A lo largo de todo el mundo, los chinos no sólo son admirados por su enorme productividad y disposición para el aprendizaje, sino también por gozar de una impactante capacidad de ahorro. De hecho, en 1990, la tasa de ahorro de los hogares en China era del 16%; en 2012, la cifra ascendió al 30%; y actualmente, ronda el 45%. En comparación, la tasa de ahorro de los estadounidenses no supera el 4%.
Según el youtuber especialista en finanzas Humphrey Yang, la gran cantidad de dinero que ahorran los chinos se debe a cuatro hábitos que están muy instaurados en la sociedad, y que muchas otras culturas deberían implementar para no tener problemas financieros y de deudas.
En primer lugar, el consumidor chino promedio no se deja llevar por los bienes de lujo. Sin importar cuánto dinero gane por mes o qué tan grande sea su patrimonio, no es normal que exhiba símbolos de estatus. Al contrario, busca pasar desapercibido, incluso entre amigos, familiares y vecinos. Por lo tanto, los chinos no gastan dinero en productos costosos que sólo llaman la atención.
Por otro lado, muchos chinos que crecieron en la pobreza, ya que China fue un país pobre hasta hace algunas décadas, se acostumbraron a practicar la "regla del 10:1", la cual consiste en gastar sólo un yuan por cada diez que ganan. Básicamente, apuntan a tener una capacidad de ahorro del 90% de sus ingresos mensuales. Y aunque esta cifra muy pocas veces se logra, al menos mantiene firme la gestión del dinero.
En tanto, Yang, quien fue asesor financiero en Merrill Lynch y otros agentes de bolsa, señaló que la mayoría de los chinos se enfoca más en las necesidades que en los deseos. Y cuando "derrochan" dinero en "caprichos", buscan lo que más valor genere a largo plazo. En otras palabras, no son tacaños pero sí austeros.
Por último, muchos chinos preparan casi todas sus comidas en casa y sólo salen a comer a restaurantes y bares en ocasiones especiales. Evidentemente, este hábito permite ahorrar bastante, ya que la suma de los pequeños gastos hormiga suele representar un buen capital que puede utilizarse para ahorrar e invertir en el mediano y largo plazo.