En 2017, el matrimonio formado por Mike Juergens y Ann Cross viajó a Bután para participar en la maratón internacional del país. Tras cruzar la línea de meta, Juergens preguntó sobre la posibilidad de visitar viñedos en esta nación del sur de Asia, solo para descubrir que la respuesta era "en ninguna parte", ya que la escena vinícola de Bután era inexistente, hasta ahora.

"Tenía la apariencia y la sensación de una región vinícola clásica, así que asumimos que había viñedos allí", le contó Juergens a Forbes. "Sentimos que esta era una oportunidad perdida no solo para Bután, sino para el mundo del vino", completó.

Avancemos hasta octubre de 2024 y la empresa cofundada por la pareja, Bhutan Wine Company, está lanzando el primer vino butanés de su cosecha 2023. La primera edición es una mezcla conmemorativa de seis variedades de uvas tintas y cuatro blancas de cuatro viñedos diferentes bajo la etiqueta Ser Kem—que se traduce como "regalo alcohólico para los dioses" y que, según la crítica de vino británica y miembro del consejo asesor de Bhutan Wine Company, Jancis Robinson, fue elegida tras consultar a monjes especializados en nombrar a los niños butaneses—que se lanzará exclusivamente en el Reino de Bután. En 2025, seguirá el primer producto comercial: un Chenin Blanc 2024 que fue cosechado en junio.

Los primeros días después de regresar a su hogar en el sur de California en 2017, Juergens y Cross comenzaron a delinear un plan de negocios a 10 años que incluía un borrador de las ideas iniciales para las regulaciones del vino en un país sin historia vitivinícola. Distribuyeron estos documentos al gobierno butanés y, tras un período de discusiones con agencias locales, recibieron luz verde para establecer la primera bodega del país y plantar los primeros viñedos.

El primer paso: importar vides. Bhutan Wine Company trabajó con Sebastian Traviesa de Sunridge Nurseries para importar las primeras uvas y plantar los primeros viñedos en Bután en 2019.

Dadas las "suficientes incógnitas" del proyecto, Juergens y su equipo—incluyendo al consultor vitícola internacional Russell Moss, al enólogo Matt Brain y al director de operaciones Karma Choeda—optaron por plantar variedades con "mucha información sobre cómo cultivarlas de la mejor manera, así como que vinos sabemos pueden prosperar en muchas áreas del mundo", expresaron.

Plantaron 10 variedades de uvas tintas, incluyendo Cabernet Sauvignon, Syrah, Pinot Noir y Tempranillo, seis variedades blancas, como Chardonnay, Chenin Blanc, Sauvignon Blanc y Riesling, así como dos híbridos en viñedos que varían en altitud desde 152,4 metros hasta más de 2.743 metros para aprender qué variedades no solo tendrán éxito en sus diferentes viñedos, sino que también expresarán el terroir butanés. "Si eso resulta ser mezclas, variedades individuales, vinos dulces o lo que sea, estamos bien con eso", compartieron Juergens y Cross.

"Cultivar uvas de clase mundial en un país sin experiencia previa llevará tiempo", aseguró Brain, quien se unió al equipo de Alpha Omega Winery en Napa Valley. "Es demasiado pronto para decir en qué variedades elegidas sobresaldrán mejor, pero estamos viendo que diferentes variedades comienzan a mostrar un gran potencial en estas etapas tempranas", completó.

La atractivo natural de Bután

El mundo natural de Bután tiene mucho a favor del mundo del vino; Juergens y Cross destacaron la distinción de Bután como el único país con balance de carbono negativo en el mundo, con suelos prístinos y diversos, agua libre de microplásticos y aire sin contaminación, lo que permite a este lugar cultivar algunos de los mejores cultivos del planeta. "Si este terroir puede cultivar la mejor guayaba del mundo, no es un gran salto pensar que pueden cultivar algunas de las mejores uvas del mundo", sostuvieron.

"Además," continuaron, "el rango radical de elevaciones de 152 metros hasta más de 7,620 metros ofrece la oportunidad de jugar realmente con varias variedades en lugar de necesitar enfocarse solo en una específica".

A pesar de las características atractivas del entorno natural de Bután y de los antecedentes combinados de los fundadores en el mundo del vino—Juergens como líder global de la práctica de soluciones y servicios de bodegas en Deloitte y candidato a Master of Wine, y Cross en gestión de marca con un Diploma WSET—todavía había muchos factores poco claros en esta ecuación.

Dado que no había (y aún no hay) precedentes de vino butanés, Juergens y Cross seguirán observando, evaluando y analizando cómo los microclimas, tipos de suelo y rangos de altitud de sus 10 viñedos afectan cada variedad de uva. Este proceso continuo subraya su astuto objetivo final: "Expresar a Bután en lugar de simplemente hacer otro vino de receta".

Mirando hacia el Futuro

A medida que Bután Wine Company convierte gradualmente los experimentos en logros con su primera producción comercial, mientras tanto, la compañía ya logró el éxito a través de las oportunidades auxiliares que su proyecto ofrece a Bután.

"Estamos capacitando a numerosas personas en viticultura; nuestro equipo viticultural actual, a tiempo completo y parcial, supera las 50 personas", dijo Juergens. A medida que su producción crezca, también lo hará el efecto transformador en la economía butanesa a través de nuevos empleos en el desarrollo de la agricultura, cooperativas locales, hospitalidad y turismo del vino.

"Esto les permitirá ampliar una de sus industrias más grandes, que es el turismo, al ofrecer experiencias vinícolas como parte de la experiencia turística general de Bután", compartió Juergens sobre el beneficio adicional de establecer y hacer crecer el vino butanés. Y lo más importante, ofreció: "Este proyecto permite que el pueblo butanés comparta con orgullo su increíble país con el resto del mundo, especialmente con aquellos que no pueden permitirse visitar Bután", declaró.

El primer lanzamiento es el primer paso en lo que podría definir el futuro de Bután con la viticultura, ya que el equipo de Bhutan Wine Company apuesta fuerte por la región vinícola más nueva del mundo en 150 años.

"Creemos que la última vez que una nación sin uvas para vino desarrolló toda una industria vinícola desde cero fue Nueva Zelanda en el siglo XIX", explicó Juergens. "Así que tenemos muchas personas apoyando esto para que tenga éxito, solo para ver cuál será el resultado", remarcó.

*Con información de Forbes US