Forbes Uruguay
24 Enero de 2025 15.06

Matías Castro

Qué ver: Severance, o cómo lograr que el estrés laboral no afecte la vida cotidiana y viceversa

Luego de casi tres años de espera, esta serie regresó con el mismo nivel de intriga y refinamiento que su primera temporada.

Una reciente columna del profesor de filosofía Eric Scwitzgebel, publicada en el New York Times, reflexionaba sobre la coincidencia de dos producciones que tratan sobre el yo: la película La sustancia y la serie Severance. Tras hacer un rastreo histórico a las definiciones sobre el Yo y hablar de la imagen disociada que generamos desde las redes sociales, afirmaba que la serie y la película se podían leer como distopías que pronto podrían interpretarse como proféticas.

A partir de la segunda temporada de Severance cabe preguntarse si la serie es proféticao un reflejo de una realidad ya existente. 

Dirigida en la mayoría de sus capítulos por Ben Stiller, Severance trata sobre cuatro empleados y sus luchas por recuperar su conciencia e individualidad mientras trabajan en una misteriosa empresa llamada Lumon Industries. La idea que opera como fondo es que Lumon le implanta a sus funcionarios un microchip que escinde sus conciencias. Quienes entran allí a trabajar se someten voluntariamente a ese tratamiento. Lo que hace el chip es dividir la vida de la persona: dentro de Lumon, el funcionario olvida lo que hace en el mundo exterior; a la inversa, cuando está fuera, no recuerda qué hizo durante sus ocho horas laborales y ni siquiera cómo es el ambiente de trabajo.

El protagonista es Mark (Adam Scott, de Parks and recreation), un hombre que elige el trabajo en Lumon para poder lidiar con el peso que siente tras el fallecimiento de su esposa. De este modo, cuando está en las instalaciones subterráneas de la empresa, oficinas amplias, impolutas y diseñadas con gusto retrofuturista, olvida completamente el resto de su vida. Ahí conoce a otros tres funcionarios, un encargado perturbadoramente amable y una gerenta (Patricia Arquette) que se conduce con mano dura. 

Severance
Severance

Una de las mejores formas de atrapar al público en premisas de fantasía o ciencia ficción consiste en partir de hechos e ideas universalmente comprensibles, con los que el espectador pueda identificarse de inmediato. Series tan diferentes y exitosísimas como Game of thrones y Lost apelaban a este recurso. La primera comenzaba con un fuerte énfasis en intrigas políticas y personajes fuertes, para luego mostrar magia y dragones muy gradualmente. La segunda se tomaba un enorme trabajo para darle alma y vida a sus personajes y luego desarrollar realmente los elementos de fantasía y la mitología de la isla en la que estaban varados. 

El primer punto brillante de Severance es en la forma en que aplica ese recurso. Apela a la idea de la persona que percibe que su tiempo laboral está por fuera de su vida en general, a lo que muchas veces se expresa con la exclamación "¡no tengo vida!".

La otra forma en la que usa ese recurso de buscar la cercanía con el espectador es a la hora de mostrar la tarea que hacen Mark y sus compañeros. En computadoras muy viejas, que parecen correr en DOS, se ocupan de elegir números de una grilla y colocarlos en cajitas. Las preguntas sobre el sentido y la lógica de este trabajo se multiplican, hasta que los personajes aceptan que la forma de hacerlo bien consististe en agrupar los números de forma intuitiva, sin preguntarse para qué ni por qué. La aceptación del no saber para qué se hace un trabajo o en qué contribuye lo que se realiza, también es una idea de partida universalmente comprensible, incluso para quien haya tenido la suerte de elegir o construir su propio trabajo. 

A partir de ahí, se desarrollan el drama y la desventura que atraviesan los personajes. Ellos comienzan a tener inquietudes al mismo ritmo que el espectador, conocen nuevos rincones de Lumon, manejan sus vidas exteriores con una creciente inquietud y aprenden sobre la mística que hay acerca del fallecido fundador de la empresa, venerado casi como si fuera un personaje bíblico. 

Nada parece al azar o descuidado en los nueve episodios de la primera temporada. Los giros y revelaciones se van acumulando conforme cada personaje, tanto su ser laboral como el externo, se formulan preguntas sobre sus conciencias y existencias (sobre sus Yo, en definitiva). Y así se iba avanzando en la historia hasta un capítulo final en el que parecía que todo iba a cambiar. 

Pasaron casi tres años entre el final de aquella temporada y el inicio de esta, cuyos capítulos se estrenan viernes a viernes y serán diez en total. En la ficción, solo transcurrieron cinco meses desde los hechos del último episodio de la temporada anterior y el arranque de esta. 

Severance
Severance

El salto temporal que presenta el primer capítulo es tan extraño para el espectador como para el protagonista, con lo que de nuevo logran sincronizar la experiencia real con la de los personajes de la ficción. El punto de vista que eligen Ben Stiller y sus guionistas es el del yo laboral de Mark, quien ahora tiene algunos recuerdos de lo que sucedió afuera, pero no comprende del todo cómo transcurrieron cinco meses. El espectador tampoco y solo empezará a atar los cabos a medida avanza el capítulo y el protagonista entiende, a medias, lo que sucedió.

La elección de AppleTV para estrenar un episodio por semana es acertada. Por lo atrapante que es Severance, admite una maratón, como se puede hacer ahora con la primera temporada. 

Pero en el sobresaturado panorama del entretenimiento, es un alivio disfrutarla a este ritmo, ya que permite procesar una obra que deja sus huellas sin acudir a recursos fáciles (por ejemplo la violencia brutal de El juego del calamar). Buena parte del mérito de esta serie radica en su gran reparto (John Turturro y Christopher Walken incluidos), en el refinamiento visual, un ritmo medido y un guion astuto que balancea el drama con un extraño sentido del humor, la intriga y la información bien dosificada. 

En cine, la vieja crítica solía afirmar que una película era mucho más que su argumento. En streaming, los argumentos son fundamentales para mantener el interés (por lo tanto, las suscripciones). Sin embargo, lo que hace que una serie pase de ser un buen entretenimiento a una obra con otro valor, sucede cuando logra dejar una semilla que crece en la mente del espectador; cuando esa semilla crece entre capítulo y capítulo y perdura. Tal vez sea pronto para sacar mayores conclusiones porque, en definitiva, habría que hacerlo cuando la serie esté completa. Por lo pronto, vale por estas primeras impresiones y lo que insinúa sobre su futuro.

Severance se puede ver en AppleTV+

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