El 18 de octubre de 2019 marcó un antes y un después en la vida de Chile. Las revueltas que involucraron a gran parte de la población y que demostraron el hastío ante un sistema que dejaba afuera a la mayoría, iniciaron un proceso único.
Pero ese día no solo cambió el rumbo en Chile, sino que además fue el punto de inflexión en la cotidianeidad de Marco Sepúlveda, economista y fotógrafo amateur. “Estaba en Estocolmo visitando a mi hijo. Y estando allá pasó lo de la revuelta –recuerda a Forbes-. De inmediato, lo hablé con mi pareja Helena, y decidimos volver a la brevedad”.
A partir de entonces, este profesional titulado de la Universidad de Estocolmo, donde residió 22 años, junto a sus padres tras el exilio, aterrizó en su querida ciudad de Santiago y salió con su cámara Nikon a documentar las calles. Hubo un grupo que le llamó la atención y esos fueron los integrantes de la Primera Línea Chile.
Esos jóvenes armados con escudos de cualquier índole para protegerse de los balines y las lacrimógenas fueron el leit motiv de cada viernes del siguiente año y medio. Adrenalina y convicción lo llevaron a estar en medio de esas marchas que permitirían que, por fin, el pueblo diera su opinión en un plebiscito sobre un cambio drástico en la Constitución de Chile. Con esa esperanza, Marco Sepúlveda llegó a Buenos Aires en abril del 2022 para presentarse en la Feria del Libro. Este año vuelve con una mirada diferente.
En diálogo con Forbes, desde su ciudad natal y a pocos días de arribar a la nueva edición del evento literario más importante de la Argentina, el economista sostuvo que sigue en contacto con los integrantes de la Primera Línea y que, aunque no están tan activos, si hay que salir a las calles nuevamente, lo harán.
En cuanto al plebiscito del 4 de septiembre, donde ganó la opción del rechazo a una nueva constitución redactada democráticamente, fue categórico al señalar que este resultado “hizo tranquilizar a la oligarquía chilena en que todo sigue tal cual”, pues no modificó la situación que terminó de forma favorable para aquellos que siempre estuvieron en el poder.
-La última vez que estuviste en Buenos Aires, había una gran expectativa con tu libro y en relación a la situación que vivía Chile. ¿Cómo es la realidad hoy de tu país?
Dentro de los que hablan de economía en Chile, muchos de derecha dijeron que, de ganar el apruebo, iba a venir una gran inestabilidad económica. Sin embargo, Gonzalo Martner Fanta, economista chileno, manifestó en ese entonces que el Banco Central, que es independiente del estado, y que está presidido por Rosanna Costa, cercana a la UDI, partido de derecha en Chile, cuando se vio venir que Gabriel Boric ganaría las elecciones, cosa que sucedió, comenzó a subir las tasas de interés drásticamente justificando que el origen de la inflación en Chile se debía al retiro de los fondos previsionales de AFP, fondos que maneja el gran capital para obtener dinero de inversión a muy bajo costo, privilegio que no se quería perder.
Lo cierto es que, en realidad, la inflación que vivía Chile en más de un 50% se debía a la coyuntura económica mundial generada por la pandemia. El alza que generó el Banco Central propició una inestabilidad en la inversión, propagó la cesantía y, por ende, afectó al gobierno entrante de Boric que, de inicios, estuvo en primera línea por su programa de gobierno y que, a medida que ha transcurrido el tiempo hasta hoy en día, ha ido cediendo a la presión de los grandes capitales que se manifiestan a través de los partidos políticos de derecha. El alza de la tasa de interés generó una recesión técnica durante el 2022 y, para este año 2023, se espera que la recesión se mantenga e incluso que se agrave.
-Estas medidas no ayudan.
-No se justifica esta tasa tan alta ni que se mantenga en el tiempo. Es a propósito para perjudicar a Boric. Eso hace que Chile esté en una recesión técnica que puede empeorar.
-El año pasado estuviste en la Feria y se te escuchó muy entusiasmado sobre la posibilidad del plebiscito. Pero no resultó todo tal como lo soñaron.
