¿Cuánto cuesta vivir como un rey? Pregúntale a Donald Trump.
Los registros bancarios revelados en el juicio por fraude del expresidente, que perdió a principios de este año y actualmente está apelando, sugieren que el magnate inmobiliario gasta alrededor de un millón de dólares al mes en gastos personales. Pero eso es solo el comienzo. Trump también tiene un imperio que proteger: propiedades que comprar, desarrollos que crear, deudas que atender y litigios que resolver.
Sumando todo, Trump gastó más de 130 millones de dólares al año, en promedio, u 11 millones de dólares al mes, desde 2010 hasta la primera mitad de 2019, según los registros bancarios. Sus gastos variaron enormemente de un año a otro, superando los 200 millones de dólares antes de postularse a la presidencia por primera vez, para luego bajar a unos 60 millones de dólares una vez instalado en la Casa Blanca. Ahora, a un mes de recuperar su trono, Trump se encuentra en una encrucijada, con poca claridad sobre cuánto dinero necesitará en los próximos cuatro años.
El rescate del rey
Incluso en años menos costosos, Donald Trump sigue gastando más de 50 millones de dólares para mantener su estilo de vida y proteger su portafolio.
Para entender cómo Trump llegó a este punto, es útil retroceder hasta la Gran Recesión, cuando el dinero escaseaba para casi todos. La crisis golpeó fuerte a Trump en sus proyectos de Chicago y Las Vegas. Pero él tenía una ventaja que otros desarrolladores no tenían: The Apprentice, que comenzó en 2004, le brindó ingresos por entretenimiento y oportunidades de licencias. Para 2010, Trump ganaba cerca de 50 millones de dólares al año con esas fuentes, más de lo que ingresaba por sus edificios.
Mientras otros desarrolladores ajustaban sus gastos, Trump derrochaba. Gastó 37 millones de dólares en 2010 para mejorar su avión, comprando un Boeing 757 y personalizándolo a su gusto. Fue su mayor desembolso de ese año, representando más de un tercio de sus 101 millones de dólares en gastos totales. Poco después, Trump destinó 25 millones de dólares más para comprar un helicóptero, con la idea de que pudiera trasladar gente unos pocos kilómetros entre el Aeropuerto de Miami y su nuevo resort de golf, Trump National Doral. También utilizó algo de dinero de manera más responsable, comprando una nota de 130 millones de dólares contra su torre en Chicago por 48 millones de dólares, y luego pagó otro préstamo en Las Vegas. Limpiar su balance requirió 75 millones de dólares de liquidez en el período de 12 meses que terminó el 30 de junio de 2012, su mayor gasto de efectivo en un año en el que quemó 203 millones de dólares.
Luego se desató una ola de construcciones. Entre mediados de 2012 y mediados de 2016, Trump gastó 600 millones de dólares en adquisiciones y desarrollo de propiedades, aproximadamente el 80% de ese dinero voló fuera de su puerta. Renovó el resort de golf de Miami y compró otros dos en Europa. También transformó la antigua oficina postal de Washington D.C. en el Trump International Hotel. Para coronar todo, gastó unos 65 millones de dólares en su campaña presidencial.
Crear un movimiento político resultó ser más barato que construir un imperio inmobiliario. En la Casa Blanca, los gastos de desarrollo de Trump disminuyeron más de 100 millones de dólares al año. Pero la política vino con otros costos. En 2016, poco después de ganar las elecciones, Trump aceptó un acuerdo de 25 millones de dólares para resolver los litigios relacionados con Trump University, un golpe que lo llevó a tomar un préstamo secreto alrededor de la época de su primera inauguración.
Los gastos de efectivo de Trump cayeron a 83 millones de dólares en el año que terminó el 30 de junio de 2018, su nivel más bajo desde al menos 2012, y luego bajaron otro 30% a unos 60 millones de dólares el año siguiente, según los registros. Eventualmente, la mayoría de sus desembolsos fueron para sostener varios emprendimientos, ya que tanto el hotel de Washington D.C. como los campos de golf europeos luchaban por generar ganancias. Las pérdidas se multiplicaron cuando la Covid-19 llegó en 2020. "No diría que estás prosperando cuando decidís cerrar tus hoteles y negocios", dijo Trump a un grupo de periodistas en la sala de prensa de la Casa Blanca.
Pero los problemas desaparecieron casi tan rápido como aparecieron. Trump vendió su hotel con pérdidas por 375 millones de dólares en 2022, pasando el dolor de cabeza a otros inversionistas (que no lograron cumplir con sus obligaciones de deuda y terminaron perdiendo el control de la propiedad). Mientras tanto, su negocio de golf prosperó a medida que el mundo se recuperaba de la pandemia. Los donantes siguieron vertiendo dinero en los grupos políticos de Trump, salvándolo de tener que poner más de su propio dinero en su campaña presidencial de 2024. Incluso consiguió que otras personas financiaran su nuevo negocio de redes sociales.
Ahorros por servir
Dirigir un imperio es más barato que construirlo. Los gastos de efectivo de Donald Trump cayeron drásticamente después de que llegara a la Casa Blanca y dejara de destinar dinero a sus propiedades.
Un portavoz del presidente electo, Steven Cheung, no respondió un conjunto de preguntas específicas relacionadas con esta historia y en su lugar emitió un comunicado elogiando a su jefe. "El presidente Trump es uno de los empresarios más exitosos de la historia y luego se convirtió en presidente de los Estados Unidos", dijo. "Ha construido propiedades históricas y ampliamente reconocidas que redefinieron el horizonte de Nueva York y ha creado campos de golf premiados alrededor del mundo", concluyó.
A punto de regresar a la Casa Blanca, Trump se encuentra frente a una situación financiera impredecible. Las operaciones de Trump Organization están en buen estado, más ágiles y rentables que durante su primer mandato. Con menos debilidades en su imperio, Trump podría necesitar menos de 50 millones de dólares de efectivo en 2025, lo que haría que ese año sea uno de los más baratos de los últimos tiempos.
Pero eso suponiendo que todo le salga bien, lo cual podría no ser así. El 6 de julio de 2025, un préstamo de 117 millones de dólares vence contra una de las propiedades de Trump en Nueva York. El presidente electo, que aún no refinanció la deuda, podría tener que sacar dinero de su propio bolsillo para pagar a su prestamista. También se acercan problemas legales: Trump debe un total de 578 millones de dólares, incluidos los intereses, derivados de tres casos judiciales, todos actualmente en apelación. Las pérdidas podrían hacer que sus empleados se apresuren a vender o refinanciar activos mientras él esté en la presidencia.
Nota publicada por Forbes US