Al final, cuando los resultados de las elecciones presidenciales de la Argentina se hicieron evidentes el lunes (20 de noviembre de 2023), el resultado no fue tan sorprendente. Sin embargo, el margen de victoria ciertamente fue y es nada menos que un terremoto político.

Hartos de un malestar económico aparentemente perenne, una inflación anual que ronda el 143% y una pobreza generalizada que afecta al 40% de la población, los argentinos recurrieron en masa al economista de 53 años y outsider de derecha Javier Milei.

El hombre descrito mordazmente como "El Loco" por sus críticos y oponentes llegó al poder con cerca de un récord del 56% de los votos en la segunda vuelta pública, frente al actual ministro de gobierno y rival Sergio Massa (con 44%).

Ganó en 20 de las 23 provincias del país. Incluso la capital del país, Buenos Aires, lo prefirió a su oponente, y en algunas provincias hasta el 70% de los votos fueron para Milei.

Sus políticas económicas, muchas de las cuales podrían resultar bastante extravagantes para algunos, sin duda serán analizadas antes de su toma de posesión el 10 de diciembre de 2023. Pero una misión central de Milei de "dar una patada en el trasero a los keynesianos y colectivistas" podría ofrecer algo de color a la situación.

Además de la promesa de reducir la burocracia (un firme favorito de su base de seguidores), el presidente electo también prometió "hacer estallar" el Banco Central para evitar que imprima más dinero, lo que, según él, está impulsando la inflación desenfrenada de Argentina. También quiere deshacerse de la moneda del país, el peso, en favor del dólar estadounidense. ¡Y hay más!

“El Loco” acelerará la política energética de la Argentina

Milei también prometió recortar el gasto público y privatizar empresas estatales, algo que inevitablemente despertó el interés del mundo energético. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la Argentina tiene la segunda mayor reserva mundial de gas de esquisto y la cuarta mayor reserva mundial de petróleo de esquisto.

En 2022, la Argentina produjo 706.000 barriles por día de petróleo y su formación de Vaca Muerta contiene casi 310 billones de pies cúbicos de gas natural. Los abanderados de la riqueza de hidrocarburos de Argentina son las empresas energéticas estatales YPF y Enarsa.

Milei reafirmó su intención de privatizar YPF en declaraciones tras su victoria electoral. Esto provocó que las acciones de YPF que cotizan en Nueva York (NYSE: YPF) subieran un 39% desde el precio de cierre del viernes de 10,78 dólares a 15 dólares el lunes (15:00 p. m. EDT).

Sin embargo, Milei dijo también a las emisoras argentinas que antes de que YPF pueda ser privatizada, su administración tendría que "reconstruirla". El presidente electo no especificó cuánto tiempo llevaría esto ni qué tipo de simplificación operativa y de procesos tenía en mente. Sin duda, el mercado analizará los detalles cuando surjan.

Pero la suerte también parece estar del lado del presidente entrante. En un intento desesperado por frenar las paralizantes importaciones de energía, su predecesor construyó infraestructura de gasoductos para monetizar el gas natural de Vaca Muerta.

Las exportaciones de energía finalmente aumentaron, incluso al vecino Chile, después de una pausa económicamente dolorosa que duró casi 20 años. En 2022, la Argentina tenía un déficit energético de 5 mil millones de dólares y el año en curso tal vez sea un ejercicio de equilibrio. Pero los datos del gobierno apuntan a un superávit energético de 4.000 millones de dólares en 2024.

En última instancia, las ganancias inesperadas podrían ascender a 20 mil millones de dólares para 2030, dependiendo de la dirección del mercado. Muchos, incluido probablemente el propio Milei, esperan que las exportaciones de energía de Argentina también ayuden a reducir el déficit comercial general del país.

Y el presidente electo, que se enorgullece de declararse escéptico sobre el clima, prometió liberar a la industria energética argentina de la burocracia. Esta promesa amplia y abarcadora aparentemente abarca desde cerrar el ministerio de medio ambiente y desarrollo sostenible del país hasta alentar la inversión del sector privado en energías renovables en caso de que haya interesados.

También hay cierta esperanza de que los intentos de exploración de petróleo y gas comercialmente viables en las Islas Malvinas -un territorio de ocupación británica de ultramar a 300 millas de la costa sur de Argentina, reclamado por Argentina- puedan ser más propicios y cordiales.

Dos países entraron en guerra por las islas en 1982 durante la presidencia del Reino Unido de la "Dama de Hierro" Margaret Thatcher. Una fuerza expedicionaria británica retomó el territorio en junio de 1982 después de que una invasión argentina en abril provocara una breve ocupación por parte de Buenos Aires.

Los sucesivos gobiernos argentinos han utilizado la disputa para obtener beneficios políticos en las últimas décadas, pero Milei alteró los ánimos políticos al describir a Thatcher como "uno de los grandes líderes de la humanidad" en un debate televisado a principios de este mes.

Si bien está en línea con muchos predecesores, Milei todavía considera que la soberanía argentina de las islas es "no negociable" , es probable que su tono sea más conciliador y pueda fomentar un nivel más amable de diálogo económico.

No te olvides del litio

En política, a menudo se dice que el tiempo lo es todo y el complejo energético más amplio también parece estar girando a favor de Milei. La Argentina tiene las segundas reservas de litio más grandes del mundo, estimadas en la región de 20 millones de toneladas, según el Servicio Geológico de Estados Unidos .

La producción nacional del metal que se necesita desesperadamente para la transición energética mundial está aumentando y podría llegar a 120.000 t/año en 2024 (desde un nivel actual de alrededor de 60.000 t/año). El estímulo de Milei a la inversión del sector privado podría mejorar aún más el juego con casi 40 proyectos en desarrollo en tres minas activas.

El único gran problema en la política energética es que Milei pasó toda su campaña presidencial atacando a casi la totalidad de las clases políticas y los políticos argentinos, especialmente los de izquierda.

Pero su partido sólo tiene un pequeño número de escaños en el Congreso de Argentina. A pesar de su poderoso mandato, Milei ahora tendrá que negociar con aquellos a quienes atacó durante la campaña para poner en marcha su agenda. Esto no será fácil. Si bien es demasiado pronto para decir cómo se desarrollará todo, hay motivos tangibles para un optimismo cauteloso.

*Publicada en Forbes US