El equipo de Tax & Legal de Deloitte Spanish Latin America elaboró un material que reúne los marcos normativos fiscales que 12 países de la región, incluido Uruguay, utilizan para abordar la protección del medioambiente y los recursos naturales. En entrevista con Forbes Uruguay, Ana Méndez, socia del departamento de Asesoramiento Impositivo y Legal de Deloitte, habló sobre cómo esta temática afecta al país.
¿Cuál es el punto de partida de Uruguay en materia de política fiscal respecto a sus pares a la hora de proteger su medioambiente y sus recursos?
En el tema legislación fiscal y medioambiental Uruguay tiene algunas cosas de avanzada respecto a sus pares en Latinoamérica, pero la está corriendo un poco de atrás en relación con el resto del mundo. En el documento que elaboramos con Deloitte en Latinoamérica, Uruguay tiene destaques vinculados a beneficios fiscales y también con impuestos como al carbono sobre los combustibles, por ejemplo, algo que no es común en la región. De todas formas, todavía queda bastante trabajo por hacer porque el mundo fiscal a nivel global está un poco convulsionado respecto a los beneficios fiscales.
¿En qué sentido?
La OCDE está trabajando en la implementación del Pillar II, que es un impuesto mínimo global del en torno al 15% que van a pagar los grupos multinacionales en su casa matriz o en algún lugar de residencia de sus filiales a nivel global. Ahí, como se disminuye la tasa de impuesto a la renta, los beneficios fiscales están puestos un poco en tela de juicio.
Precisamente, esos son los beneficios tributarios que Uruguay más ha extendido. En ese marco, el país va a tener que reformular en algún punto sus beneficios fiscales como hoy lo están haciendo muchos países. En ese contexto, los beneficios fiscales aparecen sobre la mesa y tienen una relación directa, por ejemplo, con la producción agropecuaria.
¿Y qué tendría que cambiar Uruguay en ese sector?
La actividad agropecuaria tiene una forma de tributación muy particular en Uruguay con algún impuesto simplificado que va sobre las ventas para agilizar a los productores más pequeños. Los cambios tendrían que venir más por el lado de explotaciones más grandes que pagan IRAE, que hoy tienen beneficios de la Ley de Inversiones (Comap), y que en la práctica acceden a una devolución de la inversión a través de una especie de pago a cuenta del Impuesto a la Renta, esto hace que la tasa efectiva de impuesto a la renta en Uruguay baje.
El país va a tener que reformular algunos de sus beneficios fiscales para que la tasa efectiva de Impuesto a la Renta esté alineada a los temas OCDE. De lo contrario, vas a perder recaudación a favor de otros países y no tendría mayor sentido.
¿Cuándo se daría ese proceso? ¿En la próxima Ley de Presupuesto?
En cada cambio de gobierno los beneficios fiscales se ponen sobre la mesa y se discuten. No es barajar y dar de nuevo porque el país ya cuenta con una política fiscal desde el 2007 bastante consolidada, pero sí cada gobierno le impone su impronta sobre lo que quiere priorizar. A raíz del contexto global y lo que marca la OCDE, habrá que dar una revisión a los beneficios si es que el gobierno pretende que sigan siendo competitivos, porque los tipos de beneficios fiscales están cambiando.
¿Hay espacio para aplicar impuestos a las emisiones de carbono en Uruguay en sectores específicos o el camino debería ir por el lado de premiar a aquellos que reducen las mismas?
En el caso de los combustibles fósiles, por ejemplo, en la medida que no tengas una alternativa más barata para desincentivar su uso, no se va cumplir por más política fiscal que tengas, salvo que le pongas más impuesto a los combustibles fósiles.
Por supuesto que estamos viendo sustitución por vehículos eléctricos, pero todavía no de forma masiva. Personalmente, creo que Uruguay, como un país alejado y en cierta forma en desventaja frente a países desarrollados, debería ir más por un camino de premiar a quienes reducen emisiones, que por castigos. Esto porque la región (Brasil y Argentina), se puede volver más competitiva a la hora captar inversiones.
Por tanto, agregar una penalización a una industria por ser emisor de carbono nos puede dejar más en desventaja. Muchas empresas nos preguntan hoy cuándo van a recuperar lo invertido en sostenibilidad. No tenemos una respuesta, pero sí le advertimos que mañana pueden perder clientes si no cumplen con determinados estándares.
*Este artículo fue publicado originalmente en Forbes UY del mes de junio de 2024