Todos los años, el 13 de septiembre, se festeja el Día Mundial del Chocolate, en homenaje al nacimiento del británico Roald Dahl, autor de "Charlie y la fábrica de chocolate", libro inspirado en la película de Tim Burton y protagonizada por Jonhy Deep.
Tanto en el relato de Dahl como en las películas, tienen un lugar destacado los "umpalumpas", diminutos e incansables trabajadores de la fábrica a quienes Willy Wonka, el dueño de la compañía, paga con granos de cacao, un guiño de Burton para denunciar la explotación laboral, especialmente del trabajo infantil, en las plantaciones de cacao, en particular en países subdesarrollados.
La crítica subliminal de Barton no fue un fenómeno aislado. Fue por aquella misma época (el film se estrenó en 2005) que la industria del cacao empezó a verse amenazada por las imágenes negativas que mostraban la pobreza de los agricultores, el desequilibrio en el reparto de los beneficios, la deforestación, el trabajo infantil y unas condiciones laborales precarias con el agravante de la desigualdad de género.
Son, precisamente, esos flagelos los que intenta remediar Cacao Trace, un programa de Puratos que tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores de cacao en las regiones productoras de cacao cuya certificación de sostenibilidad está presente en su marca Belcolade, producido exclusivamente en Bélgica y que ya se comercializa en argentina.
Creado en 2013, Cacao Trace es una experiencia única en el mundo por su carácter integral, ya que uno de sus pilares fundamentales es su compromiso con las distintas partes interesadas en la producción de cacao y la comercialización del chocolate. Así, los agricultores, el planeta, los clientes y consumidores son protagonistas claves para el logro de una cadena del cacao íntegra y próspera para todos.
"El objetivo es conseguir una mejor vida para los agricultores (ingresos, sanidad, educación); un planeta mejor (agro silvicultura y resiliencia del planeta); un mejor negocio para los clientes (chocolate con un sabor superior, programa de sostenibilidad consolidado con una repercusión tangible en el impulso de su negocio, vinculación con los agricultores y comunicación); y unos consumidores más conscientes gracias al chocolate de excelente sabor del que pueden disfrutar con la conciencia tranquila, sabiendo que es producido en unas condiciones favorables para las personas y el planeta", explica Sabine Brusselmans, gerente de Marketing de Puratos para Argentina, Paraguay y Uruguay.
En ese abordaje integral, el combate al trabajo infantil y las acciones de remediación climática, contra la deforestación, la gestión de los residuos y la compensación de las emisiones de CO2 a través de un “programa de compensación inset del carbono” están entre las acciones más destacadas en el último informe de balance, el documento con el que, año tras año, Puratos, rinde cuentas sobre su acciones sostenibles y sustentables.
En su lucha contra el trabajo infantil, Puratos creó el CLMRS (sistema de seguimiento y remediación del trabajo infantil), que en estos momentos se lleva a cabo en Costa de Marfil, Papúa Nueva Guinea y Uganda. El enfoque consiste en utilizar los datos disponibles para elaborar un perfil de las comunidades alejadas de los centros educativos.
Los grupos de hogares son encuestados, normalmente cada tres años, para recoger datos sobre el número de niños por hogar, los niños escolarizados y los tipos de trabajo que realizan los niños en el hogar y/o en la granja. Este enfoque incluye visitas anunciadas y no anunciadas a los hogares y las granjas.
"En esta fase de las encuestas, no hemos identificado en la cadena de suministro de Cacao-Trace ningún caso de las peores formas de trabajo infantil, tráfico de personas ni otros tipos de abuso. Si se detectara que un niño está en peligro inmediato (por ejemplo, abuso de trabajo infantil), nos aseguraríamos de proporcionarle apoyo inmediato (ya sea directamente o remitiéndolo a una autoridad responsable)", explica el informe.
"Sin embargo, hacemos una distinción y no estamos en contra del hecho de que los niños (menores de 18 años) puedan ayudar a sus padres en el trabajo de sus explotaciones agrícolas, siempre y cuando sigan teniendo acceso a la escuela y a la educación. Consideramos que forma parte de la educación de un menor y fomentamos entre las generaciones jóvenes que se conviertan en los futuros productores profesionales de cacao", señala Brusselmans.
