El metaverso lo revolucionará todo, advierte Matthew Ball, director del fondo de inversiones Epyllion en el título de su libro publicado el pasado 19 de julio. Aunque ese plano de existencia virtual en el que los humanos pueden interactuar a través de avatares controlará gran parte del mundo físico algún día, el ejecutivo asegura que hoy son los videojuegos los que están liderando los esfuerzos para impulsar esta nueva era digital.
Y no hay que necesariamente ir a buscar a sus impulsores a alguna meca tecnológica. Los uruguayos Agustín Rodríguez y Felipe Collazo y el mexicano Héctor Ituarte crearon Ephere Football, una startup que está reinventando la forma de jugar este deporte en línea gracias al metaverso.
Su concepto principal es capaz de tentar hasta al individuo más anti gaming: un juego de gerencia futbolística en el que las personas pueden monetizar su tiempo. En Ephere Football todo el que quiera puede ser dueño de un equipo, o de un jugador, o de un estadio, con las responsabilidades y el tiempo que eso implica, como entrenar a cada jugador, evitar sus lesiones o sobrecargas, venderlos o alquilarlos, mantener la cancha a punto. Y ganar plata por eso.
Eres el dueño y estás a cargo. Estamos poniendo el poder en tus manos para que coseches todas las recompensas. No más sentarse en el banco: bienvenido a la arena, señala en su sitio.
La startup, que por el momento lanzó su producto para Discord —un servidor de mensajería para gamers— tiene unas 1.400 personas dentro de su comunidad, 600 jugadores registrados y 140 que juegan semanalmente. En este instante, por ejemplo, hay un centenar que participan de la Ephere NFT League, que sigue hasta el domingo 24. En las ligas, que son semanales, ganan dinero quienes terminan en la parte superior de la clasificación.
El tiempo es cripto
A diferencia de otros juegos de fútbol como FIFA, en el que miles juegan con el mismo avatar de Lionel Messi o de Cristiano Ronaldo, Ephere propone que cada usuario sea dueño o cree a su propio jugador, que puede ser de cualquier género y hasta especie: hay 6 billones de posibles NFT, por lo que cada jugador es único. Si no lo crea, también lo puede comprar. Una vez que es suyo, el usuario se hace cargo de su progreso y entrenamiento.
Tal como pasa en el mundo físico, cuanto más entrenado esté y mayor sea su rendimiento, mejor valuado estará. Por eso, otra opción lógica es comprar un jugador, aumentar su rendimiento y luego venderlo a mayor valor, o alquilarlo.
Eso permite que todo el progreso y las mejoras se queden contigo. ¿Y si vos te aburriste de jugar? Pues todo el progreso y las mejoras podés transferirlas a otra persona a cambio de dinero, y el tiempo invertido puede ser monetizado, apunta el CEO de Ephere Football, Agustín Rodríguez, quien lidera junto a sus socios un equipo conformado por otros tres uruguayos y dos argentinos.
Cómo se gana dinero
Lo que el usuario gana son monedas digitales EPH. Por ahora, los EPH solo pueden reutilizarse dentro del juego, pero el plan es que esos tokens puedan cambiarse por bitcoins, USDT u otras monedas asociadas al dólar para que el dinero pueda usarse más allá del metaverso.
Un usuario puede ganar EPH por completar ciertos desafíos (como marcar goles), por ganar partidos o torneos, quedar bien posicionado en una liga o usar el marketplace, que son las tiendas de compra y venta de jugadores, entre otros activos.
Pero no todo es plata en Ephere Football. El juego puede monetizarse pero también es gratuito. Cualquiera puede entrar por su cuenta de Google o de alguna red social y elegir 11 jugadores de los que ofrece Ephere, que no son NFT, y posiblemente no sean los más rendidores.
Esos jugadores son como el Messi del FIFA, no van a rendir lo mismo que uno que entrene. Si avanzás en el juego, vas completando hitos y ganando nuestra monedita, entonces de a poquito podés ir teniendo tus propios jugadores, detalla Rodríguez.
Todo depende de la preferencia del usuario. La progresión es lineal. Jugás y jugás y ganás un jugador. Jugás y jugás y ganás una cancha. Eso puede llevar un año y medio. Si pagás, aceleras el proceso, agrega.
Inversores ángeles
El CEO de Ephere Football, Agustín Rodríguez, es ingeniero en sistemas y trabajaba remoto en la misma empresa que el mexicano Héctor Ituarte (Chief Experience Officer de Ephere). Estaba inmerso en el mundo bitcoin cuando el contrato con la empresa para la que trabajaba estaba por terminar.
En ese momento empezó a conectar varios puntos: A mí me gusta mucho el fútbol, la mitad de mi vida hice fútbol y la otra software, y pensé que estaría bueno crear una especie de Axie Infinity pero de fútbol, un juego donde puedas ganar cripto y cambiarlas en el mercado. Comentó su plan a Ituarte, renunciaron al trabajo full time, llamaron a Felipe Collazo (director de arte) y empezaron a darle forma a la idea.
En setiembre del 2021 un pitch ante el Club del Inversor del Uruguay los llevó a juntar US$ 109.000 que sirvieron para construir el juego. Luego levantaron otros US$ 125.000 de la aceleradora estadounidense Tachyon y otros US$ 55.000 de inversores ángeles, entre ellos Martin Alcalá, director de Tryolabs.
Al empresario lo conocieron en febrero pasado en Punta del Este cuando participaron de Meet The Drapers, programa televisivo del inversor de capital de riesgo estadounidense Tim Draper. El programa seleccionó a Ephere Football entre los tres mejores emprendimientos de la región.
Mover la economía
Ahora los emprendedores iniciaron una ronda de inversión semilla en la que proyectan levantar US$ 3 millones en agosto para lanzar el juego con las funcionalidades clave que les permitirán generar ingresos. Hace dos semanas empezamos y ya levantamos US$ 252.000 de Protocol Labs. Estamos en el 8%, pero ahí vamos, cuenta el CEO de Ephere.
El objetivo no es que sus usuarios jueguen para hacerse ricos, ni tampoco engancharlos a horas y horas de partidos ininterrumpidos. Rodríguez explica que el fin es ayudar a la movilidad socioeconómica a través del juego.
Si mirás Latinoamérica al lado del mundo, hay serios problemas de movilidad socioeconómica, plantea.
Rodríguez defiende esta idea, que puede sonar algo utópica al compararla con el caso de Fortnite, que hace dos años facturó US$ 56 millones por la venta de cosméticos y accesorios dentro del juego. No te dan ninguna ventaja competitiva. Entonces mi posición es: Si agarramos esos US$ 56 millones que Fortnite facturó y la mayoría fueron a sus cajas, ¿qué pasa si los repartimos un poco mejor?.