En la jornada actual, el precio del oro sube cerca de un 0,70%, por lo que la onza se negocia a alrededor de US$ 1.801. De esta forma, ya rebotó un 7,2% desde el mínimo marcado el pasado 21 de julio.
Luego de que se presentó la inflación estadounidense de julio, cifra que fue inferior a la estimada por el mercado, los inversores comenzaron a creer que la Reserva Federal (Fed) podría ser menos agresiva con sus políticas monetarias en un futuro, lo que beneficiaría al oro.
En épocas de inflación, el metal precioso todavía continúa actuando como refugio de valor para mantener el poder adquisitivo. Sin embargo, cuando las tasas de interés suben, los ahorristas migran hacia los bonos del Tesoro, reduciendo la demanda del oro.
Precisamente esto fue lo que estuvo sucediendo en el 2022. El commodity se anduvo debatiendo entre dos fuerzas opuestas: la suba de precios de la economía real y las políticas monetarias de la Fed.
Tal como se refleja en las cotizaciones, el miedo a que los tipos de interés continúen aumentando sobrepasó a la capacidad del oro de proteger los ahorros.
No obstante, poco a poco, la situación parece estar cambiando. Con el reciente repunte, la materia prima se mantiene casi neutra nominalmente en lo que va del 2022.
De todas formas, para realmente actuar como refugio de valor, su cotización tendría que crecer ferozmente en los próximos meses para poder alcanzar el ritmo de la inflación. Casi hasta supera los US$ 2.000 por onza.