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Charlie Munger y Warren Buffett
Millonarios

Vivió hasta los 99 e hizo millones: qué podés aprender de Charlie Munger, "el hombre más disciplinado del mundo"

Kevin Kruse Colaborador

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A contramano de los gurúes del rendimiento extremo, Charlie Munger construyó su imperio aplicando una forma de disciplina tan simple como poderosa: pensar antes de actuar, eliminar lo innecesario y rodearse de las personas correctas.

10 Abril de 2025 20.30

Cuando pensás en la palabra "disciplina", probablemente te vengan a la cabeza imágenes de fuerza de voluntad, de esforzarte por hacer cosas difíciles, de sacrificar tu vida y el tiempo en familia por entrenamientos largos y dolorosos, de matarte de hambre con una dieta extrema, de levantarte a horas imposibles o de vivir como un monje.

Cuesta imaginar a Charlie Munger y Warren Buffett metidos en un baño de hielo, entrenando dos veces por día o corriendo una ultramaratón. Sin embargo, según los autores Craig Ballantyne y Daniel Woodrum en su nuevo libro El lado oscuro de la disciplina, Charlie Munger —el histórico inversor y vicepresidente de Berkshire Hathaway— fue el hombre más disciplinado del mundo.

Para conocer más sobre cómo entendía la disciplina Munger, hablé con uno de los autores del libro, Ballantyne.

Craig Ballantyne - El retiro de la vida perfecta - 106
Craig Ballantyne, autor de "El lado oscuro de la disciplina".

"Charlie Munger tenía todo lo que un hombre podría desear", explica Ballantyne. "Dinero, poder, respeto, un matrimonio y una familia sólidos", agrega.

"Parte de la razón por la que tuve un poco más de éxito que la mayoría de la gente —decía Munger— es que se me da bien destruir mis ideas más preciadas, y a la mayoría de la gente no". Munger corría su propia carrera y se sentía cómodo consigo mismo. No seguía sueños ajenos ni compraba definiciones ajenas de lo que debía ser la disciplina.

Su éxito se apoyó en la capacidad de reflexionar y en evitar las decisiones apresuradas. Rechazó la idea de imitar a otros, tanto en el estilo de vida como en la forma de invertir. Nunca apostó fuera de lo que conocía. Eso, según Ballantyne, también es disciplina.

"Una de las principales razones por las que la gente gasta demasiado es que envidia la riqueza ajena", decía Munger. 

Reaccionar frente a las modas de las redes sociales o dejarse llevar por la multitud puede desviar a cualquiera del camino. Esa forma de mirar la vida te aleja, sin que te des cuenta, de tus verdaderas metas. Mantener el foco —y, con eso, la disciplina— muchas veces exige aplicar lo que Ballantyne llama "éxito por sustracción": sacar en vez de sumar.

A pesar de no haber hecho ejercicio ni un solo día desde que salió del ejército a los 18 años, Charlie Munger lo consiguió todo en la vida —y más— gracias a su disciplina para encarar lo más difícil de todo: pensar. Mientras que muchas personas de alto rendimiento creen que la disciplina implica aceptar cada nuevo reto físico, hacer todo a fuerza de voluntad y trabajar 12 horas por día —o más, como Elon Musk—, Munger demostraba otra cosa. Hay un camino distinto.

Ballantyne y Woodrum lo plantean con claridad en su libro. Proponen una mirada diferente sobre la disciplina y sostienen: "La definición definitiva de disciplina es esforzarse al máximo en un problema de nivel 10. Todo lo demás es entretenimiento". "La vida es sencilla", dice Ballantyne. "Pero a los humanos les encanta hacerla muy difícil", señala.

Munger, sin dudas, habría coincidido. En materia de inversiones, lo decía sin vueltas: "Nos apasiona simplificar las cosas. Si algo es demasiado difícil, buscamos otra opción. ¿Qué podría ser más sencillo?". Junto a Buffett, redefinió lo que significa tener disciplina. En el mundo de las inversiones, eso implica tener paciencia, pensar antes de actuar e ignorar el ruido. Las lecciones que deja su forma de actuar se pueden aplicar a la vida diaria y también a quienes emprenden.

