Si una bola de cristal pudiera predecir el futuro, probablemente una de las preguntas que recibiría sería: ¿quién va a ganar las elecciones en Argentina? Tener una respuesta certera hoy en día es prácticamente imposible. Sin embargo, el mercado ya da pistas sobre qué resultado esperan para el ballotage luego de que Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza) obtuvieran la mayor cantidad de votos la noche del domingo 22.
“Una forma de ver qué es lo que está pensando la gente, es mirar lo que se llama en Argentina 'el dólar oficial futuro'. Si uno quiere comprar dólares oficiales no puede, pero hay un precio futuro que marca lo que piensa el mercado”, indicó el especialista en macroeconomía y mercados financieros Miguel Kiguel, en el marco de la charla “Panorama social y económico regional” organizada por Sura Investments.
El viernes, dos días antes de que tuvieran lugar las elecciones, el dólar oficial futuro cotizaba en torno a los 1000 pesos argentinos. “Es decir que la gente pensaba que, para fin de año, el gobierno iba a poner el dólar en 1000 pesos argentinos. ¿Por qué? Porque creían que iba a ganar (Patricia) Bullrich o Milei e iban a hacer una devaluación”, explicó Kiguel, quien también se desempeñó como presidente del Banco Hipotecario.
“Hoy el dólar oficial futuro está a 550 pesos argentinos, muy abajo (en relación al viernes). Esto quiere decir que esperan que venga Massa y no devalúe tanto. Por tanto, esto es una indicación de que el mercado piensa que él va a ser el ganador”, dijo.
De todas maneras, el experto recordó que “el mercado también se equivoca” y que “nada es infalible”. “Pero se puede ver cómo cambiaron las expectativas y que ahora es posible un triunfo de Massa”, expresó.
Una crisis en “escala Richter”
Aunque la situación económica en Argentina es compleja —por la alta inflación, la brecha cambiaria y el riesgo país posicionado en 2600 puntos, por no tener créditos ni reservas—, “la crisis no explotó todavía” y no puede ser considerada como la peor en la historia del país, aseveró Kiguel.
“Si pensamos en una escala Richter, como tienen los terremotos, claramente la crisis más grande que tuvo Argentina fue la del 2001. Ese año explotó todo: hubo crisis de deuda, crisis bancaria, hubo 'pesificación' de los depósitos. Fue muy violenta desde el punto de vista financiero y pegó muchísimo en la gente. Hubo 55% de pobreza y un alto desempleo de 25%. Lo único que no tuvo fue inflación, porque veníamos de una década de estabilidad”, recordó.
La situación actual del país, en cambio, se parece a la ocurrida en 2015. “Ese año asumió (Mauricio) Macri y encontró una economía con muchos desequilibrios, por ejemplo, un gran atraso cambiario, muy pocas reservas, brecha, y más déficit fiscal del que tenemos hoy”, detalló Kiguel.
La diferencia entre lo que ocurría en ese momento y lo que sucede ahora, dijo el economista, es que el atraso cambiario es menor, es más fácil arreglar el déficit fiscal y no es necesario subir tanto las tarifas. “El problema que hay hoy y que hace tan complejo ajustar la economía, es la inflación. En 2015 las tarifas se aumentaron 10 veces, se devaluó, la inflación pasó de 24% al 38% y al año siguiente bajó de nuevo a 34%. Es decir, que fue traumático, pero no fue letal. Hoy estamos con una inflación del 180%”, indicó.
“Imagínense que ustedes están manejando un auto en la ruta y les explota un neumático. Si van a 25 km/h, más o menos el auto se puede controlar. Es una situación difícil, pero controlable. Supongamos lo mismo, pero ahora manejando a 180 km/h. Sería muchísimo más peligroso”, graficó. “Esta es la gran diferencia, la inflación complica todo”.
Escenarios económicos: ¿qué esperar?
En el momento en que las urnas se cierren, se cuente el último voto y se anuncie el ganador, se abren dos escenarios económicos tan diferentes como los candidatos que los representan.
“Con Milei, el escenario en gran medida —aprendiendo de los problemas que tuvo Macri en 2015— es básicamente con un enfoque de shock. Arreglar las cosas de entrada cuando tiene poder político, para tratar de arreglar el tipo de cambio, las reservas, las tarifas y el cepo cambiario”, detalló el experto.
En cambio, Massa no piensa seguir ese camino. “Es un político que va a tratar de ir arreglando las cosas de a poco. Seguramente, va a haber algo de devaluación, aunque mucho menos, y todo con gradualismo, porque lo que no quiere es remover el avispero. En cambio, espera que las cosas puedan ir acomodándose de a poco”, consideró.
“Con las reservas, que es el tema central porque hoy casi no hay, yo creo que va a seguir tirando de la piola con China, para que preste algo y apostando a que el año que viene no haya sequías, lo que da unos US$ 25.000 millones más de exportaciones, con lo cual habría más dólares para empezar a manejar la economía”, aseguró.
Con respecto al Fondo Monetario Internacional (FMI), Kiguel recordó que en marzo del año pasado la organización financiera le dio un programa a Argentina, reconocido en el mundo por no haber tenido condicionalidad. “Generalmente cuando el fondo presta plata, a cambio pide algo: ajuste fiscal y ajuste cambiario. Bueno, Argentina de las dos no hizo ninguna”, dijo.
“El segundo problema es que del lado argentino va a estar Massa, que al principio hacía alarde de su llegada al gobierno americano. Pero, lo que tiene hoy es que su credibilidad está totalmente perdida. Ahora tiene una reputación de mentiroso e incumplidor”, opinó.
Si, en cambio, el ganador fuera Milei, se enfrentaría al problema de la dolarización, su “medida bandera” durante la campaña electoral. “Al FMI no le gusta la dolarización, le gusta el tipo de cambio flotante”, contó el experto. Además, agregó, poder llevar la economía a dólares es un desafío que no se podría realizar, aseguró:
“No se puede hacer porque no hay dólares, entonces, se va a encontrar con que todo este tiempo estuvo pensando en cómo dolarizar la Argentina, pero cuando llegue el día no va a tener los dólares para hacerlo”, consideró.
El economista afirmó que “la única forma en que se puede manejar esto es con un plan”, pero que ni el representante de Unión por la Patria ni el de La Libertad Avanza lo tienen. “Eso hace que la situación sea bastante más preocupante”, agregó.