Aerolíneas Argentinas es sin dudas la gran joya del mundo de las empresas que hoy está totalmente en manos del Estado. Ya con YPF virtualmente fuera de la mira de las compañías a privatizar (más allá de que solo el 50% está en manos estatales), la aérea de bandera arranca 2025 del mismo modo que terminó 2024: su privatización continuará siendo una prioridad para el Gobierno.
El gran escollo que sigue teniendo el oficialismo es cómo llegar a ese objetivo. El único camino posible que tiene para hacerlo es que el Congreso apruebe la venta, algo que no logró en distintos intentos que hizo el año pasado. Sin ese visto bueno no hay venta posible, y hoy el panorama no es el más favorable para La Libertad Avanza (LLA) en este sentido.
La otra opción que se pone sobre la mesa -con más olor a presión tanto al propio Congreso como a los gremios, que en breve volverán a discutir mejoras salariales y se podrían generar problemas con los vuelos- es la disolución de la sociedad. Esto quitaría de cuajo el problema del gasto que el Gobierno entiende como innecesario para mantener la estructura de Aerolíneas Argentinas, y además es algo que no requiere el paso por el Congreso.
El camino que todavía prefiere tomar el oficialismo es el de la venta. Sabe que hoy la aprobación que precisa no la tiene, y lo que se analiza es que el proyecto de venta llegue al recinto dentro de un paquete, algo similar a lo que ocurrió con la Ley Bases en el arranque de 2024, aunque en ese caso sin suerte.
De este modo, analiza el Gobierno, habrá más margen para negociar proyectos. Se podrían sacar algunos que no quiera la oposición, justamente a cambio de que el que habla de la privatización de Aerolíneas siga en pie.
"Si mandamos al Congreso un proyecto suelto sobre este tema, se cae en cinco minutos. Sabemos que no tenemos consenso y ahí es donde aparece la necesidad de negociar la venta de la empresa a cambio de que retiremos otros proyectos que enviemos en un paquete", apuntan en el Gobierno.
Lo que está claro es que, al contrario de lo que ocurre con YPF, el objetivo del presidente Javier Milei es que la empresa salga si o si de la órbita del Estado, en principio a través de una venta.
En el mientras tanto la intención oficial es seguir registrando números que permitan mostrar una empresa más sana. Desde Casa Rosada apuntan que el mejor argumento de venta que tienen es el justamente el de poner el cartel sobre una empresa lo más saneada posible.
El plan de recortes más fuerte se dio el año pasado y no hay previsto para 2025 algo similar. Desde la conducción de la empresa -y de acuerdo con las indicaciones presidenciales- resaltan que el grueso de las salidas de empleados ya ocurrió, y hoy la plantilla suma unos 10.500 trabajadores, contra los 12.000 con los que arrancó esta gestión, una baja de 15%.
Este año habrá acciones puntuales de retiro, y además se le dará continuidad al plan de cierre de sucursales del interior.
Además, se aplicará un recorte de rutas, aunque muchos de ellos podrían correr solo de forma temporal. En los momentos en los que -por cuestiones de mercado- la demanda caiga, esos destinos no estarán disponibles. El foco, siempre, estará puesto en que los números sean lo más tentadores posibles para futuros interesados.
A la espera de números más alentadores
Lo que viene en lo inmediato, en cuanto a lo financiero, es la difusión de los números de Aerolíneas Argentinas. En algunos días la compañía dará a conocer su balance 2024, y se espera que arroje mejores cifras en comparación con las de los últimos años. Algunos se ilusionan con que se haya llegado a un equilibrio, aunque otros hablan de que serán "bastante menos negativos".
"Siempre hay cosas para hacer", dicen en la empresa a la hora de hablar sobre los movimientos que se pueden llegar a venir, y entendiendo que hoy "hay más espacio para hacer muchas de las cosas que pretendemos hacer". Esto tiene que ver, sobre todo, con que el Gobierno ya dio los primeros pasos para estar más cerca de la meta de vender la empresa, o al menos de permitirse poner en discusión el tema.
Durante el año pasado la privatización se posicionó fuerte tanto en los medios como en la sociedad, y hasta incluso el oficialismo entiende que los gremios colaboraron mucho para que esto ocurriera, de la mano de las medidas de fuerza y demoras o hasta suspensiones de vuelos que se dieron.
"Hoy que se esté hablando con más seriedad de esto está directamente relacionado con que no es un tema nuevo; la discusión ya tiene un recorrido y hay hasta una opinión favorable por parte de la sociedad", explican.
Con la motosierra funcionando a pleno, que se haya logrado una mejora no debería sorprender. Además, hay que tomar en cuenta el punto de partida de la gestión libertaria en Aerolíneas Argentinas. Según los números oficiales, en 2023 la empresa perdió nada menos que US$ 200 millones, una cifra muy similar a la que se registró durante la última década. El rojo que arrastraba la aérea era de entre US$ 300 millones y US$ 400 millones anuales.
Este escenario más positivo en cuanto a lo financiero ya generó que algunas empresas comiencen a mostrar la cabeza a la hora de pensar en anotarse en la lista de candidatos a quedarse con Aerolíneas Argentinas.
Desde el Gobierno indican que ya hay empresas que "siguen de cerca" los movimientos de la aérea, aunque siempre de modo informal ya que hoy la empresa no se encuentra a la venta oficialmente, ya que es imposible que esto ocurra sin la aprobación del Congreso.
"Lo que sí ocurre es que se ve una mejora en los números y eso llama la atención. A partir de ahí, hay empresas que comienzan a preguntar por ciertas cuestiones, aunque desde ya no se puede avanzar demasiado porque formalmente no hay un proceso de venta en marcha", explican desde el oficialismo.
Si bien todavía no comenzaron a circular los nombres de quienes ya empiezan a mostrar interés, Forbes pudo saber que hay empresas que hoy operan en el mercado local, aunque también hay interesados que todavía no tocaron el mercado argentino.