El éxito es un concepto altamente subjetivo que se define por el logro intencionado y la alineación de las acciones con los valores personales. Puede significar obtener un título, conseguir un ascenso o ganar confianza. Sin embargo, las mayores barreras para el éxito suelen ser internas. 

Tu personalidad puede ser un obstáculo importante, y algunos rasgos como el perfeccionismo o el miedo al error sabotean tus esfuerzos. Comprender y gestionar estos rasgos es crucial para mantenerte en el buen camino y alcanzar tu visión del éxito.

Pensemos en Jeanne, CEO de una organización sin fines de lucro durante 12 años que se enfrentó a una constante rotación de personal y a la demanda de grupos de interés, lo que creó un ambiente tóxico. Su visión del éxito incluía una cultura positiva, un equipo unido y una reactividad baja. 

Sin embargo, su hábito de complacer a la gente afectó su éxito. Al dar prioridad a las demandas de los demás, creó límites poco claros, lo que condujo a una falta de respeto y de responsabilidad. Esto erosionó la confianza del equipo y fomentó la dependencia, manteniéndola en modo de gestión de crisis.

Cada tipo de personalidad tiene un desencadenante que puede obstruir nuestro camino hacia la realización de todo el potencial. Este talón de Aquiles nos predispone a reaccionar instintivamente a menos que reconozcamos nuestros desencadenantes. La toma de conciencia es el primer paso en el proceso que abre el camino hacia el éxito.

Desencadenantes de la personalidad

Comprender cómo los rasgos de personalidad pueden sabotear el éxito es esencial para el crecimiento personal y profesional. Cada tipo de personalidad (Dominancia, Influencia, Firmeza y Conciencia) según la Evaluación DiSC, tiene puntos fuertes únicos, y desencadenantes que pueden afectar tus logros. A continuación cuáles son:

Dominancia (D)

Son Impulsivos, ambiciosos y orientados a los resultados. Las personas con este tipo de personalidad definen con frecuencia el éxito a través de grandes logros y manteniendo el control. Su mayor desencadenante es el miedo a perder el control, lo que puede llevarles a priorizar las victorias a corto plazo sobre los objetivos a largo plazo y a negarse a delegar. En última instancia, este comportamiento les impide alcanzar logros clave y mantener su autoridad dentro del equipo.

Influencia (I)

Son sociables, entusiastas y persuasivos. Definen el éxito a través de su capacidad para conectar con los demás e inspirarlos. Su mayor temor es el rechazo, lo que les impulsa a una necesidad de validación. Este miedo puede hacer que se comprometan en exceso y se extralimiten, impidiéndoles en última instancia formar conexiones profundas y significativas y mantener su influencia.

Firmeza (F)

Fiables, pacientes y solidarios, quienes tienen este tipo de personalidad definen el éxito colaborando y preocupándose por las personas. Su principal temor es el cambio o la interrupción, lo que les hace resistentes a las nuevas ideas. Esto puede hacer que pierdan oportunidades de crecimiento y que sean excesivamente precavidos, lo que en última instancia les impide apoyar y nutrir eficazmente a los miembros de su equipo.

Conciencia (C)

Son analíticos, detallistas y perfeccionistas. Definen el éxito a través de la perfección y la pericia. Su mayor temor son las críticas o cometer errores, lo que puede llevarles a analizar en exceso y a ser reacios a asumir riesgos. En última instancia, este comportamiento puede impedirles ofrecer resultados puntuales y lograr los resultados impecables por los que luchan.

Cómo superar los factores desencadenantes de la personalidad

Una vez más, la toma de conciencia es el primer paso en el proceso de desencadenamiento, una base crucial para superar los obstáculos que pueden crear sus rasgos de personalidad. Para lograr una verdadera transformación, son necesarios pasos adicionales: identificar cualquier máscara de personalidad, practicar la regulación emocional y buscar retroalimentación. 

Sin embargo, centrándonos en tres elementos de la toma de conciencia, podemos empezar a desmantelar las barreras que con frecuencia se interponen entre nosotros y nuestro éxito deseado.

1 - Comprender tu desencadenante

Tus puntos fuertes y tus desencadenantes son dos caras de la misma moneda. Las cosas en las que destacás son precisamente las que pueden verse amenazadas por tus factores desencadenantes. Los conflictos, el rechazo, la pérdida de control o las críticas pueden sentirse especialmente intensos porque afectan tus capacidades naturales. Identificar esta dinámica es crucial para una autogestión eficaz.

Por ejemplo, Jeanne, que prosperaba gracias a la conexión y la inspiración, aprendió a reconocer cuándo se sentía rechazada, una amenaza directa para sus puntos fuertes de influencia. Esta toma de conciencia del vínculo entre sus puntos fuertes y los desencadenantes la ayudó a pasar de un estado reactivo a otro de respuesta.

2 - Anticiparse a tu desencadenante

Saber cuándo se acerca un desencadenante te permite prepararte y aportar más intención para mantenerte en el buen camino. Prestá atención a los momentos en los que tus puntos fuertes o tu definición del éxito se vean amenazados. Anticiparse a estos momentos puede ayudarte a superar el comportamiento reactivo y ofrecer una respuesta reflexiva e intencionada.

3 - Gestionar su desencadenante

Una vez que hayas reconocido y anticipado tus factores desencadenantes, actuá  con decisión para controlar tu respuesta. Aceptá la vulnerabilidad reconociendo tus debilidades y utilizándolas como fuente de fortaleza. 

Desarrollá una estrategia personalizada para redirigir tu energía cuando te enfrentes a situaciones desencadenantes. Esto podría ser dar un paso atrás para reevaluar, utilizar la autoconversación positiva o participar en un breve ejercicio de atención plena. Al gestionar activamente tus desencadenantes, romperás el ciclo del auto sabotaje y despejarás el camino hacia tus objetivos.

Si comprendés, te anticipás y gestionás activamente los factores desencadenantes de tu personalidad, vas a poder liberarte de los comportamientos de autosabotaje que obstaculizan tu progreso. Adoptar estas estrategias te capacita para aprovechar las fortalezas innatas de tu personalidad, superar los obstáculos naturales y allanar el camino hacia el éxito personal y profesional sostenido.

Nota publicada en Forbes US.