Las claves para gestionar adecuadamente un presupuesto familiar y empezar a ahorrar más
El objetivo de esta herramienta es ordenar los flujos de dinero para optimizar la capacidad de ahorro, lo que generará la deseada estabilidad con el paso del tiempo.

Para que una familia pueda gozar de estabilidad financiera, los adultos responsables no sólo deben hacer todo lo posible por obtener un buen ingreso, ya sea proveniente de un sueldo o de un negocio propio, sino que tienen que gestionar muy bien los gastos.

Y una de las mejores formas de hacerlo es mediante la creación de un presupuesto familiar, que no es más que un presupuesto que abarcará los ingresos y egresos de todos los miembros de la familia.

El objetivo de esta herramienta es ordenar los flujos de dinero para optimizar la capacidad de ahorro, lo que generará la deseada estabilidad con el paso del tiempo. Ahora bien, ¿por dónde arrancar?

Analizá los gastos familiares

Lo primero que deben hacer los adultos responsables es analizar todos los gastos mensuales de la familia. A alguien soltero le puede resultar muy sencillo este paso, ya que sólo debe chequear sus propios consumos. No obstante, al tener pareja e hijos, la situación cambia por completo.

 

Inicialmente, hay que tomarse el tiempo de verificar hacia dónde se va el dinero mes tras mes: la escuela de los chicos, los seguros médicos, gastos fijos, comida, pasatiempos, costos de transporte, ropa y un largo etcétera.

Clasificá los consumos

Luego, habrá que tomar todos los consumos recopilados y clasificarlos en esenciales y no esenciales. En el primer grupo entrarán todos aquellos que se necesitan para llevar una vida correcta, ni más ni menos. En cambio, los gastos no esenciales serán los que no son indispensables y pueden cortarse o reemplazarse.

Acto seguido, se deberá eliminar todo lo que se considere derroche. Estos gastos suelen ser muy subjetivos, pero pueden abarcar desde plataformas de streaming que no se utilizan hasta compras periódicas de cosas que los chicos, por el motivo que sea, no utilizan ni disfrutan.

Determiná cuánto querés ahorrar

Con los gastos clasificados y ya sin desperdicios, entonces llegará el momento de establecer cuál será el objetivo de ahorro, en función de los objetivos y necesidades futuros.

 

Muchas veces, las familias simplemente no ahorran porque no tienen determinadas metas ni un plan, por lo que consumen todo lo que ingresa casi por inercia.

Pero lo más sensato es separar una parte del dinero que ingresa sistemáticamente e incluso invertirla para proteger el poder adquisitivo con el paso del tiempo, siempre con el correcto asesoramiento.

Sé disciplinado

Con el presupuesto familiar ya esquematizado, llega la parte más difícil: ser disciplinados. Los más pequeños suelen convencer a sus padres para que les cumplan sus caprichos. Sin embargo, en muchas ocasiones, esto resulta perjudicial de cara al futuro.

Por lo tanto, hay que seguir estrictamente la estructura de gastos ya planificada para cumplir con los objetivos de ahorro. Y si la insistencia por parte de los hijos es inocente y lógica, entonces se puede hacer un ligero “espacio” en los próximos presupuestos, pero siempre de forma premeditada y garantizando que no se desestabilicen las finanzas de la familia.