Arnold Schwarzenegger es uno de los más grandes personajes contemporáneos. Dueño de una personalidad exuberante, logró destacarse a nivel mundial en tres áreas totalmente distintas: el fisicoculturismo, la actuación y la política. El documental Arnold (Netflix, 2023) utiliza justamente esta estructura biográfica y en tres capítulos de una hora, desarrolla los tres hitos de su vida.
Nacido en Austria, de un padre despótico y violento, que participó del ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial, Arnold descubrió la posibilidad de esculpir el cuerpo como un artista: así definen su actividad los fisicoculturistas. Se dedicó maníacamente a ese deporte y llegó en esa actividad a convertirse en la figura máxima.
Su fama en ese terreno lo llevó a los Estados Unidos, donde hizo un documental sobre el tema muy influyente llamado Pumping Iron. La película, que lo demostraba con un carisma arrollador y usando como víctima de su fanfarronería a Lou Ferrigno, le hizo comprender a muchos productores que, a pesar de su inglés -en ese momento limitado y con fuerte acento-, tenía un futuro en las películas. Luego, su paso al cine, luego de algunos intentos poco afortunados, lo llevó al estrellato. Se convirtió en el actor más taquillero expandiendo su rango actoral de las película de acción a las comedias.
Luego, se dedicó a la política y llegó nada menos que a la gobernación del estado de California, por dos períodos. Republicano, casado con una demócrata de la familia Kennedy, se mostró como un político liberal, abierto y de diálogo.
Si la vida de Schwarzenegger hubiera sido solamente una sucesión de objetivos y logros, un documental que la contara se parecería a una alabanza sin matices. Sin embargo, Arnold termina con el gran fracaso de su vida: haber arruinado una estructura familiar en apariencia perfecta al haber tenido un hijo con una de sus empleadas domésticas. El espinoso tema es enfrentado en la película por el propio Arnold con cierto decoro y bastante sensibilidad.
Ese quiebre final, luego de casi tres horas de victorias, deja al espectador rumiando su desconcierto: la más férrea de las voluntades es también capaz de engañar y mentir y sucumbir a estímulos en apariencias menores. Una vez más, la contemplación de una vida nos lleva a pensar que el ser humano, y especialmente el hombre, es un bicho muy extraño.