El precio del oro al contado se mantuvo estable durante la jornada del viernes, pero aún así concluyó el 2023 en el rango récord de los US$ 2.065 por onza tras subir más de un 13% en el año.
Desde que el mercado comenzó a descontar recortes de tasas de interés por parte de los bancos centrales, la cotización del metal dorado arrancó a subir por competir cada vez de mejor manera contra los bonos. De hecho, desde el mínimo relativo de octubre, el oro ya se revalorizó más de un 14%.
De cara al 2024, parece que la tendencia alcista se mantendrá, también impulsada por factores macroeconómicos, incluyendo el riesgo geopolítico continuo liderado por la guerra entre Rusia y Ucrania y el conflicto bélico en Israel.
Tras un desempeño sorprendentemente sólido en 2023, vemos nuevas ganancias de precios en 2024, impulsadas por una tripleta de impulso que persigue a los fondos de cobertura, los bancos centrales continúan comprando oro físico a un ritmo firme y, no menos importante, una demanda renovada de los inversores en ETF, agregó Ole Hansen, analista en Saxo Bank.
Para JP Morgan, habrá un gran repunte en la materia prima a mediados del próximo año, con un máximo objetivo de US$ 2.300 por onza debido a los recortes de tasas de interés. A su vez, UBS visualiza un nivel de US$ 2.150 para finales de ciclo.
Según el Consejo Mundial del Oro, se materializará una caída de entre 40 y 50 puntos básicos en los rendimientos a más largo plazo, tras recortes de tasas de entre 75 y 100 puntos, lo que se traduciría en un crecimiento del 4% para el oro.
No obstante, si los pronósticos fallan y no hay recortes de tasas, entonces la situación podría ser radicalmente diferente, según Han Tan, analista jefe de mercado en Exinity.
El oro podría verse obligado a deshacer algunas de las ganancias de este año si un resurgimiento de la inflación obliga a la Reserva Federal a abandonar los planes para un giro de política en 2024, aclaró.