La ceremonia de apertura del Festival Nacional de Naadam en Mongolia es un espectáculo vibrante al que asisten miles de espectadores. En un gran desfile, los atletas que compiten en lucha, carreras de caballos y tiro con arco participan junto a artistas con coloridos trajes tradicionales, incluyendo el deel -una prenda larga y suelta-, sombreros y botas que representan diferentes regiones y grupos étnicos. Todo este espectáculo es precedido por el despliegue de las Nueve Banderas Blancas, portadas por una guardia de honor. Tienen un significado profundo en la cultura y la historia de Mongolia: originalmente fueron los estandartes imperiales de Genghis Khan y representan poder, autoridad y conexión espiritual con los ancestros y el cielo.
Bordadas en dorado, estas banderas se alzan en el pecho del uniforme olímpico del equipo de Mongolia para París 2024 junto con la icónica antorcha. Es que los paralelismos son claros: el izamiento y el encendido simbólico de la llama que subrayan los valores inherentes a ambos eventos.
Los uniformes que lucen los atletas mongoles en los Juegos Olímpicos de este año se dieron a conocer pocos días antes del comienzo del gran evento deportivo, y se viralizaron al instante. Su intrínseco diseño y su claro homenaje a la riqueza cultural de su país generó una avalancha de suspiros en las redes sociales.
Fueron creados por la firma Michel & Amazonka, liderada por dos hermanas diseñadoras, Michel y Amazonka Choigaalaa -una tercera hermana, Munkhjargal, es la CEO-, que ya estuvieron a cargo de grandes proyectos para su país, como los uniformes para Mongolian Airlines y los kits olímpicos del equipo de Mongolia en las Olimpiadas de los años 2020 y 2022 en Tokio y Beijing (los uniformes de sus abanderados en esta última edición invernal fueron seleccionados para el Museo Olímpico).
Las hermanas son el dúo de diseñadoras más destacado y progresista de Mongolia en la actualidad. Su marca ha capturado la atención de la élite de la moda en Ulaanbaatar gracias a sus riesgos creativos y a la reinterpretación moderna de los deels tradicionales y chaquetas bomber bordadas.
“Nuestra madre solía hacer muchos bordados bonitos. Le gustaban las cosas hechas a mano. Heredamos su interés por hacer cosas más decorativas”, dijeron en una entrevista con Forbes en el año 2019. “El padre de nuestra madre, nuestro abuelo, que era monje, también nos inspiró. Las prendas que usaba eran muy decorativas. Y, por otro lado, nuestra madre solía bordar muchas cosas, como fundas de almohadas e incluso la manta de la cama. Todo estaba hecho a mano y bordado. Así que estas dos personas nos inspiraron e influyeron más que nadie”.
Reconocen que la moda en Mongolia ha evolucionado considerablemente desde la Revolución Democrática hace más de 20 años y su objetivo es estar al nivel de las tendencias mundiales. También tienen la suerte de tener maridos que las apoyan: ser mujeres empresarias en Mongolia presenta desafíos, ya que la cultura mongola espera que las mujeres cuiden de sus familias, lo que añade otra capa de dificultad a su labor empresarial.
Y esta es la primera vez que su trabajo genera tanto ruido a nivel global, por lo que el furor tomó a las diseñadoras totalmente por sorpresa, en especial teniendo en cuenta que ellas no habían sido la primera elección para el trabajo. Pero en febrero llegó la oportunidad que cambiaría sus vidas: el Comité Olímpico Nacional de Mongolia les dijo que la empresa anterior había cancelado el contrato y que las contactaba porque ya había trabajado con ellas.
Tuvieron tres meses para diseñar y realizar los uniformes. La primera etapa es la de creación. Sabían que querían una paleta de colores neutra y clara, entre el blanco y el gris, ya que los tonos más oscuros no se adaptarían bien al caluroso verano parisino. También encontraron inspiración en la antorcha para los hilos dorados con los que bordaron cadenas montañosas, halcones y destellos de naturaleza.
“Comparar a los atletas con alpinistas ascendiendo el Everest sirve como una metáfora conmovedora, destacando el compromiso inquebrantable, la resiliencia y la búsqueda incansable de la excelencia, esenciales para alcanzar el éxito en el ámbito deportivo”, escribieron las diseñadores sobre los atuendos. “Adicionalmente, la presencia de un halcón en la bandera del formidable ejército mongol simboliza nociones de fuerza, agilidad y triunfo en la conquista. Estos símbolos y rituales encapsulan un profundo patrimonio cultural y aspiraciones, resonando con temas de resiliencia, conquista e identidad cultural a través de diversas tradiciones ceremoniales”.
Luego, la segunda etapa implicó la búsqueda de telas y los elementos a partir de los cuales crearían los accesorios, además de la realización de los bordados. La costura tomó alrededor de 20 horas por uniforme. En total, hicieron 120 conjuntos de uniformes (70 para hombres y 50 para mujeres), que incluyen tanto las Olimpiadas regulares como las Paralímpicas.
Hay cuatro diseños: uno para hombres, otro para mujeres, y dos más para los abanderados hombres y mujeres. Estos últimos llevan deels, túnicas largas tradicionales mongolas que se abrochan en el lado derecho y se ajustan con un cinturón o una faja alrededor de la cintura. Tienen mangas largas y un cuello alto; y una de las características distintivas es su cierre asimétrico, con botones o lazos que van desde el cuello hasta la axila y luego hacia abajo a lo largo del lado derecho del cuerpo. Encima de eso, los atletas llevan chalecos, como lo hacen en sus celebraciones y competiciones locales.
También se incluyen accesorios como joyas, zapatos y carteras, entre otros, que mezclan la belleza de su tradición con aspectos prácticos. “El bolso es una parte inseparable del atuendo”, dijeron las diseñadoras en entrevistas. Todo también haciendo énfasis en los colores nacionales de Mongolia: azul, rojo y blanco.
Mongolia obtuvo sus primeras y únicas medallas de oro en los Juegos de Beijing 2008, en judo y boxeo. Este año, más de 30 atletas mongoles participan en nueve disciplinas distintas, incluyendo ciclismo, tiro y lucha, y buscan hacer historia. Las diseñadoras, con su bordado color oro, cosen con cada hilo una plegaria, para que cada montaña y halcón dorados sea el oráculo de la victoria.