Acción climática
El cacao está relacionado con la reducción de la masa forestal y de la biodiversidad. Puratos apoya totalmente todas las iniciativas reglamentarias para la protección de los bosques en peligro. En la actualidad están en marcha 6 programas con el objetivo de plantar 3,4 millones de árboles para el 2030.
"La tecnología desempeñará un papel fundamental en esta estrategia. Hoy nos centramos en la mejora de nuestro control a través de los mapas de polígonos de todas las explotaciones agrícolas presentes en la cadena de suministro de Cacao-Trace.Trabajamos activamente en el desarrollo de los conceptos de agricultura regenerativa aplicados a la producción de cacao. Además, exploramos maneras de valorizar los residuos de cacao con la producción de alimentos para animales e incluso para humanos", explica Joaquín Garat, Gerente General de Puratos Argentina.
Y agrega: "Pretendemos conseguir una mayor reducción de nuestra huella de carbono y ayudar a los productores de cacao a construir unas explotaciones agrícolas más climáticamente inteligentes y resiliente".
Cacao Trace parte de la visión de que la mejora en las condiciones materiales de las comunidades de agricultores y sus familias es la clave, el primer paso para el involucramiento en las acciones de remediación. Hay que tener en cuenta que, en todo el mundo, cerca de 50 millones de personas, en su mayoría ubicadas en regiones tropicales, dependen del cacao para su sustento. En promedio, los productores de cacao en África Occidental ganan menos de 2 € al día, un ingreso por debajo del umbral de pobreza.
Por eso, el núcleo de “Cacao Trace” es una bonificación especial de diez centavos por kilo de chocolate terminado para los agricultores, para que lo destinen a mejoras de su comunidad. Esta bonificación vuelve directamente al productor de manera transparente a través de una Fundación que creo el Grupo Puratos.
El denominado “Chocolate bonus” logró recaudar más de 1 millón de euros en 2021. El programa nació en 2016 y el crecimiento fue constante: el primer año se recaudaron 123 mil euros; en 2017 fueron 174 mil; en 2018 se recaudaron 288 mil; en 2019 se lograron 445 mil; en 2020, con la pandemia, aunque desaceleró, no dejó de crecer y llegó a 500 mil euros. El plan para 2022 es superar el millón de 2021 con un 1,5 millón de euros.
El Chocolate bonus suma uno o dos salarios mensuales extra y se sustenta en la idea de Puratos de que “un trabajo de buena calidad conduce a un buen chocolate”.
De acuerdo a datos actualizados el programa hoy beneficia a 9.437 agricultores pequeños en siete países (México, Vietnam, Filipinas, Costa de Marfil, Papúa Nueva Guinea, Camerún y Uganda), donde se han instalado los 15 centros de fermentación y secado que, ubicados in situ, en medio de las comunidades, promueven, mediante la capacitación, las buenas prácticas para fermentación y secado del cacao.
Se estima que en 2025 Cacao-Trace llegará a 25.000 agricultores y que esta cifra podría duplicarse en 2030.
El mundo del chocolate está en el punto de mira porque cada vez más consumidores reconocen que no todas las plantaciones trabajan de forma sostenible y respetan los derechos de los trabajadores. Las marcas sostenibles y transparentes han experimentado un importante crecimiento en el mercado en los últimos años en distintas partes del mundo, lo que ha contribuido a aumentar la conciencia sobre los orígenes del cacao. Los consumidores aprecian las marcas sostenibles y las iniciativas de un comercio sostenible.
“Estamos convencidos de que Cacao-Trace contribuye a generar un círculo virtuoso que cambiará progresivamente las vidas de los agricultores de Cacao-Trace. Somos perfectamente conscientes de que nos quedan varios retos medioambientales y sociales por delante que podrían exigir una evolución concreta de nuestra iniciativa. Trabajamos sin descanso por la mejora de los programas Cacao-Trace”, concluye Brusselmans.