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Irán, Ebrahim Raisi, Elecciones
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La muerte del presidente iraní podría afectar este mercado clave

Michael Lynch

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Unas nuevas elecciones podrían significar disturbios y una subida de los precios del petróleo, pero la presión sobre el régimen para que lleve a cabo reformas podría traducirse en una mayor oferta a largo plazo.

20 Mayo de 2024 13.00

Un accidente de helicóptero en Irán provocó la muerte del presidente iraní Raisi y de su ministro de Asuntos Exteriores y podría afectar en última instancia a los mercados del petróleo si produce un cambio en la política del gobierno. Por supuesto, el presidente iraní es más un espejo que una lámpara, ya que refleja los deseos del ayatolá Jameini y eso no cambiará. Sin embargo, unas nuevas elecciones aumentarán la posibilidad de agitación interna.

La ley iraní exige nuevas elecciones en un plazo de 50 días, o antes de finales de junio, y llegan en un momento de crecientes desafíos para el régimen. La economía siguió tambaleándose, en gran parte debido a una mala gestión agravada por las sanciones. Buena parte de la economía sigue bajo el talón de los Guardias Revolucionarios, que bloquearon sistemáticamente las reformas necesarias y son una importante fuerza política entre bastidores. El resultado fue un rial que se hunde y una tasa de inflación superior al 50%, alimentando quejas que se multiplican por el descontento con la represión política y social del régimen.

Irán, Ebrahim Raisi, Elecciones
Un accidente de helicóptero en Irán provocó la muerte del presidente iraní Raisi y de su ministro de Asuntos Exteriores, de línea dura, y podría afectar en última instancia a los mercados del petróleo si produce un cambio en la política del gobierno.

A primera vista, no es probable que se produzca ningún cambio significativo en la postura antiestadounidense y antiisraelí del régimen ni en su apoyo a los grupos interpuestos en la región, incluidos Hamás, Hezbolá y los houthis. Aun así, no hay que olvidar que el gobierno ya había instado a esos grupos a moderar sus ataques, al menos contra las fuerzas estadounidenses en la región. La decisión de no responder a un reciente ataque israelí, en efecto “declarar la victoria y marcharse” como decía el eslogan de la época de Vietnam, sugiere que quieren reducir las tensiones o al menos no aumentarlas.

Es difícil imaginar que Irán modere aún más su política exterior mientras continúe la campaña de Israel en Gaza, pero si el conflicto empezara a desescalar, acabando en un alto el fuego que se transforme en una tregua a largo plazo, el gobierno de Irán tendrá mucho más margen de maniobra. Tratar el ataque a gran escala con drones y misiles contra Israel como una demostración de la fuerza del régimen podría significar que el gobierno siente que tiene cobertura para moderar la política exterior. Alcanzar un nuevo acuerdo sobre su programa nuclear podría disparar las exportaciones de petróleo y aliviar al menos parte de la presión económica sobre el régimen.

No cabe esperar que los dirigentes y el probable nuevo presidente, sean moderados, dado el poder político de los conservadores, liderados por el ayatolá Jameini. La incertidumbre gira en torno al grado en que la presión pública podría hacerles suavizar las restricciones sociales e intentar reducir o eliminar las sanciones. Una nueva ronda de elecciones simuladas podría significar la apatía del público, pero también podría desencadenar un mayor enfado con el régimen.

La represión silenció en su mayor parte las protestas pasadas, pero parece probable que la presión sobre el gobierno aumente, no que disminuya, y la reforma podría presentarse como un mejor camino para la supervivencia del régimen.

Irán, Ebrahim Raisi, Elecciones
Es difícil imaginar que Irán modere aún más su política exterior mientras continúe la campaña de Israel en Gaza, pero si el conflicto empezara a desescalar, acabando en un alto el fuego que se transforme en una tregua a largo plazo, el gobierno de Irán tendrá mucho más margen de maniobra.

A corto plazo, este malestar podría significar una interrupción del suministro de petróleo, especialmente si evoluciona hacia acciones laborales en los campos petrolíferos, como ocurrió durante la revolución iraní de 1979. Incluso si los suministros no se ven afectados inmediatamente, las grandes manifestaciones y los disturbios aumentarían la prima de seguridad sobre el petróleo, ante el temor de que los suministros se vean afectados o de que el régimen instigue a la violencia en algún lugar de la región como distracción.

A más largo plazo, un escenario optimista significaría una transformación del régimen en algo más receptivo a la opinión pública, más interesado en el crecimiento económico y con mejores relaciones con Occidente. Por supuesto, el régimen evitó en su mayor parte ese camino durante las últimas cuatro décadas, pero como dice el refrán, nada cambia hasta que lo hace. En resumen, el impacto sobre los precios del petróleo es alcista a corto plazo, bajista a largo plazo, pero cuándo llegue el largo plazo es la mayor incógnita.

*Con información de Forbes US

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