En los mercados, existen múltiples rivalidades entre empresas, como Ford vs. Chevrolet, Coca-Cola vs. Pepsi o Apple vs. Microsoft. Sin embargo, muy pocas son tan llamativas como la de AMD vs. Intel, que demostró que la innovación y la paciencia son indispensables para prosperar.
Hace algunas décadas, Intel era el único e indiscutible rey de la industria de los microprocesadores, ya que acaparaba diferentes industrias y dominaba en cuanto a cuota de mercado, ingresos, beneficios y valor.
No obstante, la tecnología avanzó, los tiempos cambiaron y la pequeña competencia de aquel entonces creció hasta convertirse en un verdadero reto para Intel. De hecho, "el" reto fue AMD, que logró reinventarse hasta aplastar a Intel.
A principios de 2020, Intel tenía una capitalización bursátil de US$ 292.000 millones y sus ingresos trimestrales rondaban los US$ 20.000 millones, mientras que sus beneficios eran de US$ 4.000 millones. Por su parte, en esa época, AMD valía poco más de US$ 50.000 millones, facturaba US$ 1.800 millones y ganaba apenas US$ 200 millones.
Desafortunadamente, Intel tomó una serie de malas decisiones y AMD aprovechó, lo que revirtió la situación corporativa y financiera de ambas compañías y ocasionó que la empresa más pequeña se transformara en la más grande, y con mucha diferencia.
Actualmente, AMD tiene una capitalización de mercado de US$ 254.000 millones, sus ingresos trimestrales se encuentran en US$ 5.800 millones y sus ganancias, en US$ 1.125 millones. En comparación, Intel ahora vale US$ 96.000 millones, factura US$ 12.800 millones y gana cerca de US$ 100 millones, e incluso registró pérdidas en trimestres pasados.
En otras palabras, en los últimos cinco años, AMD se disparó más de un 400% hasta valer un 164% más que Intel, cuya capitalización bursátil colapsó un 50% en todo este tiempo.
