Todos, alguna vez, nos hicimos esta misma pregunta. ¿Cuándo cae Semana Santa este año? Es una duda que se repite casi siempre en la misma época del año, que suele coincidir con el inicio de clases. Ante el interrogante, hay personas que responden de inmediato, porque esos cuatro días son, para muchos, la primera oportunidad que regala el calendario laboral para escaparse y disfrutar de unas minivacaciones.
Otros tienen que fijarse en el almanaque para chequear, porque suelen confundir la fecha de la Semana Santa del año actual con la del anterior. También están, por supuesto, los que celebran la Pascua como la fecha más importante en el calendario cristiano, ya que es una celebración que regula y modifica los períodos litúrgicos, tanto los que la preceden como los que le siguen en forma inmediata.
¿Por qué la Pascua varía de fecha cada año? Si bien la mayoría está al tanto de la movilidad del festejo, el motivo no es tan popular. El primer dato que hay que
saber: la fecha en cuestión varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril, ya que se celebra el domingo siguiente a la primera luna llena después del equinoccio de primavera en el hemisferio norte (otoño en esta parte del mapa).
Es decir, el próximo 9 de abril. El año pasado, esto mismo sucedió el 17 de abril, y el año próximo, el domingo de Pascua será el 31 de marzo. Atención Wikipedia: la información que aparece allí es errónea. El que vaya en búsqueda de la respuesta a la enciclopedia libre encontrará que, bajo el título de Calendario cristiano, se detalla que “la fiesta de Pascua se fija el primer domingo con luna llena después del equinoccio de primavera del hemisferio norte”. Y no es así, porque el primer domingo con luna llena después del equinoccio de primavera del hemisferio norte -otoño en el sur- es el próximo 4 de junio.
Una fiesta que se ajusta al ciclo lunar Ante todo, explican los expertos en teología, hay que tener en cuenta que la Semana Santa se rige por el año litúrgico que, por tradición, se ajusta al ciclo lunar –que tiene meses de 28 días– y no al año solar, con algunos días más de diferencia. En este sentido, también vale recordar que, originariamente, la Pascua tiene un origen judío.
“Las dos fiestas, tanto la Pascua judía como la cristiana, celebran la vida y la liberación por parte de Dios. Celebramos, todos, un Dios presente que libera al pueblo -dice Constanza Levaggi, docente de Sagrada Escritura de la Facultad de Teología de la UCA-. En los hechos históricos, el judaísmo conmemora la salida de Egipto, que aproximadamente sucedió en el 1250 antes de Cristo. Pero Dios sigue salvando hoy, y eso es fundamentalmente lo que se celebra. Los cristianos creemos exactamente lo mismo, que es un Dios liberador. Solo que nosotros vemos esa liberación en la resurrección de Jesús”.
En sus inicios, los primeros cristianos celebraban la Pascua de resurrección en coincidencia con el Pésaj. Pero, desde el Concilio de Nicea, en el año 325, los cristianos -luego de largos estudios y algunas disidencias entre los expertos astronómicos- decidieron separar la fecha de esta celebración y fijaron las siguientes condiciones: ya no sería el 14 de Nisán, como los judíos, sino un domingo.
Este domingo, además, debería ser el siguiente al plenilunio pascual (la primera luna llena boreal). La luna pascual es aquella, cuyo plenilunio tiene lugar en el equinoccio de primavera del hemisferio norte o inmediatamente después. Este equinoccio, aquí en otoño, se produce el 21 de marzo.
Una tradición cristiana con raíces judías
Como director del servicio de Pastoral Universitaria y parróco de San Lucas, el padre Guillermo Marcó, explicó que el Pésaj se celebra siempre el día 14 del primer mes judío, denominado mes de Nisán, que suele corresponderse con algún día de marzo o abril del calendario gregoriano, utilizado en el mundo occidental. “Pero, pese a las diferencias entre ambas religiones con respecto a la Pascua, Marcó enfatiza: "Existe una tradición cristiana con raíces judías. Sobre eso no hay discusión posible. En realidad, no se trata de dos fiestas diferentes, sino que, para nosotros, está resignificada".
Los especialistas coinciden en que la Pascua es la festividad central en el calendario cristiano. “Cuarenta días antes de la Pascua es la cuaresma, un período que comienza con el miércoles de Ceniza, que este año cayó 22 de febrero”, explica Levaggi, y de inmediato aclara que, en realidad, hay que contabilizar 46 días para atrás en nuestro almanaque, ya que no deben contarse los domingos. “Por eso, también, los feriados de Carnaval, al igual que la Pascua, varían todos los años, ya que se celebran el lunes y martes previos al miércoles de Ceniza”, dice Levaggi.
Durante el Carnaval, continúa la académica, era costumbre comer mucha carne, porque luego en la cuaresma debían evitarse las carnes rojas. “En realidad, ni carne ni huevo. Por eso comenzaron a pintarse los huevos, todo un símbolo de las Pascuas. Son muchos los datos curiosos que también se relacionan con los festejos para la gente que no es creyente”.
Más festividades
La Ascensión de Cristo se celebra 40 días después de la Pascua, y Pentecostés, diez después de la Ascensión. La semana anterior al domingo de Pascua es la Semana Santa, que comienza con el domingo de Ramos, fecha en que se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. A Jesús se lo crucifica el viernes a las tres de la tarde. La muerte y sepultura de Jesús se produjo ese mismo viernes.
La vigilia pascual es la noche del sábado. Y el domingo celebramos la resurrección, que se resignifica con el paso de la muerte a la vida. Para Levaggi, se puede hacer una analogía entre lo que sucedió en ese tiempo y la actualidad. “Jesús murió y resucitó una vez, pero en el Nuevo Testamento, los evangelios dicen que, durante la última cena, después de haber dado las gracias y partido el pan, dijo: “Hagan esto en memoria mía”. Ese memorial, entonces, es una actualización de su presencia. No es solamente algo que sucedió hace mucho sino que se renueva en el presente de cada época”.