El magnate tecnológico Elon Musk, conocido por sus movimientos audaces y a veces impredecibles, esta semana volvió a ser protagonista en el mundo de la inteligencia artificial (IA) con una jugada que sacudió los cimientos de OpenAI.
La movida mediática no la realizó cualquier día, fue justo el lunes 10 de febrero cuando el CEO de OpenAI, Sam Altman, y otros líderes empresariales y mundiales se reunían en París para una cumbre global sobre IA. Ese día Musk lanzó una oferta no solicitada de U$S 97.400 millones por la organización sin fines de lucro que controla al gigante de la IA. ¿El objetivo? Bloquear la transición de OpenAI a una empresa con fines de lucro.
Si bien Altman rápidamente descartó la oferta de Musk y fuentes cercanas a OpenAI aseguran que es difícil imaginar que prospere, Musk logró su cometido: desviar la atención mundial hacia sí mismo y sus esfuerzos por impedir que OpenAI se convierta en una empresa lucrativa.
Musk vs. Altman: una vieja rivalidad recargada
El movimiento de Musk representa el primer número concreto que valora a la organización sin fines de lucro que controla OpenAI, una entidad que debe ser adquirida y convertirse en accionista minoritaria para que OpenAI pueda transformarse en una empresa con fines de lucro.
Anteriormente, la publicación especializada The Information había informado que la organización fundada por Altman valía alrededor de U$S 40.000 millones, citando una participación del 25% y la valoración de la empresa en ese momento.
Con su oferta de U$S 97.400 millones, Musk acorraló a Altman: ahora, como miembro de la junta directiva, Altman enfrenta presión para vender la organización por al menos lo que Musk está pidiendo. Si vendiera por menos, quedaría mal parado, dando la impresión de que está subestimando a su propia empresa para reducir la dilución de acciones.
"Lo importante aquí es que si (la junta directiva) no acepta, lo que casi seguro no hará, entonces habrán dejado claro que creen que los activos que Musk está tratando de comprar valen más de 97.000 millones de dólares", le dijo a Forbes una persona familiarizada con la empresa. "Así que si la empresa con fines de lucro intenta comprarlos más tarde, la organización sin fines de lucro tendrá que obtener más que eso; de lo contrario, es probable que la junta directiva incumpla sus deberes fiduciarios".
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Las juntas directivas de las organizaciones sin fines de lucro tienen deberes fiduciarios, aunque sus responsabilidades son para la misión de la organización, en lugar de sus inversores, lo que le da a la junta motivos para rechazar la oferta de Musk de plano, si creen que dañaría su misión. Pero aceptar un precio más bajo también sería perjudicial para la misión de OpenAI, dijo esa persona. Según informes, Altman les dijo a los empleados de OpenAI que la junta directiva, que lo incluye a él, al ex CEO de Salesforce Bret Taylor, al CEO de Quora Adam D'Angelo y a la CEO de Instacart Fidji Simo, planea rechazar la oferta.
Tanto OpenAI como el abogado de Musk no respondieron a las solicitudes de comentarios de Forbes.
OpenAI fue fundada por Altman, Musk y otros en 2015 como una organización sin fines de lucro. Luego, hace seis años, la organización creó un brazo con fines de lucro para ayudarla a recaudar dinero y actuar como una startup convencional. Pero la empresa todavía respondía ante la junta directiva sin fines de lucro, que destituyó brevemente a Altman en 2023 por no ser "constantemente sincero".
En los últimos dos meses, Altman ha estado trabajando públicamente para deshacerse por completo de la estructura sin fines de lucro de OpenAI.
El plan, dijo OpenAI en diciembre, sería transformar el brazo con fines de lucro existente en una "corporación de beneficio público" que dirija las operaciones y el negocio de la empresa. Mientras tanto, la organización sin fines de lucro contrataría su propio equipo de liderazgo para llevar a cabo proyectos benéficos y tendría una participación significativa en la nueva corporación de beneficio público, "a una valoración justa determinada por asesores financieros independientes".
Según informes, la empresa valdrá U$S 260.000 millones después de una inversión de U$S 40.000 millones del conglomerado tecnológico japonés Softbank. Algunos han criticado el papel de Altman en la venta del brazo sin fines de lucro como un conflicto de intereses, ya que Altman está negociando en ambos lados del acuerdo.
La oferta de Musk ahora invitará a más escrutinio. En ese sentido, nadie es ajeno a la influencia política de Musk y que con sus acciones podría llamar la atención de reguladores estatales como el fiscal general de California, Rob Bonta, quien tiene jurisdicción sobre OpenAI porque tiene su sede en el estado, lo que lo impulsaría a bloquear un acuerdo que valora a la organización sin fines de lucro a un precio demasiado bajo. La oficina de Bonta no respondió a una solicitud de comentarios.
La oferta de Musk es la última salva en una larga disputa entre él y Altman. Musk dejó OpenAI tres años después de su fundación debido a una lucha de poder interna. Desde entonces, Musk, cuya startup xAI compite con OpenAI, ha demandado a la empresa dos veces, acusándola de abandonar su misión de construir inteligencia artificial para beneficiar a la humanidad (su última demanda fue en agosto, después de retirar una similar en junio).
OpenAI respondió publicando correos electrónicos supuestamente de Musk en los que decía que quería una estructura con fines de lucro en 2017.
Otros han criticado las maniobras de Musk como una contraprogramación mientras Altman estaba en París con el vicepresidente J.D. Vance y otros líderes prominentes. "Otra triste jugada para llamar la atención", le dijo a Forbes un ex informante de OpenAI.
Fuente: Forbes US