edificio, cuántas veces vas a tener que pintar, cómo va a performar…”, explicó Carriquiry.
En síntesis, esta tecnología brinda información relevante antes de construir y de este modo permite ahorrar tiempo y recursos. “Hace que el proceso de pre-construcción sea 40% más barato para nuestros clientes y el impacto de nuestro trabajo. Además, la etapa posterior es de un 30% mejor calidad y 20% más económica, según datos de Hometeam Ventures”, detalló.
La aplicación de esta tecnología en una industria que “venía de atrás” en ese aspecto, es una de las claves del éxito de la compañía, pero no es la única. La propuesta integral que ofrecen a sus clientes es también parte del diferencial, aseguraron las empresarias. “Hay más empresas que hacen lo que hacemos, pero con foco en un modelo más tradicional”, explicó Carriquiry.
Identifican como competidores principales a las consultoras high-end con una impronta muy tech y, por otro lado, empresas que se dedican al desarrollo puro y duro del proyecto de arquitectura. Slantis se posiciona en la intersección de esos dos perfiles.
“Nuestro valor diferencial real es la forma optimizada con la que desarrollamos los proyectos. La tecnología existe, pero nosotros la entendemos, la adoptamos a un nivel superior, la ajustamos a nuestras necesidades y la utilizamos para revolucionar la forma tradicional en la que se piensan los procesos dentro de la industria”, agregó.
Las arquitectas aseguran que estar instaladas en Uruguay fue otras de las razones del éxito, ya que hay un enfoque muy fuerte en startup y tecnología. “El propio hub de emprendedurismo tecnológico en Uruguay permitió que nosotras estuviéramos más enfocadas en qué estaban haciendo las empresas de tecnología que en lo que estaban haciendo las empresas de arquitectura”, apuntó Robert.
DESAFÍO DE ESCALA
Hoy cuentan con 12 clientes de gran porte en curso, 20 clientes fidelizados con los que han realizado hospitales, residenciales y escuelas, y un equipo de 60 personas. El board de Slantis, además de Robert y Carraquiry, también está conformado por Paul Di Donato, ingeniero, arquitecto y fundador de ATI Architects and Engineers, y por Federico Negro, founder and CEO de Canoa, considerada por algunos como una de las empresas americanas más prometedores en la intersección de diseño, software development y tecnología.
Las empresarias también se encuentran en proceso de ser emprendedoras Endeavor, que el año pasado las seleccionó como parte del grupo selecto de empresas promesa (son las únicas mujeres fundadoras) para formar parte del programa ScaleUp.
Sus esfuerzos están puestos en llegar lo más alto posible.
“Tenemos un desafío de escala, pero el más grande es liderar la industria tecnológica en arquitectura. Hoy no hay un líder integral en esto. Nosotras hoy somos la empresa que empuja el carro de la tecnología aplicada a la arquitectura. Nuestros clientes son importantes y tienen mucho peso en la industria en EE.UU. y eso ya nos va posicionando”, aseguró Carriquiry.
En lo que respecta a la posibilidad de levantar capital, no la descartan, pero aseguran que este no es el momento. “Creo que hay un mito del crecimiento del unicornio. Si mirás las empresas que realmente generaron impacto enorme al nivel como queremos hacerlo —Amazon, Apple, Mercado Libre—, al principio no levantaron capital. Necesitás una base muy sólida para reventar a esa escala. La curva es rápida, pero la caída también. Tenemos muy claro el rumbo; generar el nivel de impacto que queremos generar lleva tiempo”, concluyó la arquitecta.
Este artículo fue publicado en la edición impresa de Abril de Forbes Uruguay.