-La derrota del plebiscito fue un golpe duro, se rechazó una nueva constitución construida democráticamente, lamentablemente no se movió la aguja en ningún sentido ya que todo siguió tal cual con la constitución del 80. Ahora el gran capital estaba tranquilo, la incertidumbre que generaba una nueva constitución se encontraba dentro de un féretro.
Sin embargo, no todo es tan así. Porque no han llegado muchas inversiones. La economía se encuentra estancada y el crecimiento ha sido ralentizado. Hoy la gente está consumiendo lo justo y necesario, sobreviviendo a los avatares del mercado, no olvides que Chile tiene un liberalismo económico donde cada cual pone precio al mejor postor a la canasta básica sin mayores esfuerzos y que finalmente perjudica al 80% de la población.
-Por estos días, además se conoció que, en Chile, se aprobó el proyecto de 40 horas de trabajo semanales.
-Así es. La aprobación de las 40 horas es muy interesante. Todavía no está aprobado completamente. Es una lucha que se inició antes de la pandemia a partir de una propuesta de Camila Vallejos, que es la actual vocera del gobierno de Boric. Es un triunfo importante y detrás de esto va la revuelta. También empujó a que el empresariado dijera 'ah ok', soltemos la mano un poco y demos estas 5 horas menos, vamos a pagar lo mismo. Pero esto está por verse ya que se va a implementar de manera gradual en cinco años.
-¿Con esto le alcanza a la gente como para estar más tranquila?
-Sería razonable subir el salario a 500 mil pesos mensuales que son unos 620 dólares, a pesar de esa subida, la gente no puede vivir con ese ingreso. Un alquiler promedio está en 350 mil pesos en los suburbios populares y los servicios básicos como el agua, electricidad y gas también son altos, lo que los llevaría 70 mil pesos más. Pero además la gente tiene que comer, trasladarse, vestirse y enfrentar imprevistos como la salud. Hoy, en Chile, ninguna familia joven trabajadora puede tener la independencia necesaria para vivir sola con un sueldo así, están obligados a vivir con los padres en una situación de hacinamiento, esto quedó muy al descubierto con la aparición de la pandemia que socavó la economía familiar en Chile.
-Sin embargo, lo que se dice habitualmente es que Chile es uno de los países más prósperos de América Latina.
Dicen que Chile es próspero, pero esta prosperidad es en base al crédito, en base al endeudamiento de la población. Cualquier persona mayor de 18 años puede adquirir una tarjeta de crédito y quedar endeudado de por vida, ya que las multas y tasas de interés son altísimas para quienes se atrasan en el pago de la deuda.
En esta situación se encuentra el 80% de la población, ese 80% que tiene una deficiente salud pública, una igualmente deficiente educación pública subvencionada por el estado y con escasas posibilidades de educarse en estudios superiores, que obtendrá una pensión miserable y que las puertas de la banca convencional están cerradas, que los obliga a aferrarse a la banca del Retail, es decir al crédito de los grandes consorcios económicos de venta minorista que abusa indiscriminadamente.
-Hay algunos temas que están relacionados a la cuestión medioambiental que también le critican a Boric por su falta de soluciones.
-Que haya ganado el rechazo fue un tema duro para los temas ambientales. Porque en la propuesta que había en el texto de la nueva Constitución estaba eso mencionado. El tema ambiental es muy complejo porque hay mucha presión tanto del poder legislativo, es decir el congreso, y desde el capital. Este gobierno desgraciadamente está cediendo.
Por ejemplo, hace muy poco se aprobó el proyecto minero Los Bronces de Anglo América por parte del comité de ministros de gobierno a pesar de que el Servicio de Evaluación Ambiental lo había rechazado el 2 de mayo del 2022, con esto se cae lo que se dijo durante su campaña a la presidencia en 2021, que su objetivo era ser “el primer Gobierno ecológico de la historia de Chile”.
