Finalmente, tras varias jornadas de incertidumbre para el oro, su precio comenzó a crecer y llegó a superar los US$ 2.000 por onza en el arranque de la semana, alcanzando niveles no vistos desde marzo de 2022.
De esta forma, el metal precioso, considerado el “refugio de valor definitivo”, acumula un retorno del 25% desde el mínimo de septiembre del año pasado y del 11% desde el piso relativo de febrero de 2023.
De continuar revalorizándose a este ritmo, muy pronto llegará a alcanzar nuevamente el máximo histórico de US$ 2.075 por onza alcanzado en agosto de 2020, durante la pandemia de coronavirus.
“Mientras se están haciendo los esfuerzos de emergencia... ahora estás viendo que esto está lejos de terminar. Los flujos de refugio seguro van a ser el comercio clave”, comentó Edward Moya, analista de mercados en Oanda.
El motivo de la suba actual es el volátil entorno económico caracterizado por las recientes quiebras bancarias, como la de Silicon Valley Bank y Credit Suisse.
Cuando el inversor no se siente seguro, migra poco a poco hacia activos conservadores que lograron proteger el capital en otras épocas de pánico, al menos parcialmente, siendo el oro el más escogido.