Intel Corporation está trabajando con importantes banqueros de inversión para atravesar con éxito su actual crisis financiera, la más dura en sus 56 años de historia, mediante una arriesgada estrategia.
En concreto, la compañía estadounidense está discutiendo varios escenarios, entre los que se incluyen su división de sus negocios de diseño y fabricación de productos y proyectos de fábrica que podrían descartarse.
Morgan Stanley y Goldman Sachs, que desde hace varios años trabajan junto a Intel, estuvieron brindándole a la empresa liderada por Pat Gelsinger asesoramiento sobre las posibilidades, que también podrían abarcar fusiones y adquisiciones.
Una posible separación o venta de la división de fundición de Intel, que se dedica a fabricar chips para clientes externos, representaría un cambio significativo para Gelsinger, quien consideraba la división como esencial para restaurar la posición de Intel entre los fabricantes de chips y esperaba que, eventualmente, pudiera competir con empresas como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), pionera en la industria de la fundición.
Sin embargo, es más probable que Intel opte por medidas menos drásticas antes de llegar a esa situación, como posponer algunos de sus planes de expansión. De hecho, la empresa ya concretó acuerdos de financiación para proyectos con Brookfield Infrastructure Partners y Apollo Global Management.
Sea cual sea la estrategia final que implemente Intel, debe apresurarse porque estuvo intentando ampliar su red de producción al mismo tiempo que su ventas se redujeron. Además, en el segundo trimestre del año, sufrió una pérdida neta de USD 1.610 millones.
Es de esperar que Intel recorte mucho su gasto de capital en los próximos 12 meses. El modelo de Intel está prácticamente roto. Está combatiendo incendios en demasiados frentes, detalló Amir Anvarzadeh, estratega de mercado en Asynchronous Advisors.