En el libro, Ballantyne y Woodrum detallan tres elementos centrales para armar sistemas de disciplina que funcionen solos, casi sin esfuerzo. El objetivo: automatizar las decisiones correctas y complicar al máximo la posibilidad de equivocarse. Un método que, probablemente, Munger habría calificado como sensato.

1. Eliminación

Munger, célebre por sus frases filosas, lo resumía así: "Lo único que quiero saber es dónde voy a morir, así que nunca voy allí". Le funcionó durante mucho tiempo. Murió en 2023, pocas semanas antes de cumplir 100 años.

Aunque reconocía que todos cometemos errores, vivía obsesionado con la cautela y con evitar fracasos que lo pudieran hundir. "La mayoría de los errores en la vida se deben a olvidar lo que uno realmente intenta hacer", contaba. Y dijo alguna vez: "No hace falta orinar en un alambrado eléctrico para aprender a no hacerlo".

Ballantyne y Woodrum retoman esa lógica en su libro. Plantean que eliminar lo negativo de la vida suele tener más impacto que sumar cosas buenas. En el caso de la disciplina, la eliminación cumple un rol clave: hay que hacer que el mal hábito se vuelva difícil de mantener.

"Debemos poner la mayor resistencia posible ante las decisiones equivocadas", afirma Ballantyne. "Por ejemplo, cuando quise dejar de beber en exceso, eliminé el alcohol de mi casa, dejé de ir a bares y dejé de juntarme con personas tóxicas que me arrastraban a la bebida", indica. Sacar de tu vida a las personas y los lugares equivocados, según él, es lo que más ayuda a evitar decisiones que te arruinen el camino.

2. Preparación

Una vez que eliminaste las influencias negativas de tu vida y de tus decisiones, el paso siguiente es allanar el camino hacia lo que querés lograr. "A esto le llamamos 'engrasar el surco'", explica Ballantyne. El objetivo es facilitar al máximo la toma de buenas decisiones, al punto de que se vuelvan automáticas.

Después de más de 25 años de trabajar con emprendedores y personas de alto rendimiento, Ballantyne asegura que acostarse a tiempo es una de las claves menos valoradas para tener éxito. Pero la mayoría falla porque no tiene una rutina nocturna. Por eso enseñan a prepararse: poner una alarma inversa 60 minutos antes de ir a dormir y apagar todos los dispositivos electrónicos. Esa simple práctica ayuda a dormirse a tiempo, despertarse bien y arrancar el día con el control en tus manos.

Parece básico, pero Munger también lo habría avalado. Su insistencia en mantenerse dentro del "círculo de competencia" iba en la misma dirección. "Tenés que descubrir cuáles son tus habilidades", recuerda Ballantyne. "Si vas a jugar a juegos que otros dominan y vos no entendés, vas a perder. Eso hay que decirlo con claridad. Tenés que encontrar tus fortalezas y competir ahí adentro", remarca.

Munger lo sintetizaba así: "No tenés que ser brillante. Solo un poco más sabio que los demás, en promedio, durante mucho, mucho tiempo".

3. Conexión

Ballantyne y Woodrum sostienen que la conexión con otros y la responsabilidad son los eslabones perdidos del éxito. "Debés rendir cuentas a alguien a quien no querés decepcionar", dice Ballantyne. "Eso implica compartir tu objetivo con alguien que te contacte todos los días y te ayude a cumplir lo que prometés", manifiesta.

Charlie Munger tuvo como socio a Warren Buffett durante casi seis décadas. Su vínculo fue una muestra clara de lo que significa una sociedad bien construida. Munger lo explicaba así: "Ambos compartimos la idea fundamental de que el mundo funciona mejor si las relaciones son beneficiosas para todos. Y aprendimos desde muy temprano que la clave para conseguir un buen socio era ser un buen socio. Estas ideas son muy anticuadas. Y funcionaron de maravilla".

Aplicar los sistemas de disciplina sin esfuerzo en tu propia vida

Gracias a los sistemas de disciplina sin esfuerzo, Munger alcanzó niveles de éxito que muchos emprendedores e inversores solo pueden imaginar. Lo hizo sin seguir tendencias ni apoyarse en una fuerza de voluntad agotadora. En lugar de eso, sostenía estándares firmes para su conducta y su forma de decidir. "Los estándares se comen a la disciplina en el desayuno", afirma Ballantyne en El lado oscuro de la disciplina.

*Con información de Forbes US.

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