Otro de los temas que está generando ruido, es en relación al litio. Boric hizo un discurso al respecto que fue muy bueno porque puso a Chile en el centro. La propuesta es que el Estado de Chile se haga cargo de la explotación del litio con participación del sector privado, considerando el impacto ambiental y a los pueblos originarios que viven en el sector, los salares no son minas, son humedales. Pero los empresarios locales pegaron el grito en el cielo ya que quieren la torta completa para ellos sin participación del estado, suelen decir que el estado es ineficiente, pero se ha comprobado todo lo contrario con las empresas estatales de la explotación del cobre. Hace algunos días se publicó en el diario digital Interferencia que los empresarios locales subdesarrollados lo único que están viendo es cuál es su parte de la torta para llevársela inmediatamente. Ya veremos qué tan lejos y profundo avanza esta postura tan habitual de la oligarquía chilena cuando se trata de extractivismo de los recursos naturales.
Tuvieron muy buena aceptación las palabras del presidente a nivel internacional porque los grandes conglomerados que quieren participar van a poder explotar el litio y van a venir a invertir. Acá tenemos que dar el valor agregado. Tenemos que generar conocimiento, investigación y desarrollo y no mandar el litio en salmuera al exterior y que otros le den el valor agregado.
-Volviendo a tu libro que te trae nuevamente a Buenos Aires para estar en la Feria. ¿Cuál es la repercusión de tu obra por estos días?
Participé en la Feria de Recoleta, en Santiago, el 15 de abril y se invitó a los jóvenes de Primera línea a concurrir al encuentro. Fue muy grato ver que se acercaron. Estuvieron Gonzalo Badal y María José Thomas, editores de Ocho libros. De los jóvenes de Primera Línea que llegaron fueron un estudiante de ingeniería forestal y que, en su momento, lo invitamos a participar del conversatorio, fue muy emocionante escuchar su opinión y decir que, si de nuevo se requiere estar en las calles para cambiar el destino del país, que no quepa duda que ahí estarán.
Y respecto al libro en particular es muy importante para mí regresar a Buenos Aires porque cuando estuve en la anterior edición ahí me di cuenta que el libro sí impactó a la gente, le gustó, porque en algún momento me entraron las dudas. Pero allí vi la recepción por parte de los medios argentinos y la gente.
En Chile no sucedió, no quieren saber de esto, como se menciona peyorativamente en los medios y políticos, quieren enterrar el “Octubrismo”. Es un tabú, no quieren saber nada. Pero desde que estuve en Argentina, me he dado cuenta que el tema está apareciendo cada vez más. Y fue en ese encuentro en Recoleta cuando Fernando Atria, ex socialista, ahora del Frente Amplio, ex Convencional y profesor de Derecho constitucional, conversó sobre qué fue lo que quedó de todo esto y qué es lo que podemos rescatar de la revuelta.
Y lo importante es que, si no hubiese habido revuelta, no habría habido paridad de género, ni estaríamos hablando de cambiar la constitución. Por lo pronto, la de Pinochet no queda. Ya se está hablando que el modelo neoliberal prefiere una constitución en la que no se plantean derechos sociales. La conversación que se impuso es que esta nueva constitución tiene que tener derechos sociales y garantizarlos. Sin embargo, que haya ganado el rechazo fue una paliza, un cachetazo en la cara.
-Ahora el próximo 7, habrá elecciones. ¿Cómo lo ves?
Sí. El 7 va a ser interesante para la elección para consejo constitucional que son personas que fueron impuestas por congreso mediante los partidos políticos. No sabemos lo que se nos viene, cómo va a votar la gente. Puede ser que se convierta en un fracaso, la gente no valida la forma de cómo se está gestando esta propuesta de constitución, como se dice en sueco “lämnar dörren på gläntan” dejando la puerta entreabierta y no completamente abierta como debiese ser; transparencia es lo que solicita la ciudadanía. Porque así como está compuesta es de un autoritarismo solapado, no es ciudadana. Y ahí voy viendo que el libro va tomando más fuerza ya que la lucha en las calles no fue en vano.