En octubre del año pasado, Matthew Hougan, director ejecutivo en Bitwise Investments, pronosticó que los nuevos fondos cotizados en bolsa (ETF, por su sigla en inglés) de bitcoin al contado llegarían a los US$ 55.000 millones en activos en sus primeros cinco años.
No obstante, a fines de agosto de este año, a sólo ocho meses de su debut, los nuevos vehículos financieros acumulaban más de US$ 52.000 millones en activos. “Está claro que no fui lo suficientemente optimista”, expresó Hougan. “Esta será un área que mediremos en cientos de miles de millones de dólares”, agregó.
Uno de los principales motivos detrás del auge de estos fondos fue el gran apoyo institucional. Por ejemplo, el mes pasado, Morgan Stanley permitió que su red de 15.000 asesores financieros recomendara activamente a sus clientes al menos dos de los diez nuevos ETF de bitcoin: el iShares Bitcoin Trust (IBIT) de BlackRock y el Fidelity Wise Origin Bitcoin Fund (FBTC) de Fidelity.
Además, hubo un gigantesco flujo de capitales se vinculan a inversores minoristas muy enfocados en el ámbito de los activos descentralizados. "Los primeros US$ 50.000 millones provienen de personas que entienden bien bitcoin", indicó Sui Chung, director ejecutivo en CF Benchmarks.
“Ahora estamos viendo la siguiente etapa: gente del comité de riesgos de Morgan Stanley siendo arrastrada, pateando y gritando, a esta decisión cuando los asesores ya no pueden decirles 'no' a sus clientes”, añadió el experto.
En este contexto, Andrew Lom, abogado en Norton Rose Fullbright, estimó que, más temprano que tarde, los ETF de bitcoin alcanzarán el estatus de inversión masiva por tamaño y liquidez. “En algún momento, la gente empezará a pensar y hablar de ellos como parte del universo normal de inversión, y entonces veremos que los expertos en teoría de carteras modernas empezarán a considerar qué asignación darles”, señaló.
